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Marruecos presume en la cumbre del clima de proyectos que explotan los recursos saharauis

Manifestación en los campamentos de refugiados saharauis en Tindouf contra los proyectos de Siemens y Enel en los territorios ocupados.

Fabiola Barranco

El mismo día en el que arrancó la Cumbre sobre el Cambio Climático en Marrakech, centenares de refugiados saharauis se concentraron en el desierto argelino tras una pancarta: “Siemens, Enel frenad vuestros sucios negocios en el Sáhara Occidental”. Marruecos estaba a punto de presentar sus proyectos estrella de energía sostenible, algunos de ellos situados en el Sáhara Occidental, territorio ocupado ilegalmente desde hace más de 40 años. 

Detrás de la manifestación está el grupo de juventud saharaui UJSARIO y coordinadores de la campaña 'No a la explotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental ocupado'. La protesta se celebró en el campamento de refugiados de Smara (Tinduf, Argelia).

Durante esta semana, se celebra en Marrakech, la 22ª edición de la cumbre internacional sobre el cambio climático COP22, que congrega a 196 países para marcar las líneas de acción del Acuerdo de París. El anfitrión, Marruecos, ha planteado varios sus proyectos estrella en cuestión de energía renovable.

En la web oficial marroquí sobre la COP22, aparece un mapa de la geografía de Marruecos en el que promociona sus proyectos de energía solar y eólica, incluyendo el Sáhara Occidental, un Territorio No Autónomo y pendiente de descolonización. Todo ello junto al logotipo oficial de la UNFCCC (CMNUCC - Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés), organizadora del encuentro y organismo de las Naciones Unidas.

El Observatorio de Recursos del Sáhara Occidental (WSRW en sus siglas en inglés) en su informe “Energía para el expolio” publicado en noviembre de 2016, detalla que “Marruecos piensa construir más de 1000 MW en plantas de energía renovable en el Sáhara Occidental” y destacan algunos de los efectos que este tipo de proyectos pueden provocar sobre la cuestión del conflicto del Sáhara Occidental.

Uno de los negocios más controvertidos de los planes alauíes apunta a la multinacional alemana Siemens. La empresa estatal marroquí de fosfatos (OCP, Oficina Cherfiana de Fosfato) asegura en su página web que “más del 95% de la energía necesaria” para su actividad en el Aaiún, capital del Sáhara Occidental, está proporcionada por un parque de 22 molinos que Siemens ha instalado a pocos kilómetros de la capital del Sáhara Occidental y de las minas de fosfato.

La ONU, “preocupada” por la falta de consulta 

En esta línea, el comité experto de las Naciones Unidas del ICCPR (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) se mostró “por la información según la cual el Estado parte no ha tomado todas las medidas necesarias para consultar a los saharauis sobre la explotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental”.

Otro de los grandes proyectos que Marruecos presenta estos días en la COP22 es el “Programa Integrado de Energía Eólica”, que incluye la construcción de seis parques de viento. Dos de ellos se levantarán en localidades saharauis bajo ocupación marroquí, de Bojador y Tiskerad.

La puesta en marcha del plan está prevista en un periodo que concurre desde 2017 a 2020 y correrá a cargo del consorcio integrado por Enel Green Power, Nareva (empresa del holding privado Société Nationale d’Investissement, cuyo propietario del 74% de las acciones, es la familia real marroquí) y Siemens Wind Power, tras ganar en marzo de este año, la licitación que la Agencia Marroquí para la Electricidad (ONEE) lanzó en 2012.

eldiario.es se ha puesto en contacto con el director general de Siemens Wind Power, Markus Tacke, quien, sin responder a las preguntas de este medio, se ha limitado a asegurar que “el cumplimiento de la ley es nuestra máxima prioridad en Siemens”.

Posibles efectos sobre los saharauis

El Observatorio de Recursos del Sáhara Occidental alerta de que la “producción de energía verde está haciendo el expolio marroquí del territorio aún más lucrativo”. Según sus cálculos, “un solo envío de fosfatos puede suponer tanto como la tercera parte de la ayuda humanitaria total anual que reciben los refugiados saharauis, que son los dueños del mineral”.

Otro aspecto resaltado por el presidente de esta asociación es que, incentivando la economía del Sáhara, “Marruecos atrae a muchos colonos a los territorios ocupados, con el fin de cambiar el mapa demográfico en el Sahara Occidental, y por lo tanto inunda la zona de marroquíes que toman el control de la mayoría de las funciones importantes y puestos de trabajo”.

Desde los campamentos de Tinduf, donde la energía eléctrica es muy limitada y no llegan las ventajas de las infraestructuras energéticas de Marruecos en los territorios ocupados, los refugiados saharauis se han organizado para recordar su oposición a los proyectos que aprovechan sus recursos. 

“De esta manera los saharauis indignados alzamos la voz para denunciar la presencia ilegal en los territorios del Sáhara y el robo de nuestros recursos naturales”, declara Mahfud Mohamed Lamin Bachri, uno de los promotores de la campaña.

La población saharaui que vive bajo la ocupación marroquí tampoco está exenta de los efectos de la actividad de explotación de recursos en la zona. “Los saharauis no nos beneficiamos de la mayor parte de las inversiones y las actividades económicas en el Sahara Occidental, debido a la estrategia de Marruecos, que evita que obtengamos una independencia económica y controlar así nuestra resistencia”, argumenta Lehsen Dalil, Presidente de la Asociación de Protección de Recursos Naturales y Ambiente del Sáhara Occidental.

“Esto se aplica en las actividades de pesca, agricultura y en todo tipo de explotación de recursos naturales, las cuales están monopolizadas por empresarios marroquíes, franceses y la familia real”, prosigue Dalil.

La fecha de inauguración de la COP22 coincide con el 41 aniversario de lo que el anfitrión denomina como “Marcha Verde”. Un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia del pueblo saharaui y que obligó a miles de sus habitantes a huir a campamentos de refugiados en Argelia, donde aún resisten.

El régimen marroquí no pasó por alto la efeméride y, en el discurso de apertura de la COP22, el primer ministro, Salaheddine Mezouar, “señaló los comentarios de SM el Rey Mohammed VI en el aniversario de la Marcha Verde de Marruecos”, como así aparece en la propia página web que el gobierno de Marruecos ha creado para la COP22. 

Las voces de la población saharaui no ha podido escucharse en la COP22:  el pasado 7 de noviembre las autoridades marroquíes expulsaron del país a Suelma Beiruk, vicepresidenta del Parlamento Africano y de origen saharaui impidiendo su participación en la cumbre.

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