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De la nada al todo, la transformación del Arnau

El teatro, antes del cierre definitivo, el año 1994, y el teatro, olvidado, en una imagen reciente

Oriol Puig

Más de una década para encontrar un desatascador a la situación inmovilista del Teatre Arnau. El equipamiento continúa cerrado y la gente del barrio no ha dejado de reclamarlo. Hace 20 años que cerró este espacio histórico de cuando el Paralelo era epicentro escénico de Barcelona, una especie de 'Broadway catalán' que no ha terminado de cuajar nunca. En 2004, el Ayuntamiento de Barcelona se planteó derribar el teatro. Para evitarlo, el 7 de abril de 2006 fue ocupado por el Colectivo Espacio Liberado para la Cultura con una acción que duró dos días. Paralelamente a estos hechos, se presentaron opciones de compra para transformarlo en residencia geriátrica, pero el Ayuntamiento se manifestó contrario a este proyecto. A finales de abril de 2006, el Arnau fue comprado por la Iglesia Evangélica Cristiana China para hacer un lugar de culto, pero nunca llegó a obtener la autorización.

En julio de 2007 el Ayuntamiento dio luz verde a la aprobación del Plan especial urbanístico del Teatre Arnau, con el objetivo de expropiar el inmueble con el fin de convertirlo en un centro de artes escénicas. Asimismo, la compra del teatro a la Iglesia Evangélica Cristiana China se selló a finales de marzo de 2011 por 2 millones de euros. El Ayuntamiento, pues, tenía que decidir qué hacía con un teatro en ruinas. El gobierno de Xavier Trias intentó que alguien se lo quedara a cambio de 50 años de concesión. Pero nadie se interesó. Actualmente, seis años después de su compra, el edificio municipal sigue en estado de abandono y la situación del Arnau es una cuestión que ha preocupado un gran número de entidades y de colectivos después de estos años de deterioro y inactividad. Una vez el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona, la incógnita principal era cuál sería su futuro.

Veredicto participativo

Para hablar del futuro, de la función que debía cumplir este espacio, los usos a los que se destinaría y como sería gestionado, se convocó un proceso participativo entre todos los actores culturales y vecinales que han mostrado interés en la preservación del Arnau y tendrán un papel clave en la definición del futuro equipamiento. El objetivo de este proceso participativo era, pues, definir el modelo de equipamiento para el Teatre Arnau entre todos los actores implicados. De esta manera, estaba abierto a todas las propuestas de modelos para el equipamiento que los actores han podido plantear con la voluntad de encontrar un punto común que permitiera resolver las necesidades de los diferentes agentes. El grupo impulsor formado por las entidades TEB y Ravalnet, Fem Sant Antoni, Fundació Tot Raval, El col·lectiu, La plataforma Recuperem l’Arnau, Salvem l’Arnau, Asociación Talia-Olympia, La virgen despacho cultural, Taller de músics, Gegants del Poble-sec, Teatre Tantarantana, Enric H. March, Coordinadora de entidades del Poble-sec, Chaflán y APCC han consensuado, conjuntamente con el Ayuntamiento de Barcelona, que el nuevo Teatre Arnau fusione las artes escénicas, la recuperación de la memoria y el trabajo comunitario.

Un grupo impulsor capitaneará este proyecto con el Ayuntamiento, que quiere que sea “un equipamiento del siglo XXI que interactúa con la memoria, con fuertes raíces comunitarias y espacio singular para las artes escénicas emergentes e innovadoras de la ciudad”. Esta solución compartida es la que reivindicaban las diferentes plataformas vecinales y será un modelo único en la ciudad. También se trabaja en un modelo de gestión innovador que permita rentabilizar el espacio, potencie el carácter comunitario y evite la privatización. De esta manera, el grupo impulsor del proceso participativo ha manifestado su voluntad de desarrollar un proyecto cultural singular: con una referencialidad de ciudad, combinada con una fuerte vinculación al territorio y la recuperación de las memorias de este ámbito de la ciudad. Principalmente, se busca construir un proyecto amplio, transversal y multidisciplinar ajustado a las realidades escénicas y sociales del momento, basado en el hecho de que este será un único proyecto con un equipo de trabajo que desarrollará los tres ejes: memoria, artes, escénicas y trabajo comunitario. Así, y después de que los servicios técnicos en octubre informaron que el Teatre Arnau debía ser derribado, el grupo impulsor cuestionó este informe y pidió un informe patrimonial con los criterios del que finalmente se rehabilitará el edificio.

Arnau itinerante

La fase inicial del proyecto cultural y comunitario tiene como eje la iniciativa Arnau Itinerante, un proyecto deslocalizado donde se trabajará de forma cooperativa y colaborativa para la construcción del nuevo edificio así como de las actividades del nuevo Arnau. El grupo de trabajo “se pondrá a trabajar este año con la voluntad de desarrollar acciones sobre teatro y memoria en diferentes equipamientos de la ciudad”, explica Gala Pin, concejala de Ciutat Vella. La duración aproximada de los debates será de entre dos y cuatro años y servirá de banco de pruebas del futuro teatro. El Arnau itinerante deberá servir como banco de pruebas y laboratorio de creación que, a su vez, permitirá experimentar con el modelo de gestión, público y comunitario, que se quiere desarrollar. El Arnau itinerante se quiere implementar en diferentes lugares de la ciudad aún sin concretar. Una vez definido el Plan Funcional y el Proyecto Cultural-comunitario del Teatro abrirá un concurso arquitectónico, que debería estar en junio, para la reconstrucción del Arnau apostando por rehabilitar, reconstruir y conservar toda la arquitectura que sea posible con la voluntad de que el inicio de las obras sea a finales de 2018 o principios de 2019 en función de los restos arqueológicos que se encuentren.

En el Arnau se hará música, danza, teatro y circo, servirá de centro de creación, de exhibición y de formación, siempre buscando “una línea de programación diferente a la de otros teatros de la ciudad. Una programación accesible, atractiva, multicultural y arriesgada”, afirman, que sea inclusiva para los vecinos del barrio, teniendo en cuenta la diversidad cultural del Raval, Sant Antoni y el Poble-sec, con precios asequibles. También quiere visualizar el trabajo social e impulsar proyectos artísticos con enfoque comunitario. El proyecto debería servir, según ha explicado el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Collboni, y la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, para crear una línea de programación diferente de la de otras salas de teatro de la ciudad, todo vinculando las artes escénicas y la comunidad. Asimismo, según ha explicado Pin, se prevé que las actividades que se lleven a cabo permitan hacer revivir el espíritu del Paralelo de principios del siglo XX con formatos actualizados. Por eso también se prevé la creación de un centro de interpretación del Paralelo, que será encargado de llevar a cabo tareas de investigación sobre memoria histórica del edificio, del teatro popular y del 'Broadway catalán'.

Presión vecinal y popular

La Plataforma Recuperem el Teatre Arnau, Salvem el Teatre Arnau y la Asociación Talia Olympia han tenido como espejo el Teatro del Barrio madrileño donde el teatro social y político es la punta de lanza. No se han cansado de repetir que “ante las necesidades culturales y del territorio, hay que recuperar un espacio ya existente desde un compromiso entre el mundo cultural y el mundo vecinal”. A menudo han puesto el Ateneu de 9 barris como ejemplo. Su presión comenzó a dar sus frutos el 19 de abril de 2016 cuando la comisión municipal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona aprobó por unanimidad una proposición del PSC que instaba al gobierno municipal a crear un proceso participativo vinculante que incluya vecinos, expertos y profesionales en artes escénicas para decidir el futuro del Teatre Arnau. La reivindicación del sector cultural para recuperar el único teatro de barraca que queda en Barcelona como equipamiento cultural para el barrio comenzó a sumar adeptos. La propuesta también pedía al gobierno municipal que explicara antes de que terminara el 2016 qué usos se harían del equipamiento, como se gestionaría y cuál sería el presupuesto de la reforma del edificio. La proposición del PSC daba voz a un manifiesto que reclamaba un proceso participativo para el futuro de este espacio del Paralelo.

Las entidades mantuvieron contactos formales con todos los grupos municipales, así como con los impulsores del Museo de Artes Escénicas (MAE), que mantenía la voluntad de instalar el Museo al mismo Teatre Arnau, con el fin de “intentar generar el máximo consenso ”en torno al futuro del teatro,“ sin renunciar a los principios que motivan el proyecto: un teatro Arnau vivo y abierto a las compañías de la ciudad y con actividad escénica, que el proyecto sirva para recuperar la memoria popular del Paralelo y que se mantenga el vínculo con las entidades de los barrios a través de fórmulas de gestión vecinal”. Justo unos días antes, la Plataforma Salvem el Teatre Arnau había presentado un manifiesto firmado por más de 160 profesionales, entidades sociales y culturales para reivindicar la gestión del teatro a través de un modelo participativo y vecinal que conectara con las necesidades sociales y culturales del Paralelo y la ciudad. Para las entidades lo más relevante era mantener el edificio y, si se derribaba, su proyecto no tenía sentido. Siempre anzuelo defendido que todo edificio se puede rehabilitar. Sólo dependía de la voluntad de hacerlo o no hacerlo. Hoy, respiran aliviados y convencidos de que gracias a la presión han salvado el Arnau del derribo. Las partes vecinales implicadas en la recuperación del Teatro Arnau están satisfechas del resultado final del proceso participativo de rehabilitación del equipamiento. Valoran positivamente ser parte implicada en la definición del proyecto arquitectónico, social y artístico del Arnau mientras duren las obras. De la nada al todo, la transformación del Arnau es un hecho.

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