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Perspectivas municipalistas para el 2020

Grupo de Mujeres municipalistas.  Foto: Elvira Megías (Ahora Madrid)

Kate Shea Baird

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El 2019 fue el annus horribilis para el municipalismo en España: dejaron de confluir varias candidaturas locales y, en los comicios de mayo, cayeron gobiernos importantes en Madrid, A Coruña o Zaragoza, entre otros. Sin embargo, no todo son malas noticias para las defensoras del municipalismo como herramienta de transformación política y social. La irrupción de las Ciudades del Cambio en el 2015 fue un salto de la calle a las instituciones con pocos precedentes en nuestros tiempos y, como tal, ha dejado estela a nivel internacional. A lo largo de los últimos años, han ganado candidaturas que se identifican como hermanas en Jackson (Misisipi, EEUU), Valparaíso (Chile), o Ámsterdam (Países Bajos) y 2020 promete traer una ampliación todavía mayor de este incipiente espacio político global.

Elecciones municipales en Francia

El primer hito en el calendario serán las elecciones locales que se celebrarán en Francia en marzo. El municipalismo se lleva trabajando en el país vecino desde la primavera del 2016, cuando surgió el movimiento de las plazas, 'Nuit Debout'. Este movimiento, que fue apoyado presencial y digitalmente por activistas del 15M, identificaba el municipalismo como posible horizonte desde su nacimiento. No es de sorprender, ya que Francia tiene una importante tradición municipalista, tanto en la capital (la Comuna de París se ha recuperado para alimentar el imaginario municipalista), como en los pueblos más pequeños (como Saillans, referente de prácticas de democracia participativa).

Las elecciones presidenciales del 2017 solo sirvieron para reforzar la hipótesis municipalista. En primer lugar, pusieron de manifiesto la dificultad de asaltar los cielos del Estado desde la izquierda con una candidatura líquida y sin base territorial como France Insoumise. En segundo lugar, la llegada de Marine Le Pen a la segunda vuelta y la imposición de Macron como mal menor hicieron más evidente que nunca la necesidad de articular una alternativa tanto a la extrema derecha como al neoliberalismo.

Es en este contexto que, de cara a las municipales, se están configurando unas 150 'listas participativas' alrededor del territorio. En Marsella, donde el actual alcalde, Jean-Claude Gaudin, no se presentará por primera vez desde 1995, se han juntado 10 organizaciones políticas y sociales para crear la candidatura “Le Printemps marseillais”. En Toulouse se fundó “L'archipel citoyen” en el verano del 2017, una candidatura con fuerte carácter ciudadanista y participativa. En pueblos más pequeños como Commercy o Quimper, activistas de los chalecos amarillos también apuestan por el municipalismo, generando así una propuesta ecologista que no rehuye de las reivindicaciones sociales.

Por último, cabe destacar el caso de Grenoble, donde el alcalde Eric Piolle busca ampliar todavía más la confluencia que le llevó a la alcaldía en el 2014, sumando todos los partidos de la izquierda. Esta vez Piolle es el favorito en las encuestas y se presentará y bajo la marca “Grenoble en Commun”, poniendo en valor así sus vínculos con el municipalismo catalán.

Si estas listas consiguieran representación institucional en un centenar de municipios y se ganaran dos o tres alcaldías importantes, se abriría una brecha de esperanza en la política francesa y, por lo tanto, europea.

El Reino Unido post-Corbyn

Al igual que Francia, el Reino Unido tiene posibilidades de abrir otro ciclo de construcción municipalista. El fracaso electoral de Labour en las elecciones generales de diciembre y la dimisión de Corbyn, están provocado una reflexión estratégica de fondo entre militantes y activistas de la izquierda británica. Aunque una parte importante de esta reflexión gira en torno a qué perfil tendría que substituir a Corbyn como líder del partido laborista y con qué programa, también genera debate el potencial radical de lo que allí llaman “el socialismo municipal”.

Los motivos son diversos: en primer lugar, el contexto de polarización nacional otorga un interés especial al ámbito local como espacio donde sumar y unir a personas con opiniones diversas sobre el Brexit. De la misma manera, el municipalismo permite crear proyectos y candidaturas diferenciadas según contextos locales diversos, otra ventaja importante en un Estado que tiene fuertes desigualdades territoriales y donde las reivindicaciones de las cuatro naciones que lo integran ganan, cada vez, más centralidad política.

Si bien es cierto que la falta de competencias de los gobiernos locales y los recortes que han sufrido durante la crisis siguen generando reparos a la hora de valorar el municipalismo en el Reino Unido, los logros del gobierno laborista de Preston, una ciudad postindustrial del norte de Inglaterra, han servido para apaciguar algunas críticas. El “modelo Preston” de contratación pública se ha convertido en referente de cómo aprovechar el presupuesto de las instituciones locales para democratizar la economía y mejorar el bienestar de la ciudadanía, al mismo tiempo que se cita cada vez más como experiencia a replicar.

Como el debate todavía está en una fase inicial es difícil que se construyan candidaturas municipalistas para las elecciones locales del 7 de mayo. Pero sí es posible que el 2020 sea el año que el movimiento Corbynista busque encauzar sus energías y aprendizajes en la política local.

Brasil contra Bolsonaro

El municipalismo ya ejerce de oposición a las políticas de especulación, violencia y ecocidio de Bolsonaro en Brasil. En las elecciones municipales del 2016 salieron elegidas varias candidatas con orígenes en las luchas vecinales, feministas, indígenas y antirracistas, como Aurea Carolina en Belo Horizonte, Marielle Franco y Talíria Petrone en Río de Janeiro o Marquito en Florianópolis. El asesinato político de Marielle Franco en marzo del 2018 puso en evidencia el nivel de riesgo que asume quien se atreva a defender los derechos humanos y plantarle cara a los abusos del Estado en Brasil. A la vez, fue la constatación de que el salto institucional de las comunidades marginadas que representaba se percibe como una amenaza real por parte de los poderes actuales.

En Brasil, pues, las comunidades más perjudicadas por el gobierno brasileño se están organizando con urgencia con vistas de las elecciones municipales de octubre. Su objetivo es “hackear” el sistema, no solo para aumentar la presencia de mujeres y personas negras, LGTBI e indígenas en las instituciones, sino también para transformarlas a través de mecanismos de democracia participativa y directa.

La red Ocupa Política está jugando un papel significativo en este proceso. Fundada en el 2017, se dedica a promover la 'ocupación' de la política institucional por activistas y movimientos y, así, la transformación del mismo sistema político. Ha ayudado a 16 candidatas a ganar representación hasta la fecha y está cada vez más articulada con procesos parecidos en otros países de América Latina, Europa y EE.UU. En Brasil hay muchísima conciencia de la interdependencia de los procesos municipalistas y la coyuntura global.

De aquellas semillas, estos brotes

Como sería de esperar, el municipalismo no gana adeptos de manera automática ni acrítica alrededor del mundo. Se acoge con más entusiasmo en los países que tienen alguna tradición histórica del municipalismo radical y, en cualquier caso, se valora en relación a las estrategias alternativas planteadas, principalmente, las de rechazar toda política institucional o de centrar los esfuerzos en ganar el poder del Estado. Asimismo, la propuesta provoca debates apasionados: sobre si el municipalismo es una verdadera herramienta de transformación o más bien estrategia 'defensiva' ante la derechización de los gobiernos estatales; sobre la falta de competencias y financiación de las administraciones locales en muchos países; sobre el riesgo de dejar atrás las ciudades pequeñas o los territorios rurales con un municipalismo exclusivamente urbanita.

Lo que es cierto es que la hipótesis municipalista ha estado cada vez más presente en los espacios de movimientos y partidos de izquierdas durante el último lustro, y parece que ha llegado para quedarse. Las semillas que se sembraron en aquella primavera del 2015 en centenares de pueblos y ciudades de España han ido echando raíces más allá de nuestras fronteras, y este 2020 seguirán brotando nuevas experiencias de movilización popular, democracia directa y transformación desde la proximidad de la vida cotidiana.

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