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25N | Día de la eliminación de la violencia machista

La batalla por la igualdad que libró la mejor boxeadora de Afganistán

Un fotograma del largometraje 'Boxing for Freedom', de los directores españoles Silvia Venegas y Juan Antonio Moreno.

Laura Olías

Se subió a un ring por primera vez con trece años tras ver pelear a Laila Ali, la hija del mítico boxeador Mohamed Ali, en televisión. “Quería ser boxeadora”, dice con una sonrisa Sadaf Rahimi, la mejor boxeadora de Afganistán en el documental 'Boxing for Freedom' (Making DOC), dirigido y producido por los españoles Silvia Venegas y Juan Antonio Moreno. Más allá del talento de Sadaf, la joven es una figura destacada en este deporte porque es una de las pocas que se ha atrevido a enfundarse los guantes en uno de los países con mayor tasa de violencia contra las mujeres. No ha sido fácil: “He tenido muchos problemas, todos me han insultado”.

Sadaf y su hermana Shabnam se apuntaron al primer grupo de boxeo femenino de Afganistán, en Kabul. Al principio, sin el consentimiento de sus padres y, después, con su apoyo y protección. El padre iba a buscarlas a la salida del entrenamiento cuando empezaron a tener miedo por los insultos y amenazas. Las críticas les acompañaron en todo momento. Los combates masculinos están repletos de chavales jaleando a los luchadores; que unas chicas se pongan las medias es otra cosa. “Mi tía llamó a mi padre para decirle que cómo podía dejarnos ir, que las niñas tienen que quedarse en casa”, cuenta Sadaf. También hubo amenazas mayores: “Un hombre le dijo a mi padre que nos mataría”.

Uno de los motivos que atrajo a Silvia Venegas y Juan Antonio Moreno hasta Sadaf Rahimi fue su intención de mostrar “la nueva generación de jóvenes afganas, de romper los estereotipos que podemos tener aquí”. La libertad de la mujer es todavía un reto en el país, pero hasta hace algo más de una década, bajo el poder de los talibanes, las mujeres tenían prohibido el acceso a la educación y al trabajo. El contraste de los últimos 15 años se plasma en la cinta con las imágenes del Estadio de Kabul: en 1999, como escenario de la ejecución pública de una mujer, que es asesinada de un tiro en la cabeza sobre el césped. En 2012, es el espacio de entrenamiento de Sadaf y sus compañeras de boxeo.

Entre estas fechas, Afganistán ha ratificado la Convención de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y ha aprobado una Ley para la eliminación de la violencia contras las mujeres, en 2009. El salto del papel a la vida cotidiana de las afganas, aunque se han registrado importantes cambios, es más complejo. El país llega al 25 de noviembre, Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, ostentando una de las peores posiciones en las mediciones de violencia de género en el mundo, recuerda el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Combatir el miedo a las críticas

Boxear, estudiar y no casarse como sus primas y muchas de sus conocidas –“a los 14 años”– les valieron el rechazo de sus vecinos. “Hemos percibido ese miedo en Sadaf en su barrio, a los insultos, a que te señalen en la calle...”, dice Juan Antonio Moreno. En el documental, la adolescente se esconde bajo sus gafas de sol para andar por la calle, una barrera para las malas palabras, las miradas de desprecio.

Porque el nombre y el rostro de Sadaf Rahimi se volvieron famosos. La joven fue la primera boxeadora afgana invitada a participar en unos Juegos Olímpicos, los de Londres de 2012. Su mayor ilusión: “Representar a mi país”. “La idea del documental era seguirla dos años, hasta su participación en las Olimpiadas”, dicen los directores. Pero no pudo ser. El Comité Olímpico de Afganistán prohibió su participación porque le acusó de querer utilizar el viaje deportivo para dejar el país.

Tras el batacazo de los Juegos Olímpicos, llegaron otros. Las autoridades afganas, que habían apostado tiempo atrás por el proyecto, despidieron a su entrenador Sabir Sharifi. El trato del nuevo mentor está lejos del de su predecesor, que lucía una gran sonrisa al hablar de su aventajada alumna.

El poder transformador de una persona

Pero Sadaf Rahimi ha ganado, o así lo entienden los responsables del documental. “Consideramos que ha conseguido su batalla más importante: ser una mujer libre, ese es su objetivo y lo puede conseguir a través de la educación”, dice Venegas. Sigue boxeando cuando puede, aunque no al mismo nivel, y libró una de las conquistas más importantes: dejar atrás el miedo y servir de ejemplo para las chicas de su alrededor.

Antes de que le impidieran competir, Sadaf apartó ese temor que inmoviliza. “El miedo a que te juzguen tus conocidos, tus vecinos, es el mayor enemigo”, opina Moreno. Sadaf era consciente de que con su esfuerzo, abría la puerta a otras niñas. Había menores de su barrio que pedían a sus padres que las llevaran a la escuela, porque Sadaf podía. Que les apuntaran a boxeo, porque Sadaf podía.

Sadaf y su familia son una minoría en Kabul, pero su efecto multiplicador da lugar a la esperanza, celebran los directores españoles. Cuando quería ser boxeadora profesional, Sadaf miraba a Laila Ali. Ahora quiere ser “defensora de los derechos de las mujeres” y su ojos están puestos sobre la activista afgana Malalai Joya. Porque Joya, pese a la represión, pudo alzar su voz contra la violencia machista. Sadaf puede ser la inspiración para otra niña. “Cuando una mujer participa de manera activa, otras mujeres toman conciencia e intentar ser alguien”, resume la benjamina de los Rahimi.

El documental 'Boxing for Freedom' puede verse en la Yomvi, de Canal Plus, y el 26 de noviembre se proyecta en el Festival de Cine de Zaragoza.

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