Los castillos más bonitos de Japón: Himeji, Matsumoto y Kumamoto

Por su forma y color, el Castillo de Himeji es conocido como el "Castillo de la Garza Blanca".

Roberto Ruiz

En Japón los castillos han mantenido un papel defensivo fundamental a lo largo de los siglos. Aunque son fortalezas que poco tienen que ver con los típicos castillos medievales europeos, estas bellas y laboriosas construcciones en madera se han vuelto uno de los símbolos del país nipón.

Sin embargo, sus materiales de construcción aguantan a duras penas el paso de los años y peor aún las catástrofes naturales y humanas. Además de terremotos e incendios los castillos de Japón han sufrido intensos y destructivos bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que sólo cuatro mantienen hoy en día su estructura original: Himeji, Hikone, Inuyama y Matsumoto.

En la actualidad son muchos los castillos que se pueden visitar en Japón, la mayoría de gran belleza, pero casi todos han terminado encontrando una nueva vida con materiales más modernos y duraderos. Entre muchos otros es el caso del Castillo de Osaka, o cómo no, el del Castillo de Hiroshima, que desapareció cuando la ciudad fue destruida con el lanzamiento de la bomba nuclear.

Himeji, Matsumoto y Kumamoto forman el “top 3” de los castillos a visitar en Japón, y te vamos a contar por qué.

El Castillo de Himeji

El castillo blanco de Himeji es conocido como “el Castillo de la Garza Blanca”, o Hakuro-jo, por recordar según la tradición a una garza a punto de emprender el vuelo. Es sin lugar a duda el más imponente de todo el país, por su estructura y su tamaño, pues con sus siete plantas, seis elevadas y una subterránea, sigue siendo a día de hoy el edificio de madera más alto de Japón.

Fue construido a mediados del s. XIV en este material, recubierto en yeso, y a pesar de sus múltiples restauraciones puede presumir de mantener su estructura original. Reconocimientos no le faltan además: es considerado Patrimonio de la Humanidad, Tesoro Nacional y Patrimonio Mundial Cultural.

El Castillo de Himeji es todo un símbolo de la autoridad y el poder del señor feudal, alzándose en mitad de una llanura como emplazamiento estratégico desde donde controlar todo el territorio. Cuenta con enormes muros de piedra en pendiente, fosos disuasorios y firmes puertas de madera que son toda una obra de arte. Como fortaleza que es cuenta con multitud de aspilleras desde donde se arrojaban flechas, balas, aceite caliente, piedras o cualquier otro elemento defensivo.

Se erigió como un símbolo de la resistencia nipona durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad fue arrasada pero el castillo siempre se mantuvo en pie, rodeado de bombas que nunca llegaron a estallar. Es posiblemente el castillo más visitado de Japón, por su belleza y por su accesible situación geográfica, de paso entre Osaka e Hiroshima. Si quieres visitarlo echa un ojo a la Web oficial del Castillo de Himeji.

El Castillo de Matsumoto

Si el Castillo de Himeji es conocido por ser el de la Garza Blanca el de Matsumoto lo es por ser el “Castillo del Cuervo”, su color negro lo dice todo. Ha superado guerras, terremotos y es uno de los pocos castillos de Japón que mantiene su estructura original y, como el de Himeji, se alza sobre una llanura y en este caso alcanza las seis plantas, con cinco pisos exteriores.

Su construcción sigue las necesidades de una fortaleza pensada para defenderse y facilitar que los samuráis mantuvieran a salvo a su señor feudal. Las vistas desde su última planta son espectaculares y en los niveles más bajos alberga un museo sobre armas de fuego. Cuenta con la peculiaridad de sumar a su edificio principal una pequeña torre para la observación de la luna.

Fue construido en 1504, está considerado un Tesoro Nacional y mantiene todos sus interiores de madera, con infinidad de columnas y escaleras que rozan el límite de la verticalidad. Es un conjunto compacto y menos voluminoso que el de Himeji pero su armonía, su ubicación junto al agua y su sobrio color negro hacen que posiblemente se trate del castillo más elegante de Japón.

El Castillo de Matsumoto se encuentra a una hora en tren desde Nagano y a dos y media desde Tokio. Es un fantástico lugar para visitar durante el sakura pues el florecimiento de sus numerosos cerezos tiñe de rosa todo su entorno. Puedes informarte sobre sus visitas en la Web oficial del Castillo de Matsumoto.

El Castillo de Kumamoto

El Castillo de Kumamoto es, junto al de Himeji y Matsumoto, uno de los tres castillos más populares de Japón. Sin embargo, el terremoto que sacudió la ciudad de Kumamoto en abril de 2016 causó graves daños a las estructuras de muchos de sus edificios, muros y alrededores. Hoy los trabajos de rehabilitación continúan su cuidadosa labor para que 400 años después de su construcción el Castillo siga luciendo todo su esplendor.

De momento y hasta nuevo aviso el Castillo de Kumamoto permanece cerrado al público. Sin embargo, el visitante puede hacerse una buena idea de su magnitud contemplándolo desde fuera y rodeando todo su perímetro. Sí es posible ver su torre principal desde el Kato Shrine, una de las principales afectadas por el temblor, aunque los derrumbes de muros y parte de otros edificios más pequeños alcanzan a todo el complejo.

Fue construido entre 1601 y 1607 por el arquitecto y fundador Kato Kiyomasa, pero un incendio consecuencia de la Guerra Civil de Seinan en 1877 quemó gran parte del Castillo. Como curiosidad, para celebrar la finalización de su construcción se plantó frente a él un ginko, árbol que hoy sigue creciendo a pesar de haber sido víctima de las mismas llamas. En 1960 fue reconstruido y su interior se utilizó para albergar el museo del castillo.

Kumamoto se encuentra a unas 3 horas en tren desde Nagasaki, en la isla de Kyushu. Para contemplar desde las alturas todo el recinto del Castillo de Kumamoto basta con subir hasta la planta 14 del Ayuntamiento de la ciudad, convertida en un mirador panorámico de acceso totalmente gratuito. En la Web oficial del Castillo de Kumamoto se informa sobre las alternativas para poder visitarlo mientras duren los trabajos de reconstrucción.

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