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El debate sobre refugiados amenaza con estallar ante Rajoy en la cumbre del PP Europeo en Madrid

El primer ministro húngaro, Viktor Orban | Efe

Pablo García

Bruselas —

El escenario parece perfecto: a dos meses de las elecciones generales una gran hornada de dirigentes europeos de primera fila encabezados por Angela Merkel y Jean-Claude Juncker flanquean a Mariano Rajoy, presidente del país más aventajado a la hora de aplicar los recortes impuestos por Bruselas. Una puesta de largo sensacional del Partido Popular Europeo para relanzar este miércoles y jueves al candidato el 20-D. Pero los ánimos siguen caldeados en Bruselas en torno a la acogida a los refugiados. El debate, que enfrenta a los líderes conservadores, amenaza con encenderse en el Palacio de Congresos de Madrid, donde se celebrará la cumbre del PPE, que contará con varios actos centrados en la respuesta a la crisis humanitaria y los flujos migratorios.

El acuerdo del 16 de octubre con Turquía –3.000 millones para que Ankara vigile su frontera oriental y frene a los refugiados que viajan hacia la UE– parece haber sido aceptado a regañadientes por muchos mandatarios europeos, especialmente los del Este. Y varios de esos gobernantes, defensores de una oposición frontal a la acogida de personas que huyen de la guerra, estarán en Madrid para calentar el debate. Planeando sobre todos los demás aparece la sombra de uno de los más polémicos, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, que capitanea la posición más radical contra la llegada de refugiados.

La foto del cuerpo del pequeño Aylan flotando en la orilla de la costa turca impulsó un cambio de posición del Gobierno de Rajoy, y de otros líderes del PP europeo, de cara a su respuesta a la crisis de refugiados. Los mensajes en los que su Gobierno comparaba a personas que huyen de la guerra con “goteras”, las alusiones constantes a la “saturación” del sistema de acogida y su rechazo al programa de cuotas europeo se transformaron en una disposición “sin reticencias” a recibir el número de personas estipulado por Europa. Pero otros, los países del Este, mantuvieron una oposición frontal. El presidente español ha llegado a mostrarse públicamente en contra de la respuesta húngara.

La discusión sobre inmigración y refugiados está planeada en el denominado 'Congreso Estatutario del PPE' donde, entre otras cosas, el PPE debatirá un cambio estilístico e introducirá un nuevo logo. Pero la patata caliente descansa sobre las salidas de tono que puedan tener los invitados sobre la voluntad europea de acoger refugiados, especialmente los de Europa del Este como Polonia, Rumanía o Letonia, además de Orbán. O Sarkozy, el primero que comparó a los refugiados con una “fuga en la cocina”, desafortunada metáfora que poco después hizo suya el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz.

El programa del acto incluye un 'panel de debate sobre la crisis de los refugiados, y un debate político del Congreso “La democracia bajo Asalto: la amenaza del Populismo para las Sociedades Modernas”. Rajoy espera igualmente un capotazo a la unidad de España y contra la independencia de Cataluña. Y habrá mini-cumbres de Jefe de Estado y de Gobierno, con Juncker y Donald Tusk (presidente del Consejo Europeo) en la parrilla.

Pese al reciente arreglo firmado con Turquía y a las cuotas de asilo, las costuras del Consejo de la UE parecen más flojas que nunca de cara a responder a la mayor crisis de los refugiados en Europa desde la II Guerra Mundial. Antes del acuerdo de la semana pasada, los estados miembros solo habían entregado ocho de los 500 millones pactados para encarar la crisis siria. Y de los cinco países que se han ofrecido a participar en la primera tanda de traslados de refugiados, cuatro (Alemania, España, Portugal y Finlandia) están gobernados por dirigentes del PPE presentes en Madrid: Rajoy, Merkel, Passos Coelho y Alex Stubb.

Los líderes que rechazan a los refugiados

Orbán es sin duda el más polémico, pero no el único: sus comentarios contra la acogida de personas de religión musulmana en Hungría y otras salidas desmesuradas o su intención de levantar un muro han sembrado la polémica. La primera ministra polaca, Ewa Kopacz, no es de las más reticentes a recibir refugiados, pero en pleno auge de la crisis declaró que “a la gente no le gustan los inmigrantes, no los entiende y cree que su mantenimiento es demasiado caro”.

La letona Laimdota Straujuma, primera ministra del país báltico, se opuso a las cuotas obligatorias de inmigrantes, mientras que el presidente rumano Klaus Iohannis (cuya presencia finalmente se ha caído por cuestión protocolaria) también cargó en su día contra la reubicación de refugiados por Europa. Aunque ahora el Gobierno de Rajoy defiende un mensaje de supuesta solidaridad con los refugiados llegados a la UE, también se opuso en un primer momento a las cuotas establecidas por Bruselas antes de este verano.

Los líderes de la oposición en sus respectivos países tampoco se quedan atrás. Estará el expresidente francés y aspirante al Elíseo en 2017 Nicolas Sarkozy. Acude con un punto de vista sobre inmigración más duro que cuando era presidente de Francia, una estrategia para disputar el voto al ultraderechista Frente Nacional. Una dureza que le ha llevado a enfrentarse a miembros de su propio partido Républicains, de reciente fundación. Silvio Berlusconi también acudirá a Madrid y sus salidas de tono son siempre imprevisibles, aunque su formación, Forza Italia, se encuentra en un declive irrefrenable. Berlusconi tiene previsto reunirse con Merkel, según la prensa italiana.

Otros dirigentes de la oposición no desmerecen a los anteriores en cuanto a pirómanos en la crisis inmigratoria: el esloveno Janez Jansa, presidente de su país hasta 2013, ha declarado esta semana que Eslovenia debe de construir una valla en la frontera croata para mantener alejados a los refugiados, a los que denomina “inmigrantes indeseados”. Jansa estará en Madrid.

Portavoces del PPE han declinado comentar nada sobre la posible polémica alrededor de la crisis de los refugiados, rechazando “especular contra un debate que no se ha producido”. Tan solo recuerdan que varios países del Este gobernados por partidos socialistas y socialdemócratas han reaccionado de la misma manera que Hungría. Tampoco han querido comentar nada portavoces de la Secretaría de Relaciones Exteriores del PP, muy implicada en la organización del evento.

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