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Ada Colau: “No queremos ir al ayuntamiento para tener algún concejal, queremos ganar”

Ada Colau habla sobre Guanyem Barcelona / ENRIC CATALÀ

Arturo Puente / João França / Enric Català (fotos)

Barcelona —

Después de cinco años como portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y de convertirse en un referente de la movilización ciudadana, Ada Colau dejó su función en primera línea de la PAH para embarcarse en un nuevo proyecto. Ahora es una de las portavoces de Guanyem Barcelona, una plataforma ciudadana que se presentó oficialmente el jueves en Barcelona y pretende impulsar una candidatura de ruptura para las municipales. Colau insiste en que no es una iniciativa personal, pero admite que puede tener una función clave como figura de consenso. En esta entrevista con Catalunya Plural comenta el proyecto, la situación de la ciudad y cómo imagina esta confluencia.

Hace un año y medio nos decía que ICV-EUiA o CUP le habían ofrecido presentarse a las autonómicas, pero que no aceptaría presentarse si no fuera parte de un proceso abierto. ¿Qué ha cambiado en este tiempo?

Siempre que me dicen que no hago política contesto que hago política en mayúsculas, porque la política debería ser lo que se está haciendo hoy fuera de los partidos, que es dar respuesta a las necesidades de la gente y organizarnos colectivamente para mejorar las condiciones de vida de la mayoría. Parar desahucios, forzar los bancos a negociar, defender la sanidad pública... Todo eso es política. Otra cosa es la política institucional. Lo que siempre dije es que descartaba un fichaje por un partido concreto. Lo decía hace un año y medio y lo mantengo hoy. Descarto completamente los fichajes individuales porque no ayudan a hacer el cambio que hoy necesitamos.

¿Cómo es ese cambio?

Lo que percibo en mi entorno es que la gente ya no quiere delegar. La política de delegar en un voto cada cuatro años se ha agotado y la gente quiere volver a ser protagonista. Hacen falta procesos amplios y colectivos que desborden estas maneras de hacer y empiecen a poner en práctica otras maneras democráticas que van mucho más allá de las elecciones. Guanyem Barcelona es un intento en este sentido, como hay muchos otros. No tenemos la arrogancia de pensar ni que somos los primeros ni que somos los mejores.

¿Por qué lo municipal?

Si queremos renovar la democracia, si queremos más y mejor democracia, hay que empezar por el territorio de máxima proximidad donde ya nos estamos encontrando en el día a día, donde ya nos conocemos, y a partir de nuestro territorio más próximo intentar llegar a las instituciones. Pero la apuesta de Guanyem Barcelona, y en este sentido sería diferente de un partido político, no es llegar a la institución para ocupar el lugar de otro, sino para transformarla.

En este año y medio hemos podido ver la experiencia de la CUP, que ha entrado en el Parlament, un espacio donde no participaba. ¿Le ha parecido útil esta propuesta, que obtuvo tres diputados?

Ha sido muy positivo que la CUP entrara en el Parlament para hacer visible el deseo de que la política sea otra cosa, de que se llame a las cosas por su nombre y, en este sentido, creo que especialmente David Fernàndez ha hecho un trabajo que le tenemos que agradecer toda la ciudadanía y que evidentemente ha sido muy útil.

Pero el proyecto de Guanyem es diferente.

Guanyem Barcelona hace una reflexión algo distinta. Sí que nos planteamos la idea de ir a las instituciones gente que habitualmente no lo hace, que se ha mantenido en sectores profesionales, vecinales o de colectivos sociales, pero decidimos hacerlo con la intención de ganar. No queremos ir al ayuntamiento para tener algún concejal y hacer de Pepito Grillo, lo que queremos es ir a ganar para empezar a cambiar las cosas y demostrar que se puede hacer de una forma distinta.

Proponéis una confluencia alrededor de unos objetivos comunes, pero en la gestión de la ciudad hay temas que van más allá de esos mínimos.

Lo que decimos es que hay objetivos de mínimos que deben ser los lugares de confluencia porque es en lo que estamos todos de acuerdo. Luego claro que hay muchos temas de gestión, pero por suerte Barcelona cuenta con una sociedad civil muy organizada y con muchas capacidades.

Pongamos un caso concreto como el de Can Vies. Si ganan el ayuntamiento, ¿cómo gestionarían un conflicto como el que se generó?

Can Vies se convirtió en un conflicto por culpa del ayuntamiento, pero no era de entrada un conflicto. En la visión de la política ciudadana que defendemos, Can Vies debería verse como un activo de la ciudad. Un activo comunitario que estaba haciendo barrio, creando cohesión social, un equipamiento que generaba actividades culturales y solidarias, que es lo que necesita una ciudad democrática. Eso van y se lo cargan con la peor de las fórmulas que es la violencia, la represión, una orden judicial, un desahucio y un derribo. Una acción absolutamente violenta. Y aquí es donde generan el conflicto que no existía. Se nota que Xavier Trias no conoce el territorio, los barrios, porque si los conociera sabría que esta es la peor intervención que se podía hacer en Can Vies. Si el barrio de Sants hubiera podido gestionar su día a día seguro que Can Vies nunca hubiera sido un problema, al contrario, hubiera sacado lo mejor de su potencial.

Pero también había vecinos que no estaban contentos. Un centenar montaron una asamblea contra Can Vies.

Pero con una acción gubernamental que marca el debate y algunos medios de comunicación seguidistas que amplifican un problema que no existía. Y bueno, hubo esa asamblea, pero también hubo una manifestación de miles de personas que dicen lo contrario.

En cualquier caso es un tema que debe gestionar el ayuntamiento. Y ahí entra Guanyem.

Claro. Que nuestra propuesta sea mayoritaria es una intuición que tenemos, pero no lo damos por sentado. Precisamente por esto Guanyem Barcelona sale con una hipótesis que hay que validar. En nuestro entorno percibimos que la ciudadanía en general cree que nuestras diferencias son valiosas y son un potencial, pero ahora mismo no deben servir para fragmentarnos sino que debemos ser capaces de, sin renunciar a ellas, sumarnos por objetivos prioritarios y cambiar las cosas, porque la vida de la gente está en juego. No hacemos esto por capricho o por ocio, sino porque hay una necesidad. Hacemos este periodo de validación de ahora a septiembre, esperamos recoger como mínimo 30.000 firmas y si nos las dan daremos el siguiente paso. No cometemos la soberbia de tener un proceso preestablecido, que es algo más propio de la vieja política.

Quienes impulsan este proceso llevan muchos años luchando por la ciudad desde distintos espacios. ¿La situación ahora es peor que hace tres años? ¿Por qué dar este paso ahora?

Es verdad que no hay un cambio radical. Sí que hay una profundización de la crisis, por lo que las condiciones de vida cada día empeoran más. Aumentan las desigualdades, también entre los barrios de Barcelona. Tampoco ha habido un cambio radical entre el gobierno de Xavier Trias y los anteriores, porque el proceso de mercantilización de la ciudad lo empezaron gobiernos anteriores liderados por el partido socialista. Contra este modelo estamos luchando. Pero si tenemos la sensación de que la ciudad se nos escapa de las manos. Barcelona tiene muchas cosas buenas, es una ciudad que nos gusta, y lo mejor de Barcelona precisamente es lo que han hecho sus barrios. Grandes conquistas que han venido de este tejido social tan rico y tan organizado. Pero a la vez esta dinámica de vender la ciudad y sus espacios públicos, que es un fenómeno no solo local sino también global, es un proceso que va a más y que convierte la ciudad en una marca que hay que vender internacionalmente.

¿En qué aspectos concretos se ve esta venta de la ciudad?

En el Paral·lel hay un plan que se hace contra la opinión de los vecinos para convertirlo en un parque temático para todos los cruceristas que llegan por Drassanes. El puerto de Barcelona se privatiza para hacer una marina de lujo al servicio de las mafias que llegan en yates. Y así es como, poco a poco, se va perdiendo la ciudad.

¿El turismo es un problema?

No es que estemos contra el turismo, pero sí de esta industria del turismo, donde grandes hoteleras y grandes multinacionales sacan beneficios una vez más a cambio de precarizar a la mayoría de la gente y de expulsar indirectamente a los vecinos y vecinas. El turismo de masas y esta Barcelona de escaparate provoca un aumento de precios de vivienda, un impacto en el precio de los comercios, que poco a poco va expulsando a los vecinos y vecinas de diferentes barrios. Esto antes solo pasaba en Ciutat Vella pero se está expandiendo cada vez más, está llegando al Paral·lel, a Sants, a otras zonas de la ciudad, y creo que cada vez más hay una percepción ciudadana de que nos están quitando la ciudad y de que, o nos implicamos, o nos la quitarán del todo. Contra este modelo es contra el que también se propone Guanyem Barcelona.

Una pregunta de sí o no. ¿Ada Colau se presentará como candidata a alcaldable de Guanyem?

Depende... [Risas].

¿De qué depende?

Primero depende de que se produzca esa validación de 30.000 firmas y de que haya un buen feedback. El siguiente paso también será que se den los elementos suficientes de confluencia. En ese momento es cuando Guanyem Barcelona, con toda la gente que participe en ese momento, que debe ser mucha más de la que participa hoy, deberá decidir como se elige a esos candidatos.

Y, una vez suceda eso, ¿estáría dispuesta a postularse?

No tengo ninguna ambición personal de hacer carrera política y lo he demostrado. He tenido maneras mucho más fáciles de hacer carrera política y podría ser diputada, por tanto no es una cuestión de ambición personal. Pero si puedo ayudar como cara visible o como figura de consenso a que salga un proyecto como el que propone Guanyem Barcelona, una apuesta que me parece que vale la pena, estoy dispuesta a ser una eventual candidata.

Ha condicionado la candidatura a la confluencia, pero pongamos que una o varias formaciones decidieran no sumarse. ¿Guanyem acudiría como una candidatura propia?

Guanyem Barcelona no depende de que una formación política concreta diga sí o no. Quiere ser un proceso mucho más amplio. Primero interpela a una mayoría social no organizada, a una ciudadanía que no está ni en espacios movimentistas ni en políticos. Después de eso, quiere contar con los barrios ya organizados, con los movimientos y también con las fuerzas políticas, que son varias, ICV, EUiA, las CUP, Podemos, Procés Constituent e incluso se ha hablado con personas del entorno de Esquerra porque en teoría, por sus principios, no deberían descartar entrar en esta confluencia, aunque sabemos que ahora mismo están mucho más cercanos a CiU. Pero nosotros no descartamos a nadie excepto a los partidos del régimen.

En las europeas ha habido varias candidaturas separadas y les ha ido más o menos bien. De hecho, parece que les ha ido mejor por separado de lo que les podría haber ido juntas.

La pregunta es ¿el resultado de las europeas ha sido un buen resultado? Depende. Respecto a las anteriores sí, pero está muy lejos de ganar. Nosotros queremos ganar, es la gran diferencia. Y para ganar te aseguro que has de sumar esfuerzos. Cualquiera que vaya por su lado y pretenda ganar está pecando de arrogancia.

¿Cuál ha sido hasta ahora la relación con los partidos?

Hay una comisión que ha entrado en contacto con estas formaciones para informarles de que íbamos a salir con este proyecto. Estamos en contra de que haya negociaciones en despachos y a oscuras. Lo que se haga que se haga con transparencia y honestidad. Hasta ahora solo se ha informado del proyecto, para que fuera tomado como una invitación. Esta comisión mantendrá el contacto con las formaciones políticas, no solo con ellas pero también con ellas, e iremos viendo. No hay un camino prestablecido, hemos de ver qué pone cada uno como mínimos y prioridades, y si eso hace posible la confluencia o no.

Cabría esperar que ningún partido entre en esta aventura para sacar menos representantes de los que obtendría en solitario, y eso podria condicionar la lista.

Diría que esta es una forma de verlo en sentido clásico y, también, miope.

Sí, es una óptica de negociación política clásica, pero también son cartas que se juegan, ¿no?

Yo tengo la esperanza de que Guanyem Barcelona sea capaz de movilizar a miles de personas que les digan a estas formaciones políticas qué es lo que quieren. Y que sean ellas las que asuman la responsabilidad de tener a miles de personas que les están pidiendo algo y decirles que no. No voy a ser yo quien le diga a Iniciativa o a las CUP que tiene que hacer, deberán hacerlo miles de personas. Y ahí que cada uno se posicione y asuma las consecuencias.

¿Sería coherente confluir con partidos o con personas que tienen responsabilidad en el modelo político contra el que lucha Guanyem?

¿Hablamos de Iniciativa?

Sí, pero no solo. Ha dicho que también ha habido contactos con ERC, por ejemplo. ¿Qué se requeriría a este tipo de formaciones para seguir adelante?

Guanyem descarta de entrada a partidos del régimen que tienen responsabilidad directa no solo en el modelo de ciudad sino en el de país. Eso excluye al PP, al PSOE y a CiU. Es verdad que por ejemplo Iniciativa y Esquerra han participado de algunos gobiernos, municipales o autonómicos, y hay que pedirles responsabilidades por las cosas que han hecho. Y lo hemos hecho, yo he participado en protestas contra esos gobiernos y les he exigido responsabilidades. Ahora bien, hay diferencias. Hay unos partidos que son responsables y otros que se les puede acusar más bien de cobardía o de seguidismo de decisiones de otros, porque han estado en minoría y no han tenido tanta capacidad para decidir las políticas. Aún así recalco que son responsables. También hay diferencias en los niveles de corrupción, hay unos con amplia corrupción y otros donde los casos son fenómenos más aislados. Lo más importante es que tanto Iniciativa como Esquerra han dado mensajes de que eran conscientes de que había que renovarse, que había que cambiar la política, que estaban escuchando el mensaje de la ciudadanía y de que estaban en procesos internos de ampliar las prácticas democráticas. Bueno, pues ahora tienen la ocasión de demostrarlo. Y en cualquier caso, eso no quiere decir que no les vayamos a criticar lo que sea criticable.

¿Se puede confluir con partidos que tienen pactos, por ejemplo, con el PSC en diputaciones? Y sobre el tema de la Diputación de Barcelona, ¿han pensado cómo designarán representantes?

Como estar en la Diputación no nos lo hemos planteado. Lo que sí tenemos claro es que hay que auditar la Diputación y los consejos comarcales. La Diputación es un lugar aún más opaco que el ayuntamiento, es una zona oscura de la democracia que habría que abrir y democratizar. Pero si Guanyem llega al ayuntamiento será la ciudadanía la que decida que hacer con la Diputación.

Una de las cosas que mucha gente se pregunta es por qué crear un espacio de confluencia nuevo en vez de incorporaros a otros espacios que ya había.

¿Cómo cuál?

Las Trobades Populars Municipalistes, por ejemplo.

Las Trobades Municipalistes son para nosotros una muy buena noticia y es un lugar en el que participar y aprender. Pero es un espacio impulsado por un sector muy concreto vinculado a la CUP. Un lugar en el que mucha gente que participa también está en Guanyem, pero creemos que no es suficiente para ganar Barcelona.

Por las reacciones, parece que el espacio de la izquierda independentista tiene algunos recelos con la confluencia que propone Guanyem.

Hay recelos en muchos sitios. Sobre todo en aquellos lugares más organizados y politizados. Pero también hay recelos en Iniciativa, donde hay sectores más favorables que otros. Gente que no quiere perder poder, que puede ver esto como una amenaza… Pero nosotros apostamos por visibilizar ese deseo de una mayoría social no representada políticamente para hacer reflexionar a estos partidos sobre la necesidad de anteponer el interés general.

Pues hemos visto a Iniciativa saludar el proyecto de Guanyem con gran entusiasmo.

A mi me llega de todo. Lo que no sabemos es si ese entusiasmo es un mensaje a sus votantes, si es un mensaje sincero o no… Estoy segura de que sus votantes quieren una confluencia, de eso no tengo ninguna duda. Y por tanto Iniciativa tiene que dar un mensaje positivo hacia lo que quieren sus votantes. Pero a partir de ahí lo que importa es que nosotros planteamos la confluencia en base a objetivos y prácticas comunes, y ahí es donde Iniciativa, y todos, se van a tener que definir. ¿Están dispuestos a reducirse los sueldos como planteamos? ¿Están dispuestos a limitar mandatos? ¿Que no haya acumulación de cargos? ¿Que haya fiscalización, rendición de cuentas y revocación? De esto tenemos que hablar con Iniciativa, más allá de las declaraciones en prensa.

Cuando hablamos de estos requisitos, entiendo que se circunscriben a la ciudad de Barcelona, ¿verdad?

Claro, la propuesta surge desde Barcelona. Luego eso puede impulsar procesos en otros lugares. De hecho nos ha pasado. Solo ha sido presentar la propuesta y han aparecido intentos de réplica en otros lugares.

¿Cómo véis otros proyectos “Guanyem” en otras ciudades de Catalunya?

Es una señal de los tiempos. Guanyem Barcelona no es la idea de un loco, responde a un sentir mayoritario. Cuando se le ha puesto nombre a este proceso en Barcelona es lógico que tenga replicabilidad, como también pasó con Procés Constituent, con Podemos o con las CUP. Es evidente que el análisis de Guanyem no es solo de Barcelona, es una impugnación al régimen en general, y en ese sentido estamos encantados de articularnos con otras muchas iniciativas que puedan surgir.

¿Desde el ayuntamiento de Barcelona se puede impugnar el régimen, desde el punto de vista de las competencias municipales?

El Ayuntamiento de Barcelona tiene competencias para hacer mucho más en materia de vivienda, de espacio público, o de sanidad. Puede hacer que nadie se quede excluído de la sanidad o reducir listas de espera aportando más recursos. O el tema de las guarderías, que hay un modelo emblemático en Barcelona con una comunidad educativa muy fuerte y muy capaz, y una gestión comunitaria de guarderías, que ahora mismo se intentan privatizar y robar lo que se ha construído colectivamente. Pero además, donde no hay competencias, igualmente se debe actuar.

¿Quiere decir actuar como administración?

Sí. Hay que contestar ese discurso de las competencias. En materia de derechos fundamentales cualquier administración debe ser competente. No acepto que una administración me diga que en materia de inmigración no puede hacer nada. Si hay una persona en tu municipio a la que se le está encerrando en un Centro de Internamiento de Extranjeros, que es como un campo de concentración donde se la está torturando e incluso matando, eso es competencia tuya, me da igual lo que digan las leyes. Y eso es parte de la transformación institucional que queremos hacer.

Pongamos esta situación: Guanyem Barcelona sale de las elecciones como segunda fuerza política. Hay que pactar. ¿Cómo se decidiría en caso de una negociación asi? ¿Sería practicable un modelo asamblearista para esto?

Está por decidir. Lo seguro es que Guanyem apostaría por formas horizontales de toma de decisiones, donde todo el mundo pueda opinar. Hay que ir con cuidado en no reducir la política horizontal a simplemente la asamblea. La asamblea es una herramienta más, pero se pueden hacer comisiones, se pueden hacer grupos de trabajo, delegar la confianza para la toma de determinadas decisiones, lo importante es que luego haya formas de fiscalizar, rendir cuentas o revocar decisiones. Eso es política horizontal.

Ha afirmado que se plantea votar Sí Sí en la consulta independentista del 9-N.

En principio. Depende del debate. Porque no soy ni nacionalista ni independentista, ni lo he sido nunca, y de hecho tengo mucho vínculos con gente del Estado. Tengo familia, tengo amigos y odio cualquier versión nacionalista identitaria que plantee el tema del referéndum como un enfrentamiento entre pueblos catalán y español. A mi eso me produce repugnancia. Y más cuando vengo de ser portavoz de un movimiento de ámbito estatal donde he estado luchando codo con codo con compañeros y compañeras en todo el Estado contra el abuso de los bancos y la complicidad con las administraciones tanto catalanas como españolas.

¿Y cuál es su razón para votar a favor de la independencia?

En Catalunya hay un proceso por el derecho a decidir, un derecho fundamental y democrocrático en el que creo profundamente. Si no se interpreta en la versión identitaria de poner fronteras sino en sentido democrático, ahí veo una oportunidad de ruptura con el régimen y creo que el voto del “Sí Sí” es la mejor oportunidad para el proceso constituyente, no solo para Catalunya sino para el resto de los pueblos de España también. Pero es cierto que veo con recelo y desconfianza la utilización política que se hace de la movilización ciudadana. Mientras ese proceso democrático sea liderado por la ciudadanía creo que va a ser un éxito y hay que apoyarlo. Pero si se convierte en una herramienta que utilizan los partidos para enfrentarse entre sí a costa de la población, ahí hay que marcar distancia.

Pero cree que eso no ha llegado, es decir, que el movimiento sigue siendo de liderazgo popular, ¿no?

En su mayoría es un movimiento popular. Y de hecho CiU jamás hubiera apostado por el derecho a decidir ni por la independencia, es insólito y solo se explica porque ha habido una mayoría ciudadana con una fuerte movilización que les ha desbordado.

El eje nacional en la politíca catalana es ahora mismo central.

A mi no me preocupa siempre que no se utilice para tapar otros debates. Eso es lo inaceptable. Que sea un elemento central de radicalidad democrática me parece bien. ¿Queremos decidir sobre esto? Hagámoslo, y si hay que desobedecer se desobedece. Lo que no puede ser es que algunos partidos pretendan alargar este debate, que no se resuelva nunca, porque siempre hay excusas para no hacer esta consulta, y se utilice para no hablar de que seguimos pagando una deuda ilegítima, privatizando, haciendo recortes sociales y para impedir un debate democrático.

Lo suyo recuerda al eslogan de la CUP de “Independència per canviar-ho tot”.

Más bien “Independencia Real Ya”. Pero independencia de todo, de La Caixa, del Santander, del régimen. Soberanía real.

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