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La ley del silencio de MAFO

Iñigo Sáenz de Ugarte / Iñigo Sáenz de Ugarte

Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha demostrado hoy en el Congreso de los Diputados que la amnesia selectiva es la respuesta por defecto de las grandes autoridades del Estado ante la crisis financiera. Buscar respuestas a la crisis del sistema financiero es un camino peligroso, según el ex gobernador del Banco de España. “Resulta contraproducente buscar chivos expiatorios”, ha dicho en su comparecencia, la primera de una serie que tendrá en el jueves su gran día con la aparición de Rodrigo Rato y Elena Salgado.

Para MAFO, la prioridad en estos momentos es el consenso, buscar acuerdos entre las grandes fuerzas políticas para devolver la confianza al sistema financiero. Para ello, ha citado una frase del socialista Ernst Lluch (con cómica imitación del acento catalán incluida): “Al dinero no le gusta el ruido”. Rendir cuentas ante el Parlamento es aparentemente una forma de 'ruido' que hay que controlar.

En realidad, la amnesia de MAFO es selectiva. No quiere que se cuestionen las decisiones --o falta de ellas-- del Banco de España antes de que estallara la burbuja inmobiliaria y financiera, pero él, de forma a veces velada, no ha tenido tanta discreción al referirse a algunos pasos dados por el actual Gobierno, en especial en relación a Bankia. more

Fernández Ordóñez ha dicho a los diputados que fue “un error” forzar la salida de Rodrigo Rato de Bankia: “El asunto de Bankia estaba resuelto con el plan del Banco de España, que tenía condiciones como era la de un presidente no ejecutivo, pero no cesar a Rato”. La frase es un ataque directo a Luis de Guindos, que decidió --en una decisión también muy criticada dentro del PP-- que Rato no podía continuar al frente de Bankia, entre cosas por su condición de exvicepresidente económico de gobiernos del PP.

De creer a MAFO, el proceso de saneamiento de Bankia no exigía la salida de la anterior cúpula directiva, mientras que las medidas traumáticas alentadas por el Gobierno han minado la confianza internacional en el sistema bancario español y en el propio Banco de España. Ya al principio de su intervención, el exgobernador había denunciado una “campaña de descrédito” contra el banco central, pero luego no identificó a los supuestos responsables.

Su intervención ha desafiado la mayoría de los análisis que aparecen en la prensa española e internacional sobre la situación de bancos y cajas españoles. Donde los demás ven un agujero inmenso creado por los activos tóxicos de la burbuja que la economía española no puede sanear con sus propios recursos, MAFO ve una situación muy diferente: “No es verdad que el sistema bancario español esté mal”. Para ello, se ha atenido al análisis que hace el FMI en su último informe.

En su análisis, todo se debe a la segunda recesión que nadie vio venir. Más que discutible, esto es falso, porque la prensa anglosajona dedicó un alto número de artículos en 2009 y 2010 a la posibilidad de una “double-dip recession”. La recaída de las economías occidentales era una amenaza ya contemplada. Según MAFO, sin ella los problemas de los bancos españoles hubieran sido asumibles.

Como cabía esperar, Fernández Ordóñez ha elogiado su gestión en el Banco de España, incluida la fusión de cajas de ahorros en dificultades que ahora van a necesitar decenas de miles de millones de euros en fondos públicos que tendrá que prestar la UE. Si acaso, la culpa es de los políticos, nunca del Banco de España.

Fueron “motivos políticos” los que obligaron a una reestructuración más lenta. MAFO ha sugerido que la creación de un 'banco malo', para reunir los activos crediticios más tóxicos, tendría que haberse adoptado hace mucho tiempo. Pero para ello se habrían necesitado fondos públicos mientras que la prioridad de los gobiernos era “buscar soluciones exclusivamente en el ámbito privado”, lo que exige más tiempo. En otras palabras, los políticos afrontaron la reestructuración financiera con una gran lentitud.

Si echamos la vista atrás, la culpa también es de los gobiernos, no del banco central: “Si durante los seis años de expansión (en los gobiernos de Aznar y Zapatero), se hubieran reformado las cajas, no habría sucedido lo que ha sucedido”.

De ello habría que deducir que la regulación del sector no fue suficiente, o al menos la adecuada. Sin embargo, MAFO --que ha planteado varias ideas aparentemente contradictorias en su larga intervención-- también ha dicho que el Banco de España no se dejó arrastrar por la tendencia desreguladora que se produjo en la última década en muchos países occidentales.

El formato de estas comparecencias escasamente puede producir un debate real. El compareciente no tiene que responder a cada portavoz, sino que todos ellos plantean sus preguntas --en total, decenas-- y luego al final reciben una respuesta colectiva.

Eso ha permitido que Fernández Ordóñez se haya quitado de encima una pregunta sobre las preferentes con un escueto “creo que eso está encarrilado”. Ni una palabra sobre cómo pudo el regulador permitir que los bancos vendieran estos productos financieros, con engaños en algunos casos, a clientes que no estaban en condiciones de comprenderlos y que ahora se sienten estafados. Ese fue otro de los asuntos a los que MAFO aplicó la amnesia selectiva.

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