Isabel Ordaz se estrena en La Abadía con “He nacido para verte sonreír”

“He nacido para verte sonreír”, una pieza sobre la complejidad de las relaciones humanas, llegará al madrileño teatro de La Abadía, una puesta en escena que supondrá el estreno en esas tablas de la actriz Isabel Ordaz, del autor del texto, Santiago Loza, y del director argentino Pablo Messiez.

La obra retrata a una madre despidiéndose de su hijo mientras aguardan a que el padre vaya a buscarlos para partir a un largo viaje, aunque de alguna manera el hijo ya se fue hace tiempo: se encerró en sí mismo, y su progenitor decide llevarlo a un hospital para que se cure su trastorno mental.

Durante el tiempo de espera, la madre busca palabras para despedirse, sin recibir respuesta, mientras que no se alude al posible transtorno de manera clínica o documental, sino en clave poética: el chico simplemente tiene una percepción distinta de la realidad, a la par que es percibido como distinto por los demás.

“Cuando leí este texto, que no conocía, me quedé completamente enganchado a la situación y sobre todo al modo que tiene Santiago de mirar lo cotidiano”, ha explicado hoy en rueda de prensa Messiez, director de este “melodrama de madre”, que producen La Abadía y el uruguayo Ignacio Fumero Ayo y que se representa desde el 1 de marzo.

El texto, que interpretarán Ordaz y Nacho Sánchez, “llega a ideas muy complejas, presentándolas de un modo muy sencillo”, ha remarcado el director de montajes como el ganador de cinco Premios Max “La piedra oscura”, donde ya dirigió a Sánchez, quien en esta obra ve una oportunidad de nuevas formas de expresividad.

“Es abrumadoramente coloquial y al mismo tiempo hace algo con el lenguaje que permite revelar una poética inesperada”, apostilla Ordaz, que ha visto un “sueño cumplido” en la materialización de este proyecto que comenzó a gestarse hace dos años.

“Hay algo extremo en la situación, pero el vínculo de madre e hijo es algo que conocemos todos”, ha apostillado Loza, autor de la obra que escribió hace unos 10 años a partir de “crisis personales”, que “ficcionó completamente”, aunque sí guarda emociones que él “puede comprender”.

El montaje se representó durante tres temporadas en pequeñas salas de Buenos Aires, pero el autor ha asegurado que con la dirección de Messiez se descubren los “intersticios donde no está la palabra”.