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Por la transparencia y la conciliación, pero ya si eso después del 7

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras firmar el acuerdo de Gobierno.

Esther Palomera

El papel lo aguanta todo. Gran frase para la política. Uno diría que nació pegada a ella y a quienes desde los partidos hablan, prometen y no cumplen. En materia de transparencia, en los compromisos de regeneración política; en el respeto a la libertad de información y opinión y hasta en los planes para la conciliación de la vida laboral y familiar. 

¿Han escuchado a algún partido oponerse a ella? Nunca. Ha habido decenas de comisiones parlamentarias en favor de la racionalización de los horarios de trabajo. Derechas e izquierdas lo llevan en todos sus programas electorales. Mucho esfuerzo teórico, pero sigue siendo otra asignatura pendiente y la demostración de que algunos juramentos por solemnes que sean acaban en mera retórica.

Ahora que toda España se ha enterado que ERC marca la agenda del socialismo, Pedro Sánchez ha decidido hacer lo propio con la de ujieres, conductores, letrados, asesores, administrativos, taquígrafos, policías, periodistas, diputados y demás personal del Congreso y disponer de su tiempo familiar y vacacional. Sin necesidad alguna, y solo porque le va bien convocar el pleno de investidura los días 4, 5 y 7 de enero, en plenas vacaciones navideñas y con sesión incluida la víspera de Reyes. No lo entienden ni los socialistas, que ya algunos han comunicado baja en la Ejecutiva que su secretario general ha convocado para que el día 3 le bendigan el acuerdo con los independentistas. Nadie es capaz de dar un argumento sólido al por qué hay que hacer en un fin de semana, a modo de investidura clandestina, lo que se puede hacer en día laborable después de Navidad.

La sesión plenaria arrancará el sábado y seguirá el domingo, cuando está prevista la primera votación que se espera fallida al carecer el candidato de la mayoría absoluta necesaria para salir elegido. Sánchez salva así la Pascua Militar y el tradicional discurso del Rey del día 6, no porque le importe lo más mínimo la agenda del monarca, sino porque la Constitución establece un plazo de 48 horas entre la primera y segunda votación, en la que ya el día 7 saldrá investido porque solo necesita más “síes” que “noes” en el recuento.

El motivo de tan esperpéntico e insólito calendario no se explica más que por el objetivo de evitar que la agenda del presidente se solape con el calendario de Carles Puigdemont en Bruselas a la vuelta de las Navidades y su pelea por la credencial como europarlamentario. El caso es que no ha tenido bastante con faltar a su compromiso de explicar al detalle el acuerdo de gobierno con Unidas Podemos después de dar un sonoro portazo a los medios de comunicación el día de la puesta de largo del documento, que lo siguiente ha sido dar una patada al tablero al contenido del pacto de coalición.

Lean, lean… El punto 1.10 dice: “Para favorecer la conciliación laboral, familiar y personal y la necesaria corresponsabilidad entre hombres y mujeres promoveremos un pacto social y político por la racionalización de los horarios, que incluirá una Ley de usos del tiempo y la racionalización de los horarios. Todo ello nos permitirá reorganizar completamente los tiempos de trabajo, ocio y cuidados”. Ahí es nada. 

Con la conciliación pasa lo mismo que con la libertad de expresión y las medidas por la transparencia: o se está a favor o se está en contra. No hay medias tintas, no vale decir una cosa y practicar la contraria. No hace ni 48 horas que conocemos el documento del acuerdo de gobierno y la realidad ya ha desmentido parte de su letra. Pero dirán que esto es un compromiso a medio, que hasta que la Legislatura no eche a andar no se puede legislar, que no hay otro remedio, que España necesita con urgencia un gobierno progresista… Lo que quieran decir. Pero la verdad es que Sánchez acaba de estampar su firma en un texto en el que pone negro sobre blanco que impulsará una ley para poder conciliar y una “estrategia nacional para la lucha contra la desinformación desde el respeto escrupuloso a la libertad de expresión e información” y sus primeras decisiones han sido para todo lo contrario. Así que ya saben: un gobierno por la transparencia y la conciliación, pero ya si eso a partir del día 7. Mientras tanto, los que puedan disfruten de la magia de los Reyes Magos. Y los que no, al menos que tengan salud para el trabajo.

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