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La purga de Twitter inaugura una era de regresión en las redes sociales que continuará Facebook

Oficinas en Madrid de Meta, matriz de Facebook, WhatsApp e Instagram.

Carlos del Castillo

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Parte del halo de empresas disruptoras con el que consiguieron dotarse las redes sociales tenía que ver con las condiciones laborales. Nuevos conceptos de oficina, organización del trabajo y relaciones con los empleados que las promocionaron como uno de los mejores lugares para trabajar dentro de la industria tecnológica. Hace años que esa tendencia empezó a cambiar, pero la escabechina que ha sufrido los empleados de Twitter le ha puesto un punto final. Las compañías donde se podía trabajar tumbado en un puf son ahora las que te despiden con un correo electrónico genérico.

Unos 3.700 empleados de Twitter, la mitad de la plantilla, se enteraron de esta forma de que no siguen en la empresa el pasado viernes. Fue la primera comunicación que recibían por parte de Twitter desde que Elon Musk tomó posesión de ella. Hay equipos que han sido fulminados por completo. El departamento de comunicación, el de ética de la Inteligencia Artificial —que se encargaba de hacer más transparentes los algoritmos de la plataforma— o toda la división que supervisaba los derechos humanos en Twitter han desparecido, según han tuiteado sus propios miembros.

Otros, como el de marketing, el de tecnología para discapacitados o el encargado de analizar las nuevas herramientas antes de ponerlas en marcha también se han visto muy afectados. La división de seguridad y moderación de la plataforma ha sido la menos afectada, con despidos que rondan el 15% de sus plantillas. En España Twitter tenía un equipo de 30 trabajadores de los que 26 han sido despedidos. UGT y CCOO han avisado que podrían contravenir la legislación española y ser declarados nulos.

Musk no firmó los correos que informaban a los trabajadores de que estaban despedidos. No lo hizo nadie. Un día antes, el jueves, toda la plantilla había recibido un email que les emplazaba a estar pendientes de la bandeja de entrada: si continuaban en la empresa, recibirían un email en su dirección corporativa. Si habían sido despedidos, la comunicación llegaría a su mail personal. También se les pedía a todos que no fueran a la oficina, ya que estas quedaron “cerradas para ayudar a garantizar la seguridad de cada empleado, así como los sistemas de Twitter y los datos de los clientes”.

Los empleados de Twitter usaron la propia plataforma para despedirse y enterarse de qué personas habían dejado de ser sus compañeras. Los despidos afectaron a todas las escalas, desde directores de departamento a trabajadores rasos, lo que dejó escenas como la de los jefes de equipo preguntando en el Slack de la compañía —la herramienta de comunicación interna de la red social— con quién podían seguir contando este lunes.

El tijeretazo ha sido tan masivo que se ha llevado por delante a especialistas cuyo trabajo era crítico para el funcionamiento de la plataforma, a los que Musk ha tenido que pedir que vuelvan. Así lo ha confirmado la Agencia Bloomberg, que ha cifrado en “docenas” los trabajadores de áreas esenciales, como la de tecnología de Internet —que mantiene a Twitter conectado a la red— que han sido informados de que han sido despedidos “por error”.

Meta, la siguiente

Musk ha aprovechado su toma de control de Twitter para acometer una purga masiva de trabajadores amparado en los malos resultados financieros de la compañía. “No hay más remedio”, ha alegado el magnate en la plataforma, asegurando que Twitter pierde cuatro millones de dólares al día. Lo cierto es que esta red social solo ha tenido beneficios en dos ejercicios de los últimos diez y entre 2020 y 2021 perdió más de 1.600 millones de dólares.

A estos problemas estructurales se suma la huida de anunciantes que se está produciendo desde que Musk es el propietario y él achaca a la acción de “grupos activistas”. Ha anticipado que esto producirá que los ingresos caigan aún más en los próximos meses. El multimillonario dice tener planes para arreglarlo, entre los que destaca su idea de crear un “Twitter premium” por 8 dólares al mes.

Pese a todo, la situación no es exclusiva de Twitter. La gran corporación de redes sociales Meta, que gestiona Facebook, Instagram y WhatsApp, podría anunciar esta misma semana su propia oleada de despidos masivos. Según ha adelantado el Wall Street Journal, la comunicación a los empleados podría llegar este mismo miércoles y afectará a “muchos miles de empleados”.

Twitter ha despedido al 50% de sus 7.500 trabajadores. Meta tiene 87.000 empleados, según sus últimas cifras publicadas, con lo que un recorte del 5% de su plantilla ya se llevaría por delante más puestos de trabajo que el tijeretazo de Musk en Twitter. La compañía ha rechazado intervenir en la información del WSJ. Contactadas por elDiario.es, fuentes de Meta se han remitido a los comentarios de Mark Zuckerberg en su última reunión con accionistas en octubre.

“En 2023, vamos a centrar nuestras inversiones en un pequeño número de áreas de crecimiento de alta prioridad. Eso significa que algunos equipos crecerán significativamente, pero la mayoría de los otros equipos se mantendrán sin cambios o se reducirán durante el próximo año”, avisó el fundador de Facebook: “En conjunto, esperamos terminar 2023 con el mismo tamaño, o incluso con una organización ligeramente más pequeña que la actual”.

Meta no ha contestado qué impacto tendrá está política de recortes en las inversiones anunciadas en España. La corporación ha previsto la contratación de 2.000 trabajadores, construir un gran centro de datos en Talavera de la Reina, un centro de innovación en Madrid y un cable submarino. Esta expansión tiene que ver con el desarrollo del metaverso que Zuckerberg quiere priorizar frente a otras áreas de la compañía, por lo que no entraría en esta primera oleada de recortes que prepara el magnate.

En un año Meta ha perdido más del 70% de su valor en bolsa, después de que Zuckerberg anunciara su intención de apostarlo todo al desarrollo de la realidad virtual. El desplome también ha coincidido con la constatación de que Facebook ha dejado de crecer en usuarios (aunque Instagram sigue haciéndolo a buen ritmo y ya supera los 2.000 millones de usuarios) y que los beneficios del grupo se han estancado. Pese a todo Meta declaró unas ganancias netas de 4.395 millones de dólares, una cifra similar en euros.

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