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Que la realidad no te estropee el titular que te dictan desde Génova

La del Partido Popular en la calle Génova de Madrid

Carlos Hernández

En la Universidad Complutense de Madrid, en la que estudié periodismo allá en la Prehistoria, una de las pocas cosas que aprendí es a diferenciar entre información y opinión, entre línea editorial y manipulación. Desde entonces ha llovido tanto que ya casi nada me sorprende. Es complicado escandalizarse por alguna noticia distorsionada en un país en el que buena parte de la prensa mintió conscientemente a sus ciudadanos sobre la autoría del mayor atentado terrorista de nuestra historia, sin importarle que, en ese momento, los cadáveres de 192 compatriotas aún estuvieran calientes. Es difícil asustarte cuando has leído “informaciones” en las que se afirmaba que el presidente del Gobierno español iba a entregar Ceuta y Melilla a Marruecos a cambio de que este país silenciara la verdad sobre ese mismo atentado. Aún me entran sudores fríos cuando recuerdo el día que estaba en Bagdad, poco antes de la invasión estadounidense, a punto de entrar en directo para Antena 3, y escuché por el pinganillo como un “compañero” desde el Congreso de los Diputados afirmaba que el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, había presentado ante el pleno «pruebas irrefutables» de que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva. 

En fin, que no soy un ingenuo ni me asusto con casi nada, pero creo que es necesario incidir en esta realidad paralela que siempre intenta crear una parte de la derecha española, la que se mueve más por el business que por la ideología. Es necesario porque no es tolerable, por mucho que se empeñen en que lo asumamos como algo normal, y porque condiciona el escenario político y social de nuestro país. No tener en cuenta este hecho es el que lleva a muchos, durante cualquier noche electoral, a rasgarse las vestiduras sin entender por qué un político corrupto ha sido reelegido o las razones (no son las únicas) por las que el partido de los recortes ha obtenido un importante respaldo en los barrios obreros. 

En nuestro país la mayoría de los medios de comunicación conservadores que tienen su sede central en Madrid hace ya mucho tiempo que olvidaron esa lección básica que aprenden los estudiantes de periodismo durante el primer curso de la carrera. Todos los días encontramos muchos ejemplos en esos diarios, radios o televisiones, pero lo de este jueves ha sido realmente memorable. El paro bajaba en España del 15% por primera vez en diez años y estos eran los titulares de los principales medios de comunicación conservadores:

ABC: La ocupación crece, pero al menor ritmo desde 2015

El Mundo: La primera EPA de Sánchez: el peor verano para el empleo desde 2016 en términos de ocupación

La Razón: Primera EPA de Sánchez: el empleo se estanca, con el dato más bajo desde 2016

OK Diario: La creación de empleo de Sánchez se estanca en la primera EPA de Sánchez: marca el dato más bajo desde 2016 

Aparte de las sospechosas similitudes en la redacción de los titulares, lo llamativo era la forma en que camuflaban en sus crónicas, perdido entre otras muchas cifras y rodeado de “peros”, ese descenso histórico por debajo del 15%. Casi igual de divertido, a la vez que patético, era ver como estos medios que defendieron como buenos legionarios la dura reforma laboral de Rajoy, ahora empiezan a expresar su preocupación «por la pérdida en la calidad del empleo». Y lo hacen, rizando el rizo, sin dar voz a los sindicatos que llevan denunciando ese aspecto desde hace siglos. Los aparentemente buenos datos del paro tienen muchos matices, ahora y cuando gobernaba el PP. Los cuatro principales son la inaceptable precariedad, la alta tasa de desempleo entre los jóvenes, la brecha de género y el alto número de parados de larga duración. Es necesario denunciar esos aspectos exactamente igual ahora que antes y, por ello, el giro discursivo de los medios de la caverna resulta tan sonrojante. Pasar de la loa incondicional y desmesurada a esto… Sinceramente, creo que habrían insultado menos nuestra inteligencia si hubieran titulado: “El paro baja del 15%, pero nosotros nos cagamos en Sánchez y en Iglesias”. 

Si en el caso anterior estaríamos hablando de burda manipulación, este mismo jueves encontrábamos ejemplos perfectos de lo que es confundir información y opinión. Ante los datos del último CIS en los que el PP no queda en buen lugar los titulares eran:

COPE: El CIS a la carta de Sánchez: El PSOE amplía su ventaja y Cs se sitúa por delante del PP

ABC: El CIS de Tezanos castiga al PP con una bajada de 2,6 puntos y premia al PSOE con otra subida

La Razón: El CIS de Tezanos da una ventaja de 10 puntos al PSOE sobre Cs, que adelanta al PP

El Mundo: Sánchez casi dobla en votos a Casado según el CIS de Tezanos

OK Diario (con una foto del director del CIS con una nariz de Pinocho): Tezanos da 13 puntos de ventaja al PSOE sobre el PP cuando la media de las encuestas es del 2,5 

Me parecen más que legítimas las críticas a los métodos demoscópicos utilizados por el máximo responsable del CIS, pero para eso están los artículos y los editoriales. Esa confusión premeditada entre datos objetivos y opiniones es una práctica criminal desde el punto de vista de nuestra profesión, pero también desde el punto de vista democrático. Sé que si alguien del entorno de los medios citados lee estas reflexiones contestará con el típico “y tú más”. Ese es un argumento en el que muchas veces caemos los propios periodistas que nos consideramos de izquierdas o de derechas, pero profundamente independientes. Acabamos comprando esa idea de que, al fin y al cabo, todos los medios hacen cosas parecidas. No es verdad. No. Rotundamente no.

No es lo mismo El País que el ABC, El Periódico que La Razón, La Sexta que 13 TV, eldiario.es que… pongan ustedes el medio de la caverna que quieran. No es lo mismo la RTVE de José Antonio Sánchez que la de Rosa María Mateo. Pero voy mucho más allá. No es lo mismo la Telemadrid de Esperanza Aguirre que la actual cadena pública madrileña. No es lo mismo OK Diario que El Confidencial. No es lo mismo Onda Cero que la COPE. No es lo mismo el ABC de Zarzalejos que el de Bieito Rubido. No. No es lo mismo línea editorial que manipulación.

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