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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Los conejos criados por su carne sufren en España las peores condiciones de toda la Unión Europea

gazapo

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A pesar del descenso en el consumo de carne de conejo, España sigue siendo líder en producción y consumo en Europa, seguida por Italia y Francia. En 2020, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) denunció que las explotaciones españolas utilizan el peor sistema de producción posible en términos de bienestar animal, y que el 20% de los conejos mueren antes de llegar a los mataderos. Ahora, esta investigación encubierta expone la extrema deficiencia de las normativas sobre bienestar animal que se aplican a estas explotaciones en España.

Coincidiendo con el proceso de consultas públicas del borrador de la nueva legislación de la Unión Europea en materia de bienestar animal, AnimaNaturalis hace públicas un informe sobre las “deplorables” condiciones en las que se cría, engorda y desecha a los conejos en España, después de haber accedido durante este año 2023 a diez granjas en algunas de las regiones con mayor censo de conejos en estas explotaciones: Castilla y León (1.465.886), Cataluña (879.977), Aragón (467.063) y Castilla-La Mancha (292.576).

En España hay actualmente 1.412 granjas de conejos de engorde en funcionamiento, y solo en 2022 se sacrificaron por su carne 33,3 millones de estos animales. Según la estimación de la EFSA, ese año habrían nacido 41,25 millones de conejos, pero una quinta parte acabó en contenedores de basura antes de llegar a los mataderos.

La investigación muestra conejos vivos conviviendo con cadáveres, animales amontonados en jaulas convertidas en fosas comunes; camadas enteras de gazapos aplastados, devorados por gatos o agonizando sobre las rejas; instalaciones cubiertas por telarañas, pelo y suciedad, o con los fosos rebosantes de purines anegando los pasillos; conejos fuera de las jaulas condenados a morir de hambre y sed; gazapos sin vida entre excrementos; animales con enfermedades sin tratar en los ojos, los oídos o la piel, así como con deformaciones en las patas o en las uñas, abortos, tumores; conejos arrancándose el pelo unos a otros por estrés y deficiencias nutricionales; y contenedores de basura llenos de cadáveres en cada explotación.

El informe de la investigación destaca el dantesco descubrimiento de una granja en desuso, presuntamente desde 2018, en el que se mantienen cientos de conejos en estado de momificación aún en sus jaulas. Según el informe veterinario, asegura AnimaNaturalis, hay indicios de que los animales podrían haber sido abandonados a su suerte y murieron de inanición tras una posible quiebra del negocio. “No es probable que todos los animales murieran de forma simultánea por una enfermedad y, de haber sido el caso, deberían haberlos retirado siguiendo el protocolo sanitario”.

La producción de carne de conejo en la UE se concentra principalmente en el Mediterráneo, con España a la cabeza. Representa solo el 3% de la carne consumida, pero atendiendo al número de individuos, los conejos son el segundo animal más criado y sacrificado para consumo humano en la Unión Europea: 180 millones de conejos. Y eso a pesar de que el consumo per cápita ha descendido un 50% desde 2018 hasta los 750 gramos anuales en España, por encima de los 570 gramos de media europea.

En los últimos años algunos de los mayores productores de carne de conejo han empezado a “implementar sistemas considerados de mayor bienestar”, asegura el informe de la investigación, pero el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español “no muestra intenciones” de avanzar hacia un sistema libre de jaulas hasta que no sea obligatorio en la UE, en línea con el compromiso de eliminarlas para todos los animales en granjas antes de 2017. Ese compromiso fue impulsado por la Iniciativa Ciudadana Europea 'End the Cage Age’, una consulta vinculante respaldada por 1,4 millones de ciudadanos para reclamar mejores condiciones para los más de 300 millones de cerdos, terneros, gallinas y conejos, entre otros.

Además del uso de jaulas tradicionales, los expertos de la EFSA destacaron en su denuncia de 2020 otros problemas para el bienestar de los conejos derivados del sistema de cría español, todo ello en un contexto de declive del sector, considerado “preocupante” por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su último informe sobre cunicultura. Solo entre 2022 y 2023 han cesado su actividad el 11% de las explotaciones de conejos para carne, y el censo de estos animales se ha reducido un 6,6%. En paralelo, el gasto de los hogares en carne de conejo se redujo un 19,25% entre 2021 y 2022 y el consumo per cápita se ha reducido a la mitad desde 2008. Las exportaciones se han reducido un 19,6% de 2022 a 2023, pero las importaciones han aumentado casi un 58%, y en ambos casos el principal socio de transacción en Portugal, donde las condiciones de cría son muy similares a las de España.

Ante este escenario, diferentes alianzas tratan de incentivar el consumo de carne de conejo a toda costa, sobre todo mediante subvenciones europeas. Desde 2022 la European Rabbit Association reúne a asociaciones y federaciones cunículas de diferentes países europeos. En 2018, Intercun y Aspoc iniciaron una campaña de tres años, ‘El secreto de la carne de conejo’, con fondos públicos europeos para blanquear esta industria en España y Francia. 

En este contexto de declive del sector, España fue señalada por la EFSA en 2020 por mantener el peor sistema de alojamiento y no mostrar intenciones de probar alternativas. “Las principales conclusiones del estudio fueron que las jaulas convencionales representan la mayor amenaza al bienestar de los conejos debido a la restricción de movimientos (con una certeza del 66 al 99%), y que, en el caso de los gazapos, los modelos al aire libre y en corrales elevados suponen un alto riesgo de estrés térmico, por lo que tampoco garantizan su bienestar”.

Condiciones de explotación

Las conejas reproductoras son inseminadas artificialmente y embarazadas 8,5 veces en un mismo año. La gestación de las hembras dura unos 31 días, y se mantienen junto a los gazapos 56 días más hasta el destete. A los 2 años, cuando se reduce su productividad, son enviadas al matadero, o simplemente no soportan las condiciones y mueren en las granjas, aunque su esperanza de vida puede llegar a los 12 años.

En el momento de la cubrición, el sistema reproductor de las conejas necesita de forma natural de la presencia del macho para entrar en funcionamiento. Sin embargo, en los procesos industriales de cría, estas hormonas se administran a las hembras artificialmente a través de medicamentos. Durante esta investigación, el equipo de AnimaNaturalis pudo registrar fetos de conejo en las jaulas y los fosos de excrementos, junto a hembras muertas a causa de abortos. De cada camada, que suele constar de entre 10 y 12 gazapos, se estima que el 9,45% morirán durante la lactancia y un 10,35% durante la fase de engorde.

Los conejos suelen nacer en un nido –normalmente una bandeja de plástico situada en un anexo a la jaula, a la que la coneja tiene acceso a través de un hueco circular--, idealmente cubierto y con una base de paja y pelo previamente acomodado. Nada más nacer, los conejos son extremadamente delicados y pueden sufrir de estrés térmico, por lo que dependen completamente del calor y la atención de la madre. A veces, los gazapos caen desde el nido a la zona de la reja, y la propia forma de la jaula les impide regresar o que la hembra pueda devolverlos, viéndose condenados a morir de hipotermia sobre los barrotes o a ser aplastados. Los que sobreviven son enviados al matadero con sólo 3 o 4 meses de vida, cuando han alcanzado entre 2,5 y 3 kilos de peso, tal y como demanda el mercado. Durante ese tiempo permanecen en las mismas jaulas, junto a sus madres hasta que son destetados y ellas inseminadas de nuevo, y cada vez más hacinados a medida que van engordando.

Las explotaciones ganaderas ya contemplan como parte del negocio que un porcentaje del producto, en este caso los animales, no será apto para la venta. Cuando ocurre esto, y los conejos u otras especies destinadas a consumo no soportan las condiciones a las que son sometidos, resulta más barato para la empresa dejarlos morir que ofrecerles la atención veterinaria individualizada que pudieran necesitar. Cuando se detectan conejos enfermos es “habitual” matarlos agarrándolos de las patas traseras y estampándoles la cabeza contra la pared.

AnimaNaturalis asegura que la muestra de explotaciones visitadas incluye granjas de diferente tamaño, antigüedad y nivel de higiene, por lo que refleja el estándar de las condiciones de vida del 99% de los conejos criados en España, donde solo el 1% de las explotaciones están clasificadas como ecológicas, ofreciendo supuestamente mayores garantías de bienestar animal.

La longitud aproximada de un conejo es de 75 centímetros, y los alojan en jaulas de una medida estándar de 45 x 60 centímetros, por lo que no pueden tumbarse completamente y mucho menos saltar, descansando toda su vida sobre rejas de unos 3 milímetros que les dañan las patas y llegan a provocarles patologías muy dolorosas. Las jaulas suelen estar un metro sobre el suelo, y bajo ellas los excrementos caen a unas canaletas que se limpian periódicamente extrayendo totalmente el material acumulado o almacenándolo en una gran fosa en el exterior.

Normalmente, el sistema de limpieza consta de unas palas automáticas que arrastran los purines hasta la fosa, y que suele ser automático accionado con un botón. Pese a ello, la investigación muestra “las nauseabundas condiciones en que se mantenían las infraestructuras de la mayoría de granjas visitadas”. Debido a la sensibilidad de los conejos es importante que la temperatura se mantenga estable y que no haya corrientes en el recinto, así que las puertas siempre se mantienen cerradas y las ventanas cubiertas, normalmente con mosquiteras para evitar la entrada de insectos y la iluminación es completamente artificial, así que los conejos nunca perciben la luz solar.

“Hemos visto gatos dentro de un módulo devorando cadáveres que algún trabajador había abandonado en el pasillo para recoger en otro momento. Volvimos varios días después y los cuerpos seguían en la misma posición, tratados como basura. En aquella explotación la imagen era grotesca. Por las telarañas era evidente que no se había limpiado en mucho tiempo, pero además de animales muertos en cada esquina, el suelo estaba lleno de colillas apagadas entre paja y pelo”, atestigua un investigador del equipo de AnimaNaturalis.

“Estos animales nunca respiran aire fresco. En cada jaula pueden convivir hasta una decena de conejos, y bajo sus jaulas se acumulan kilos de excrementos y suciedad, a veces junto a sangre y cadáveres, formando un cóctel perfecto para la proliferación de poblaciones de moscas y roedores, que propician la transmisión de enfermedades. Los conejos son animales naturalmente esquivos, desconfiados y activos, pues suelen jugar el papel de presas en la naturaleza. Son extremadamente sociables entre individuos de su especie, forman clanes familiares y pasan gran parte de su tiempo royendo, excavando y buscando escondrijos. Evidentemente, en las jaulas todo esto es imposible”, explica AnimaNaturlis.

El siguiente vídeo muestra las condiciones en las que viven y mueren millones de conejos en España:

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