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Eudald Carbonell y Pilarín Bayés se unen para explicar la evolución a niños

Eudald Carbonell y Pilarín Bayés se unen para explicar la evolución a niños

EFE

Barcelona —

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El paleoantropólogo Eudald Carbonell ha debutado en la literatura infantil con “La aventura de la vida”, su primer libro para niños, con ilustraciones de la prolífica dibujante Pilarín Bayés, “creadora de un universo que se fusiona muy bien con mis explicaciones sobre la evolución”, explica el autor.

Carbonell y Bayés han mostrado, en una entrevista con Efe, su compenetración para crear una obra en la que relatan un viaje por la historia de la evolución a bordo del “Beagle”, el barco en el que viajó el científico británico Charles Darwin en el siglo XIX.

Es el propio Carbonell el que se embarca en el “Beagle” una noche de agosto y vive en su propia piel el viaje de la mano de la persona a la que “le debe todo”, Darwin, ya que “sin la Teoría de la Evolución no habría hecho los descubrimientos que he tenido la ocasión de hacer”.

Codirector de los yacimientos de Atapuerca (Burgos) e investigador del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), Carbonell dice sentirse “pequeño al lado de Darwin” y, aunque le costó verse a sí mismo en este periplo por el pasado, asegura que tenía sentido incorporarse al cuento como personaje para “jugar a través del tiempo”.

Pilarín Bayés, con casi 1.000 libros infantiles ilustrados a sus espaldas, asegura por su parte que dibujar al “Indiana Jones catalán” ha sido “de lo más divertido”, y que ponerlo junto a Darwin “es muy interesante para los niños, porque son dos personajes potentes que no coinciden en la misma época”.

“El universo de Pilarín y la evolución han convergido bien y se han fusionado”, afirma Carbonell, que destaca que “no hay nada peor que un texto que no se corresponda con las ilustraciones y viceversa”.

En este punto, Pilarín explica que ilustrar “La aventura de la vida” (La Galera) ha requerido “mucho trabajo y reflexión”, ya que, con un texto tan preciso, “desde el mundo muy básico de las imágenes para niños, no quería hacer un disparate”.

“Puedo hacerte un dibujo de la prehistoria sin consultar nada, pero Eudald habla de diferentes épocas de la prehistoria y tenía que diferenciar las unas de las otras”, ejemplifica la ilustradora de Vic (Barcelona).

“Si no hubiese sido con Pilarín, no hubiera hecho este primer libro”, confiesa Carbonell, subrayando la compenetración entre ambos, ya que la veterana dibujante tiene “todo un mundo, un universo, que converge con mis ideas”, asegura el paleontólogo.

De esta manera, el juego temporal hace que Darwin se pregunte, fascinado por el ADN: “¿Código genético? No lo había oído nunca. Tenerlo es como haberle robado las llaves a Dios”.

El capítulo sobre el ADN es sólo uno de los 21 apartados que el arqueólogo escogió como principios motores de la evolución humana, como el fuego, la escritura, los primeros artistas, el nacimiento de la moneda o las colonizaciones, relatados en forma de cuento, pero con explicaciones más detalladas de los conceptos más importantes.

El hecho de tener un hijo de seis años, dice Carbonell, “me ha influido también a la hora de decidirme a hacer el libro, para hablar a niños como él, y es como una excusa para hacer un libro para su generación”.

Carbonell entiende que “está bien que los niños tengan pájaros en la cabeza, pero también tienen que tocar con los pies en el suelo, aunque sean pequeños”, y añade: “Si una idea la documentas bien, con su forma, estética de colores, puedes hacer que muchos niños tengan ya una visión racional de la vida y de la evolución”.

“A los niños, el tema del origen de la vida les da mucha curiosidad”, asegura Pilarín, y este libro permite que “despierte el interés a alguien para que, cuando sea mayor, amplíe el conocimiento”, ya que “siempre hay un punto de partida en el que los niños se interesan por el arte, o el deporte, o lo que sea”.

En este punto, Eudald Carbonell corrobora que los cuentos de su “yaya Pepita” estimularon su imaginación, y para ser científico se tiene que ser “curioso, observador, pero sobre todo imaginativo”.

Carbonell espera que este primer libro infantil “no sea el último”, y tiene la esperanza de que sirva para que, cuando los niños se hagan mayores, “tengan más conciencia de especie”, algo que considera primordial “si no queremos que la especie se vaya al traste”.

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