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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada
Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

En Gaza la burocracia israelí sentencia más a los pacientes de cáncer que la propia enfermedad

Gaza
Bahnaswy revisa sus pruebas médicas

Asma'a Bhnasawy es refugiada de Palestina de un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Ramalah llamado Yibna, que hoy forma parte de Israel. Tras vivir y trabajar en Kuwait regresó a Gaza ignorando muchas de las duras condiciones económicas, sociales y políticas de la región. 

Desde los 36 años, Bhnasawy comenzó a realizarse controles anualmente en los centros de salud de UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población Refugiada de Palestina, para luego realizarse mamografías. “Me avisan de las fechas del chequeo médico, pero yo también me hago autoexamenes periódicos. Tengo antecedentes familiares con cáncer de mama”.  

El cáncer es la segunda causa principal de muerte en el territorio Palestino ocupado y representa el 15% de todas las muertes, siendo el cáncer de pulmón en los hombres y el de mama en las mujeres los más comunes. 

A finales de 2017, a Bhnasawy le diagnosticaron cáncer de mama y tuvo que someterse a varias operaciones, finalmente le extirparon un pecho. “Para mí no fue nada fácil aceptar esta situación y me preguntaba cómo se lo tomaría mi familia. Sabía que tenía que pasar por un tratamiento quirúrgico y de quimioterapia”. 

Comenzó el tratamiento oncológico en el Hospital Abdel Aziz Al-Rantissi en la ciudad de Gaza. Sin embargo, en la gran mayoría de las ocasiones no es suficiente. La ocupación israelí sigue asfixiando a la población gazatí retrasando la entrada de las dosis de quimioterapia para pacientes con cáncer. En el caso de Asma’a se le administraron sus últimas dosis después de la fecha límite. Los hospitales se encuentran bajo una fuerte presión para poder proporcionar estos tratamientos a tiempo a todos sus pacientes. Se enfrentan a la falta de medicamentos, suministros médicos y dispositivos de diagnóstico y terapéuticos debido al continuo bloqueo impuesto por Israel desde hace 14 años. 

Aunque los casos sean críticos, las personas afectadas por cáncer entran en un círculo burocrático de restricciones de movilidad como parte del castigo colectivo impuesto por Israel. Necesitan conseguir un permiso israelí para recibir su tratamiento en hospitales fuera de la franja de Gaza y viven con la incertidumbre de si conseguirán o no ese documento que les permita salir del territorio a tiempo.  

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), antes del brote de la COVID-19 se realizaban más de 1.750 solicitudes de permisos mensuales en Gaza, un número que se redujo drásticamente tras el inicio de la pandemia. Casi un tercio de las solicitudes son de  pacientes de cáncer, otros requieren cirugías especializadas, diagnóstico por imágenes, cardiología u otros servicios. La probabilidad de supervivencia de estos pacientes, a los 6 meses desde la primera solicitud del permiso, es inferior al 90%. 

El último informe de la OMS explica que en noviembre de 2021 se solicitaron a Israel 1.630 permisos de salida de pacientes para poder salir de Gaza y ser tratados en hospitales equipados fuera de la Franja. La tasa de aprobación de las solicitudes fue de tan solo el 58%, habiendo denegado el 1% y retrasado el 41%. 

En muchas ocasiones, las personas cuyas solicitudes no son aprobadas o son retrasadas no reciben respuesta hasta el mismo día de la cita médica, lo que les obliga a reprogramar sus visitas al hospital y presentar una nueva solicitud de permiso. Esto supone un riesgo muy alto en enfermedades como el cáncer en las que el tiempo es esencial. 

El caso de Bahnaswy no estuvo libre de dificultades. No pudo recibir las sesiones de radioterapia y escaneo pues no están disponibles en Gaza, pero tampoco pudo llegar a Cisjordania para ser tratada. “No puedo ir a Cisjordania porque no tengo el reconocimiento de la identidad palestina. Me trasfirieron a Egipto y cuando llegué me sorprendió que la derivación médica no cubre las sesiones de radioterapia, sino solo las pruebas médicas. Tuve que asumir todos los gastos que se supone que paga el gobierno para los pacientes de cáncer que tienen que ser tratados fuera del país”. 

Espera poder obtener los permisos para llegar a los hospitales de Cisjordania. La espera, la eterna espera. 

Bahnaswy tiene 50 años y cuenta con el apoyo de UNRWA gracias a los  servicios de atención primaria en los centros de salud de la franja de Gaza. Madre de dos niños y una niña, lucha por ser una superviviente de cáncer en un sistema que lo tiene todo para que no sea así.  

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UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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