El Imperio Romano en España: 13 destinos para recordar la vieja Hispania

El acueducto de Segovia.

Roberto Ruiz

El Imperio Romano estuvo presente en la península ibérica durante siete siglos, desde que en el año 218 a.C. hiciera su entrada desembarcando en Empúries (Girona) hasta que en el siglo V d.C. llegasen los visigodos tras la caída del Imperio Romano de Occidente en 476. Durante este tiempo la península se nutrió de una completa red de calzadas y de numerosas ciudades, de mayor o menor tamaño, de las que en muchos casos dieciséis siglos después siguen quedando importantes restos arqueológicos.

Todos conocemos algún que otro elemento de aquella Hispania romana, e incluso muchos vivimos sobre lo que antiguamente fueron importantes ciudades levantadas por los romanos. En muchos casos utilizamos trazados marcados por ellos, como la Vía de la Plata o la Vía Augusta, y en muchos otros tenemos tan normalizado pasar junto a edificaciones de dos mil años de antigüedad, que casi ni reparamos en ellas. Restos romanos en España hay muchos, muchísimos, pero para que no se nos escapen algunos de los principales destinos romanos que podemos visitar a día de hoy, te proponemos diez de los más importantes vestigios de aquella época en la que Hispania brilló con todo su esplendor.

Mérida, la antigua Augusta Emérita

Si hay que elegir un destino español en el que el Imperio Romano brille de forma especial, ese es sin duda Mérida, en Extremadura. Y es que aunque muchos de los restos de lo que fue Augusta Emérita, capital de la provincia de Lusitania, permanecen bajo la ciudad actual, su anfiteatro, su puente, su circo, sus templos y las viviendas que han salido a la luz, nos hablan de un pasado de esplendor. Mención especial merecen su teatro, espectacularmente bien conservado y en el que desde hace ya casi 70 años se celebra el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, así como el Museo Nacional de Arte Romano, un lugar imprescindible en Mérida.

El acueducto de Segovia

Segovia es su acueducto, de eso no hay duda, y no hace falta haber estado para saber que eso es así. Es el símbolo de la ciudad, lleva en pie desde principios del siglo II d. C. y su función era la de transportar agua desde el arroyo de la Fuenfría, a 17 km de la ciudad. Su arcada mide casi 30 metros de alto y los sillares de granito están simplemente superpuestos uno sobre otro, sin ningún tipo de argamasa. Y ahí sigue casi dos mil años después.

Tarragona, la antigua Tarraco

Tarragona es el corazón del legado romano en Catalunya. La Tarraco romana fue capital de la provincia de Hispania Citerior y en el siglo II d.C. vivió un verdadero apogeo que la convirtió en una rica y próspera ciudad. Hoy podemos visitar parte de su muralla romana, el foro, el circo que tuvo capacidad para 25.000 espectadores y el anfiteatro en el que cabían otros 14.000. A 3,5 km de la ciudad se encuentra el acueducto de las Ferreres, o Puente del Diablo, originario del siglo I a. C. y en excelente estado de conservación.

Baelo Claudia, en Tarifa (Cádiz)

A unos 22 km de Tarifa, en la ensenada de Bolonia, se encuentran los restos de la ciudad marítima de Baelo Claudia, fundada a finales del siglo II a.C. por el Imperio Romano. Fue un importante centro económico en el área del Mediterraneo y todavía hoy podemos apreciar restos de sus calles, el foro, los templos, la curia, los tribunales, las tiendas, las viviendas, un acueducto o las alcantarillas. En verano su teatro acoge el Festival Anfitrión con representaciones durante el mes de agosto. 

Las Médulas, en El Bierzo (León)

Ojo a Las Médulas, porque es el único yacimiento romano del que te vamos a hablar en el que no encontrarás una edificación. Las Médulas, ubicadas en El Bierzo, en la provincia de León, fueron la mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio Romano. Su explotación se mantuvo durante unos 250 años y el paisaje quedó modificado para siempre. Hoy sus montañas rojizas pueden ser un interesante destino para aprender cómo los romanos empleaban el agua para demoler enormes cantidades de tierra y así buscar el oro entre el barro.

Segóbriga, en Saelices (Cuenca)

El Parque Arqueológico de Segóbriga es uno de los conjuntos arqueológicos romanos más importantes de la meseta. No hay ninguna nueva ciudad que cubra los restos de la antigua Segóbriga, por lo que es perfecta para comprender la disposición de las ciudades romanas y su arquitectura. Su teatro es uno de sus monumentos más sobresalientes, pero también se conserva parte de su muralla, las termas, el foro, el aula basilical, diferentes casas y el anfiteatro, en el que pudieron sentarse unos 5.500 espectadores. 

Itálica, en Santiponce (Sevilla) 

En Santiponce, a 10 minutos de Sevilla, se encuentran los restos de Itálica. De ella no solo llama la atención su anfiteatro, el trazado de sus calles, sus edificios públicos y privados, sus ricos mosaicos o su teatro donde en verano se siguen llevando a cabo representaciones, sino que fue ciudad de emperadores romanos. En Itálica nacieron Trajano y Adriano, dos de los tres emperadores romanos nacidos en Hispania, y aunque se puede visitar una gran porción de la ciudad otra gran parte descansa bajo el actual municipio de Santiponce.

Lugo y su muralla

La muralla romana de Lugo es la única del mundo que se conserva entera. Por eso y por su belleza, como tantos otros monumentos romanos, es considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fue construida hace más de 17 siglos, tiene un perímetro de 2 km y consta de 10 puertas. Conserva 71 de las 85 torres que llegó a tener y en algunos tramos alcanza los siete metros de ancho, por lo que se convierte en un agradable paseo desde donde obtener algunas de las mejores vistas de la ciudad. La leyenda dice que los romanos la construyeron no para proteger la ciudad, sino el Lucus Augusti, el Bosque Sagrado de Augusto, de donde proviene el nombre de Lugo. 

La Torre de Hércules, en Coruña

La Torre de Hércules es uno de los símbolos más característicos de Coruña, y es que ahí donde la ves se trata de uno de los faros romanos más antiguos del mundo, y que además sigue estando en funcionamiento. Fue construida por los romanos en el siglo I d. C. y aunque en origen era más baja y más ancha, la reforma que se llevó a cabo en el siglo XVIII conservó y además realzó los restos romanos del monumento. A la entrada del faro verás los restos de los cimientos originales, así como una inscripción latina donde se indica el nombre del arquitecto, Gaio Sevio Lupo.

Las villas romanas de La Tejada y La Olmeda, en Palencia

Y por último, después de ciudades y construcciones monumentales, queremos reparar en dos grandes mansiones rurales ubicadas en la provincia de Palencia: La Tejada y La Olmeda. Llaman la atención por la riqueza de sus mosaicos y sus numerosas estancias, en las que se puede apreciar a la perfección el sistema de calefacción bajo el suelo, o hypocaustum. Para hacernos una idea de su grandiosidad nada mejor que un par de datos: la villa de La Olmeda tiene una extensión de 4.400 m2, con 35 habitaciones, de las que 26 están decoradas con 1.450 m2 de mosaicos conservados in situ.

Puente Romano de Alcántara (Cáceres)

El puente Romano de Alcántara se ubica sobre el río Tajo y fue construido por Cayo Julio Lácer, en el siglo II d.C. 

La obra arquitectónica reúne las cualidades que se buscaban en las construcciones romanas: utilidad, robustez y firmeza y belleza. Y es que no están reñidas estas cualidades de utilidad y belleza aunque parezca que hoy en día la tendencia sea otra en algunos ámbitos del interiorismo y la arquitectura.

En el puente puede leerse una inscripción que dice en latín “El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo”.

La civilización romana era sin duda una civilización que creía en los valores de la firmeza, la fortaleza y a la vez la filosofía, el arte y la belleza. Todos estos valores se representaban en la sociedad así como en construcciones como esta. Así que si no quieres perderte una de ellas en Cáceres, ¡visita el Puente Romano de Alcántara!

Empúries (Girona)

Ni más ni menos que en Girona se encuentran también restos de la gran civilización romana. Y es que Empúries fue un lugar muy importante en la etapa de instauración de las culturas griega y romana en la Península Ibérica.

La antigua ciudad romana Emporiae, descansa en los restos de un yacimiento que fue creado en el siglo I a.C sobre las estructuras de un campamento militar romano que fue instalado durante el siglo anterior. 

En aquel entonces la salida al mar Mediterráneo de Ampurias era un punto importante de conexión internacional para el Imperio Romano en Hispania. 

Si visitas Ampurias podrás hacerte una idea de la dimensión de este Imperio y lo que eso significaba a nivel social y económico en el resto del mundo. Y es que el comercio a través del mar era clave en Imperios de esta envergadura.

Villa romana de las Musas (Navarra)

La llamada Villa de las Musas recibe este nombre porque se descubrieron en este lugar de Navarra los restos de este punto que fue clave en la Hispania Romana. Y es que el espectacular mosaico romano de Las Musas se encontró aquí y aunque está expuesto en el Museo Arqueológico Nacional, en esta villa se puede visitar una reproducción. La obra representa a las nueve diosas y sus maestros. 

Los resultados de las excavaciones han permitido a los profesionales afirmar que esta villa fue creada y habitada entre los siglos I-III d.C. Entre otros hallazgos que se han encontrado, destacan catavinos de cerámica y otros indicios que señalan que en su época la villa estuvo relacionada con la producción de vino y todo lo que conlleva este oficio agrícola y la importancia que cobró durante el Imperio Romano.

¿Te gusta la historia clásica y eres un amante de la mitología romana? Entonces no te pierdas la Villa Romana de las Musas en Navarra y, si tienes oportunidad, visita también la obra original en el Museo Arqueológico Nacional.

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