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La valla de Melilla y la doble dificultad de las mujeres inmigrantes

La cineasta en los campamentos de la valla de Melilla

Francisca Bravo Miranda

Muy duro es el relato de la artista y cineasta Amparo Climent. Sus vivencias en la valla de Melilla hablan de violencia, de muerte, de campamentos quemados. De subsaharianos que se ven obligados a buscar en la basura para alimentarse y de ropas de bebé quemadas por las fuerzas de seguridad marroquí. Todo esto es lo que la llevó a comenzar un proyecto que ha finalizado en la producción del documental 'Lágrimas de África', que presentó en las últimas jornadas organizadas por Amnistía Internacional en Toledo “Yo también la saltaría”.

Climent comenzó el proyecto desde la idea de una obra plástica para poder denunciar la situación que se vive alrededor de la valla de Melilla desde su perspectiva como artista. Sin embargo, los acampados le ofrecieron una muestra de dibujos que consideró de un valor que no podría igualar. De ahí nace “Las Lágrimas de África”, proyecto al que también se agrega la novela “El viaje de Mirei”. Mirei fue la primera niña que saltó la valla, después de haber cruzado todo el continente. Tres intentos realizó la niña, entre los que cayó de seis metros de alturas y sufrió los cortes de las concertinas y la violencia de la seguridad marroquí. Mirei decidió saltar la valla una última vez, incluso cuando tenía el permiso para entrar legalmente gracias al trabajo de las ONG. “La madurez y el concepto de una niña de 16 años que prefiere quedarse con sus compañeros” sorprendió a la artista.

La perspectiva de género es importante para Climent. “Pretendo hacer bastante hincapié en el sufrimiento desde este punto de vida, porque las mujeres son las que más sufren realmente”, señalaba la cineasta. En este sentido, enumera las amenazas a las que se enfrentan las africanas, incluso aquellas que viajan con sus compañeros: muchas son violadas o caen en las redes mafiosas, incluso en los campamentos del monte Gurubú. Es “un problema añadido” para las mujeres, que incluso se ven obligadas a saltar con sus hijos. “Conocí a Erika, una niña de once años, cuya madre murió en la travesía. Estuvo sola hace un año en el campamento, acogida por el resto de los subsaharianos hasta que pudo cruzar a España en una patera”, relata Amparo.

El relato de la artista señala la situación de cientos de africanas y africanos que siguen en la espera para saltar la valla de Melilla y poder llegar a algún lugar de Europa. A esta situación, la autora relata que luego deben enfrentarse a las cuchillas y a la “brutalidad” de los hombres “pagados por los Estados que las construyen”. En este sentido, Climent apela a la sensibilidad de los lectores para entender que “podría ser tu hermano o tu hijo”, ya que la única diferencia es “que nosotros podemos ir a sus países y ellos no pueden venir a los nuestros”.

La campaña de micromecenazgo que inició la artista junto a su compañero José Palazón se puede encontrar en los proyectos de Verkami y tiene cuatro días actualmente para reunir los quince mil euros necesarios. El documental muestra los testimonios de los más de diez viajes que Climent ha realizado a los campamentos del monte Gurugú, además de cuarenta dibujos y cartas realizados entre 2014 y 2015 por los propios habitantes de la zona.

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