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Las 'selfies' del proceso

Artur Mas firma el decreto de convocatoria de la consulta soberanista del 9N

Arturo Puente

Barcelona —

Se conoce como 'selfie' a cualquier foto hecha por la misma persona que sale. Una foto hecha a ti mismo, vamos. Para conseguir una selfie puede utilizarse la popular técnica del espejo, estirar los brazos o utilizar algún artilugio que permita llevar la cámara suficientemente lejos como para captar todo lo que se pretende. Modalidades hay muchas, casi tantas como selfies.

El proceso soberanista catalán no se ha resistido a caer en la selfie, si se me permite la metáfora. A base de fotos hechas a sí mismos, los partidos del bloque soberanista y el Govern han ido marcando los puntos calientes del camino emprendido en 2012 para celebrar una consulta sobre la independencia de Catalunya. Imágenes que han sido siempre objeto de polémica porque, aquí esta la clave, esas fotos tienen siempre una lectura política que autorretrata a los partidos.

La primera selfie importante del proceso se produjo el 12 de diembre pasado, cuando CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP firmaron el acuerdo sobre la fecha y la(s) pregunta(s) de la consulta. Aparecían en aquella foto los principales representantes de los partidos y el Govern, con Artur Mas a la cabeza y el impopular conseller de Interior, Ramón Espadaler. Y, como era de esperar, rozó hasta hacer ampollas.

“Ningún fin justifica el firmar la hoja de ruta de los defensores del capitalismo que privatizan, que favorecen a sus amigos y que aumentan las desigualdades”, aseguraba Clara Valverde en una columna publicada en Catalunya Plural sobre aquella foto. Críticas similares, sobre todo referidas a la CUP, levantaron polvareda en twitter. Tampoco ICV se libró de la crítica. El exfiscal Carlos Jiménez Villarejo –que después sería por un breve lapso de tiempo eurodiputado por Podemos– lanzó un dardo inmisericorde pocos días después de la foto contra la formación ecosocialista, a la que acusaba desde las páginas de El País de estar “atrapada por la derecha”. Aquel artículo de Villarejo fue respondido por el expresidente de Iniciativa, Joan Saura, quien aseguraba que la posición del partido heredero del PSUC siempre había sido “hacer posible que la voluntad de la gente oriente el futuro de Catalunya”.

Sirva esta breve recopilación para resumir el sentido de las críticas –y contracríticas– que en aquel momento recibieron los partidos que se hicieron la foto junto con CiU y ERC. El debate sobre la foto, por supuesto, tiene una dimensión mucho mayor, y que de hecho ha sido recurrente en las izquierdas catalanas y del resto del Estado. En definitiva se trata de la eterna discusión sobre la cuestión nacional y la social, y del pacto o no con formaciones en coordenadas opuestas para avanzar en uno de esos dos carriles. De eso y más concretamente de si el actual proceso está hegemonizado por la derecha catalanista o si por el contrario se trata de una demanda transversal que aglutina a la mayoría de la sociedad catalana.

El 8 de abril tuvo lugar otra de las “selfies” que marcarían el camino institucional del proceso catalán, cuando el Parlament de Catalunya envió tres representantes al Congreso de los Diputados para pedir el traspaso de las competencias para convocar consultas. Los emisarios fueron Jordi Turull, de CiU, Marta Rovira, de ERC, y Joan Herrera, de ICV-EUiA.

Sea por la ausencia de Mas o Espadaler, por ir en representación del Parlament, o por cualquier otra cosa, lo cierto es que aquella foto no recibió tantas críticas. Tampoco la de la aprobación de la ley de consultas, aplaudida por la mayoría de los diputados del Parlament el pasado 19 de septiembre. En cambio, una semana después, el grupo de ICV-EUiA ha decidido descolgarse de la firma del decreto de la convocatoria de la consulta.

Iniciativa y Esquerra Unida han decido no repetir la imagen del 12 de diciembre bajo el argumento de que era “un acto del Govern”. La foto resultante ha vuelto a ser diana de las críticas, en este caso centradas en las CUP. “Me choca ver a @HiginiaRoig, que ayer lo bordó denunciando un régimen, acompañando hoy al heredero al lado de Turull. ¿Ya le han contestado?”, se preguntaba en un tuit el periodista Pere Rusiñol interpelando a David Fernàndez, representante de la izquierda independentista en el Parlament. “Niego la metonimia”, contestaba el diputado, “hemos ido a dar la cara por la consulta, que es de todas y todos”. Pero tampoco líder de Iniciativa, Joan Herrera, se ha ahorrado las críticas en forma de tuit con su no comparecencia. Precisamente por no salir en la foto algunos tuiteros han satirizado a Herrera, como este tuit, que compara al líder ecosocialista con Wally, el popular personaje que se camufla con su jersey a rayas rojas y blancas.

Más allá de las críticas en forma de broma, y de las bromas en forma de crítica, hay en esto dos lecturas políticas. La primera es sobre la unidad de acción de los partidos que vienen dando apoyo a la consulta del 9-N. Hasta ahora se había entendido que esa unidad era fundamental para que la consulta del 9-N pudiera celebrarse. Así lo fijó el diputado de ICV-EUiA Joan Mena en el debate de política general, cuando aseguro que no era el momento de “descafeinar la unidad”. No acudir al acto de firma de la convocatoria de la consulta rompe, quieran o no, la imagen del consenso en la acción tantas veces invocado.

En segundo lugar, cabe una reflexión de más recorrido sobre las críticas a las 'selfies' del proceso. Estas fotos, como gestos políticos que son, muestran el devenir de un proceso político llevado a cabo con el concurso de al menos 6 partidos catalanes. Es en las decisiones de esas formaciones en el Parlament y en los discursos de todos ellos donde se sustenta la convocatoria de la consulta hecha este sábado. Ninguna foto puede tapar la realidad de que, para bien o para mal, CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP han sido los promotores institucionales de esta convocatoria.

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