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Monedas locales: del apoyo al comercio de proximidad al impulso del ahorro energético

Una persona saca billetes de euros de un cajero automático

Tomeu Ferrer

El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que cuando termine la legislatura tendrá en marcha su moneda local. Lo hará de manera experimental y limitada. Este punto formaba parte del programa con el que el grupo que lidera Ada Colau consiguió el gobierno. Esta semana en la presentación del plan de impulso a la Economía Social y Solidaria (ESS) se mencionó el proyecto, cosa que causó, al parecer, malestar en el Banco de España.

La iniciativa del consistorio barcelonés no es aislada, como recuerda el comisionado de la ESS de Barcelona, Jordi Via. Actuaciones similares ya son un hecho en Europa en grandes consistorios como Bristol (Gran Bretaña) o Toulouse (Francia). “Sin ir más lejos, aquí en Catalunya hay también dos proyectos de moneda local en marcha impulsados por ayuntamientos de los que no se habla tanto”, explicaba Via. Efectivamente, Viladecans, en el Baix Llobregat, (63.000 habitantes) y Santa Coloma de Gramenet, en el Barcelonès Nord (120.000 habitantes) trabajan en proyectos similares.

Apoyo a una zona deprimida

En Barcelona la creación de la moneda local está vinculada con un plan europeo: el programa Urban Innovative Action de la Unión Europea. La capital catalana será una de las 15 ciudades que recibirán fondos extraordinarios para proyectos de innovación social. La moneda afectará a un millar de familias situadas en el denominado Eje Besòs. Entre las medidas previstas en el programa está la implementación de una renta mínima de emergencia (RME) y políticas complementarias (formación, empleo, vivienda, trabajo comunitario). Una de las medidas que se añadirán a las habituales serán que una parte de la ayuda a estas mil familias se pagará en la moneda local, con la que los afectados podrán pagar en los establecimientos de sus barrios.

El proyecto, que durará tres años, tiene un coste de seis millones de euros, de los que la UE aportará 4,8. Jordi Via relativiza que desde el Banco de España se haya mostrado malestar ante la nueva iniciativa. “Es un tipo de actuación que funciona en grandes ciudades europeas. Tiene como objetivo promocionar el comercio y el consumo local”, afirma el responsable municipal. En cuanto a la forma que tomará la nueva divisa, no hay concreciones, sólo se sabe que el objetivo municipal es que circule antes de acabar este mandato municipal, en 2019.

Santa Coloma de Gramenet

En Santa Coloma de Gramenet es donde el proceso para crear la nueva moneda está más avanzado. Los habitantes de la población ya pueden participar en una consulta para encontrar un nombre a la moneda, según explican fuentes municipales. El resto de las características del nuevo medio de pago está más definido. La iniciativa se enmarca en el plan europeo Digipay4Growth. El valor de la divisa equivaldrá a un euro y su operativa usará sólo los medios digitales: Internet y a través de teléfonos móviles. Así, cuando un comprador pague un producto o servicio podrá usar su tarjeta de crédito o débito y transferir la cantidad correspondiente al vendedor, explican en Santa Coloma.

“El objetivo es claro: potenciar las compras y ventas al comercio local”, comentan fuentes municipales. La entrada en funcionamiento de la moneda colomense será el próximo año. De hecho, la idea es que empiece a andar en 2017 cuando el ayuntamiento que preside Núria Parlon pagará las subvenciones a las entidades locales con el nuevo dinero. Esto supondrá inyectar a la economía local el nuevo medio de pago que, evidentemente será aceptado por los comercios y entidades de la población, que pueden inscribirse ya en una página web que divulgará los que aceptan la nueva moneda.

El consistorio colomense ha dado un paso más, desde hace unos días da formación a los trabajadores municipales en el uso de la nueva moneda. Incluso, en una medida absolutamente voluntaria, estos trabajadores podrán cobrar hasta un 30% de su salario, límite fijado por la ley, en la nueva divisa.

La moneda de Santa Coloma también debe permitir dar una imagen moderna y activa de la ciudad, y se considera que su emisión multiplicará el impacto del gasto público en la localidad “porqué es dinero que queda en la población”, afirman desde el ayuntamiento. No se puede perder de vista que Santa Coloma tiene cerca de su término municipal la zona de Montigalà, en Badalona, donde hay grandes superficies comerciales de multinacionales, y también tiene frontera con Barcelona, lo que también lastra el comercio local.

Experiencia innovadora: Viladecans

Viladecans también proyecta su moneda, en este caso sí que tiene nombre: el Vilawatt. Al igual que en Barcelona, la idea está vinculada a un programa europeo. Se trata de la convocatoria de Acciones Urbanas Innovadoras, al que se habían presentado 378 propuestas y de estas 113 en el ámbito de la transición energética, explican en el consistorio. Al municipio del Baix Llobregat se le ha otorgado una ayuda de 4,2 millones equivalentes al 80% del proyecto. El resto será aportado desde el ayuntamiento u otras instancias locales.

Básicamente se trata de poner en marcha en la población de un sistema que ayude a los ciudadanos de dos barrios: Eixample y Montserrat, donde viven unas 21.000 personas, a realizar una gestión energética más eficiente. “Estos barrios datan de la década de los años 70 del siglo pasado y tienen en un 75% una estructura energética ineficiente”, explica, José Luis Atienza, teniente de alcalde de la localidad.

El plan europeo incluye, pues, desde la rehabilitación integral de edificios de viviendas y municipales hasta crear un operador energético integral. “Queríamos hacer visible lo que parece invisible: el derroche energético”, dice Atienza. Por ello, el programa prevé crear una empresa comercializadora de energía de ámbito local. “Será esta sociedad, que tendrá una estructura cooperativa, la que realizará las auditorías a las viviendas y las propuestas de reformas que permitan ahorrar energía”, dice Atienza. La nueva empresa deberá estar operativa en octubre de 2017.

A partir de ese momento divulgará entre los vecinos afectados el contenido de sus recibos de energía y hará propuestas para mejorar la eficiencia que resulte del análisis. Precisamente, el plan prevé que los ahorros energéticos que se obtengan sean convertidos a Vilawatts y que reviertan también en el comercio local, especialmente en los dos barrios afectados. “Hemos decidido que para hacer visible el resultado de los ahorros, los Vilawatts tengan la forma de billete. Nos ayudarán a popularizar la campaña y también el concepto de rehabilitación energética. Así los vecinos verán el resultado de las tareas realizadas en la mejora de sus hogares ”, explica el concejal de Viladecans.

El proyecto, que salió adelante por su creatividad, tiene otro objetivo: “luchar contra la pobreza desde el interior del mismo sistema energético”, afirman Atienza. El programa, que fue comunicado al consistorio a mediados de octubre, se pondrá en marcha durante el 2017 y se desarrollará en 36 meses.

El operador energético local se está diseñando en colaboración de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona y el Institut Català d'Energia, que contribuirán a diseñar el contrato de ahorro de energía sobre el que pivota todo el programa.

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