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Pulp, los chicos de Sheffield

Pulp 'His 'n' Hers'

Lucía Lijtmaer

Antes de que Pulp fueran P.U.L.P., hablaran de la gente corriente y Jarvis Cocker fuera el epítome de la estrella indie que alcanzó la fama, Pulp era una banda bastante perdedora y arty de Sheffield. A la gente se le olvida, y es normal, pero Pulp no se hicieron realmente conocidos hasta diez años después de la publicación de su primer álbum. Mucho tiempo para un grupo formado a finales de los setenta, ya algo cansando de tocar en fábricas abandonadas a las afueras de la ciudad.

Pero al grupo jamás se le olvidó. Forjados durante más de una década en los márgenes de la escena musical del norte del país, Pulp siempre se definió como un grupo de Sheffield, como si eso resumiera todo. Y quizás lo resume. Años después de tener éxito mundial, separarse y volverse a juntar, Pulp estrenan Pulp: a film about life, death and supermarkets, en el que hacen un homenaje a la ciudad que les vio nacer, crecer y desarrollarse antes de dejarla para triunfar en el mundo entero.

A la espera de su estreno en festivales españoles, retomamos algunos temas recurrentes sobre Sheffield en la mundología de Pulp. Ya en su libro Madre, hermano, amante -traducido al castellano por quien firma este artículo-, Jarvis Cocker explicaba la importancia de la ciudad, especialmente en las letras de Pulp: “No fue hasta que dejé Sheffield en 1988 que comencé a escribir sobre la ciudad de manera explícita: hasta entonces no había podido verla con claridad. Entonces empecé a escribir sobre ella en un intento frenético de que no desapareciera de mi memoria. Había estado desesperado por escapar de allí, y ahora la recreaba obsesivamente en mi mente. Solo que mejor.” He aquí los grandes momentos del retrato de una ciudad-metáfora:

Sus edificios gigantescos: La ciudad se vuelve mítica y monstruosa a través de diversas construcciones que aparecen y reaparecen en toda la discografía de Pulp. Las torres de refrigeración de Tinsley, unas construcciones emblemáticas para la ciudad, demolidas en agosto de 2008, fueron símbolo de su fuerza industrial hasta mediados de los años sesenta y aparecen en Catcliffe Shakedown.

Ocurre lo mismo con las viviendas de protección oficial, conocidas como estates. Sheffield tuvo, durante décadas, el dudoso honor de poseer una de las estates más feas y sobrepobladas del Reino Unido, los apartamentos Kelvin. Se trataba de un bloque de trece alturas con aproximadamente un millar de apartamentos, cuyo diseño se basó en la idea de disponer de “calles en el cielo”. Eso se tradujo en cuatro pasarelas largas y muy anchas a las que daban las puertas de los apartamentos.

Jarvis Cocker se crió frente a los Kelvin, que aparecen en Deep fried in Kelvin. Los edificios, además, sirven para recorrer la transformación urbana y económica de la ciudad. Se hace referencia al gigantesco Meadowhall, el centro comercial más grande de Europa, que se inauguró en 1990 y al aeropuerto que se construyó en Catcliffe, que se inauguró en 1997 y cerró en 2002.

Los cinco ríos: Sheffield está situada en la confluencia de cinco ríos: Don, Hax, Rivelin, Loxley y Porter. Sus caudales recorren la ciudad, y sirven a Cocker para realizar viajes romantizados al recuerdo de un pasado oscuro y sucio de la ciudad, y establecer también paralelismos e imágenes con espacios muy distintos entre sí.

El río Porter es visible en un lado de la estación de tren de Sheffield y corre por un canal de cemento durante aproximadamente veinte yardas antes de desaparecer por el interior de un túnel. El Don, mucho más caudaloso, se convierte en espacio de viaje desde el que avanzar en “Wickerman”, y ver la ciudad desde una balsa.

Cocker explica: “En un momento quedamos envueltos en el vapor de una fábrica cercana y empecé a tener la sensación de que a lo mejor estábamos formando parte de una especie de recreación de Apocalypse Now al estilo del Sur de Yorkshire”. Contaminación, naturaleza, pobreza se mezclan con un extraño romanticismo industrial.

El pasado de la lucha obrera: Ya en Made in Sheffield, un documental que narraba la historia de la música en la ciudad entre 1975 y 1983, los miembros de Pulp -con el antiguo compopnente Richard Hawley a la cabeza- explicaban la importancia que habían tenido las huelgas mineras del norte del país y el aplastamiento por parte del gobierno de Margaret Thatcher de la resistencia popular ante el cierre de fábricas y minas. Gran parte de la violencia estatal tuvo lugar en lo que se conoce como “la Batalla de Orgreave”, que tuvo lugar el 18 de junio de 1984 junto a la central térmica, a diez kilómetros de Sheffield. Se trató, básicamente, de una batalla campal entre los mineros en huelga y la fuerza policial, y quedó retratada en la canción The last day of the miners strike. El local de ensayo de Pulp estaba situado muy cerca del lugar de los hechos.

La ciudad como escenario romántico y sexual: ¿Podría uno acostarse con una ciudad? Pulp demuestra que sí en Sheffield Sex City, el recorrido de un amante por toda la geografía urbana. “Intake... Manor Park... The Wicker...”, todos son barrios de Sheffield. Allí, el protagonista pasea de noche, imagina un orgasmo colectivo y advierte que “la ciudad es la mayor amante de todas”. El vagabundeo flaneur de Cocker se repite en My legendary girlfriend, donde la ciudad se convierte ya en el objeto de su deseo infiel, y se hacen referencias a Pitsmoor y otras zonas de la ciudad.

A partir del disco His n' Hers, la ciudad, ya no personificada, vuelve a ser el escenario de encuentros furtivos, deseos platónicos o eminentemente sexuales. Desde ese momento, Sheffield se convierte en el espacio por antonomasia de las escenas de deseo cotidianas -en Babies-, periféricas -en Acrylic Afternoons- o fuera de lugar -como es el caso de His n'Hers, que describe la necesidad de gratificación sexual como vía de escape de la aburrida vida de las parejas que van al centro comercial-.

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