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La patronal hostelera de Zaragoza se niega a mejorar las condiciones laborales de 'Las Kellys' que cobran el SMI

La mayoría de las camareras de pisos trabajan para empresas multiservicios.

Óscar F. Civieta

Zaragoza —

El sector hostelero zaragozano no escapa a la precariedad laboral que parece inherente a las camareras de piso. Y la situación no tiene visos de cambio inmediato. Los sindicatos exigieron a la patronal una mejora en las condiciones laborales de las ‘kellys’ y esta se negó. Ahora las negociaciones para redactar un nuevo convenio de hostelería están rotas, aunque no por esta razón.

El problema, explica el secretario de Acción Sindical de la Federación de Servicios de CCOO Aragón, Gerardo Montori, es que este es un servicio que la mayoría de hoteles tiene externalizado. Por tanto, gran parte de las camareras de pisos trabajan para empresas multiservicios y, aunque varíe ligeramente dependiendo del convenio de cada empresa, los sueldos suelen superar por poco el SMI (707 euros mensuales).

Sin embargo, según el convenio de hostelería, estas trabajadoras deberían percibir 1.033 euros. Esto sucedería si fueran plantilla del hotel y, por ende, estuvieran sujetas a este convenio. Partiendo de aquí, la propuesta realizada por los sindicatos es que a todas las personas que trabajen en el hotel se les aplique las condiciones salariales que establece el convenio de hostelería. Algo que ya sucede en la provincia de Teruel y está en vías de negociación en Huesca.

La respuesta fue un ‘no’ rotundo. Incluso, recuerda Montori, aseguraron que era “una línea roja que no iban a pasar”, lo que provocó que las negociaciones se bloquearan durante meses. Finalmente, señalan desde CCOO, “tuvimos que claudicar en esta petición”. Lo que sí han logrado es acordar que el futuro convenio (si finalmente hay fumata blanca) sea solo de dos años: “Queremos un convenio corto para poder retomar el tema dentro de poco”, explica.

Subida salarial

Superado (por cesión sindical) este obstáculo, las negociaciones continuaron hasta que se rompieron definitivamente el 24 de enero. El motivo en este caso fue la oferta salarial de la patronal. Los sindicatos pedían una subida del 3% entre 2016 y 2017, con revisión al alza del IPC a finales de la segunda anualidad. La contraoferta de la patronal fue un aumento del 1% anual, sin revisión. Ergo, una subida inferior al IPC, que se estableció en un 1,6% de media anual en 2016.

Los sindicatos se han negado rotundamente a firmar un convenio colectivo con estas características. Recuerdan, además, que, “en aras de alcanzar un acuerdo”, ya cedieron en asuntos como “la regulación de la subcontratación o la mejora de la nocturnidad”. Este segundo aspecto se refiere, señala Montori, a que en Zaragoza la nocturnidad se retribuye a partir de las 00:00 horas, y lo que solicitan es que se haga desde las 22:00 horas.

Un gran año para el turismo

Tamaña abulia para aceptar ciertas mejoras en las condiciones laborales choca de bruces con la realidad del sector. Según datos del Instituto Aragonés de Estadística, en 2016 entraron 1,44 millones de viajeros en Zaragoza. Esto supone mejorar las cifras, incluso, de 2008 (año de la Expo) cuando arribaron 1,29 millones. Las pernoctaciones se fueron hasta los 2.516.060, una cifra muy parecida a la de 2008 (2.586.606), que, además, supone un incremento del 31 % respecto a 2015: 2.174.060.

La cantidad de personal empleado lleva una trayectoria inversamente proporcional. En 2008 (1,29 millones de viajeros) había 2.231 personas empleadas en hostelería. Después de la Expo llegó la caída y, en 2013 (con 1 millón de turistas), había 1.668 trabajadores y trabajadoras.

A partir de ahí, el número de personas que visitó Zaragoza (y las pernoctaciones) no paró de subir: 1,18 millones en 2014; 1,26 en 2015 y los ya comentados 1,44 en 2016. Y la cantidad de empleados no cesó de bajar: 1.604 en 2014; 1.562 en 2015, y 1.500 en 2016. Los sindicatos lo tienen claro: “La patronal propone que en al año con mayor carga de trabajo y con menor número de empleos, los trabajadores y trabajadoras pierdan poder adquisitivo”.

Esto significa, apunta Montori, que menos trabajadores soportan más carga de trabajo, lo que, “obviamente, repercute en el servicio y también afecta desde el punto de vista de la salud laboral”. Señala, de nuevo, a la externalización de servicios como una de las causas principales que explica el descenso en la cantidad de personal empleado: “Muchos de los trabajadores que en 2008 formaban parte de la plantilla de los hoteles, ahora trabajan para una empresa de multiservicios”.

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