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¿Eres consciente de lo que valen tus clics?

Sofisticado ratón para jugar. Ser consciente de lo que vale un clic

Sergio Figueroa

Un clic. Clic. No hay más, apenas se mueve un dedo milimétricamente y, clic. Abrir en una pestaña o en una ventana nueva, añadir a favoritos, me gusta, follow, descargar, check-in, comprar, cerrar. Internet depende totalmente del clic.

El acceso a los sitios de la red es mayoritariamente gratis: información, ocio, trabajo, socialización, herramientas, compras o pornografía. El coste de navegar solo depende de la tarifa de conexión y del equipo del que se disponga, y actualmente se puede conseguir acceder desde diversos puntos públicos sin pagar nada. Así el clic se convierte en algo trivial, sin valor.

Se sabe hasta cuántas calorías consume una persona al hacerlo, pero no existe la conciencia del clic generalizada. Qué representa, cuáles son sus efectos, a quién beneficia y en qué grado. Cada clic genera tráfico, unidades contables con las que se puede comercializar de algún modo u otro. Internet se mueve por dos valores, los usuarios únicos y las páginas vistas. El primer concepto recoge cada una de las personas que entrar en un plazo en una web por primera vez (entendiendo por persona un equipo con una IP), mientras que el segundo engloba todo el tráfico generado por un sitio durante un día completo, sumando las lecturas de varias páginas de la misma web.

En base a ese tráfico, teóricamente fácil de medir aunque motivo de peleas entre los grandes medios hasta que se reguló en 2012, se elaboran rankings, se conceden entrevistas, se establecen preferencias, se invita a conferencias y, sobre todo, se pagan tarifas publicitarias. A diferencia del resto de medios de comunicación, en Internet el tráfico se vende de una forma precisa.

Hay varios formatos, la mayoría de ellos relacionan directamente el pago con el éxito logrado. Son los llamados CPM (coste por mil), CPC (coste por clic) o CPL (coste por lead): el primero vende en general, el segundo solo la gente que hace clic en un banner o botón y el tercero va más allá y solo computa cuando alguien pincha el anuncio, accede a una web y hace un uso de ella como registrarse o comprar. El sistema es preciso.

¿Qué tiene todo esto que ver conmigo?

A base de clics se creó Google, actualmente una de las compañías más grandes del mundo. Sus avances en posicionamiento y en velocidad de navegación atrajeron el tráfico necesario para crear su propio modelo de negocio basado en los anuncios contextuales.

El consultor Benny Blue explica al detalle cuánto vale un clic cuando se trata de un anuncio de AdSense en este texto publicado por Search Engine Land. Mediante este sencillo sistema de intermediario, ligado a su motor de búsqueda, Google ya controla casi el 45% del mercado de publicidad online de Estados Unidos. Y sin embargo, para los millones de personas que pasan por sus páginas diariamente no tiene mayor implicación que el servicio que ofrece.

Cada clic construye y da forma a Internet. El usuario está aportando personalmente a la creación de un modelo determinado, al desarrollo de unos espacios frente a otros, porque todas las visitas cuentan, ya sean por interés real, por mera curiosidad o porque se escapó el dedo.

No es solo el tráfico directo que se puede vender. La parte social de la red utiliza esas mismas acciones para desarrollar su propio modelo y dibuja la estructura social. No es muy distinto a un follow de Twitter o un Me Gusta de Facebook. Y tampoco se puede pasar por alto la cantidad de datos personales que implica cada minúscula pulsación del ratón. El usuario transmite información segmentada por edad, género o localización, que algunas compañías completan gracias a sus sistemas de rastreo con otros datos que se desprenden de la visita como las palabras clave más repetidas en su historial de navegación.

Esta es la tarea de algunas de las infames toolbars que se instalan como paquete con otros programas. “Nuestra toolbar registra las palabras clave y las coteja con la base de datos de nuestros anunciantes”, cuenta para Diario Turing un programador que prefiere mantener su anonimato. “Después muestra publicidad contextual relacionada con las últimas páginas visitadas por ese usuario”.

Podría parecer que el clic es igual al consumo de cualquier otra actividad de la vida real, como hacer zapping o comprar el periódico. Pero hay una gran diferencia, la precisión de la medición en un contexto del todo gratis. Pero no tenga coste no quiere decir que no genere beneficios a alguien en concreto. Internet es otro ámbito más para ser consciente de lo que implica una decisión.

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