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Unicornios empresariales: ¿Puede hablar español el próximo Airbnb?

Imagen de archivo de un coworking. | Foto: EFE

Marta Garijo

Se las conoce como unicornios porque hasta hace poco eran tan difíciles de encontrar como estos seres mitológicos. Bajo esta denominación se encuentran las startups que están valoradas en más de 1.000 millones de dólares (880 millones de euros). Una especie rara pero que cada vez tiene más presencia, sobre todo, en Estados Unidos. La lista de la consultora estadounidense CBInsight engloba bajo esta categoría a 140 compañías donde destacan nombres como Uber, Airbnb o Dropbox. En España, el ecosistema de emprendimiento todavía está lejos de conseguir las cifras del otro lado del Atlántico, pero los expertos consultados señalan que en un futuro podría llegar a haber nombres que destaquen a nivel mundial, aunque también advierten de que hay barreras difíciles de sortear, como el tamaño del mercado o un menor capital inversor.

La lista está liderada por Uber, con una valoración de 51.000 millones de dólares y en ella también están presentes nombres como Airbnb, valorada en 25.500 millones, o Dropbox, con 10.000 millones. La primera, a pesar de sus problemas legales en muchos mercados, ha conseguido crear una plataforma que pone en contacto a conductores que cobran por su servicio con viajeros y se ha expandido a 60 países. Airbnb, por su parte, pone en contacto a viajeros con propietarios de alojamientos, mientras que Dropbox se ha convertido en uno de los líderes del almacenamiento en la nube. Todas estas empresas han conseguido posicionarse en los primeros puestos de ese ranking y superar la capitalización de empresas tradicionales de su sector, sin tener ni habitaciones, ni una flota de coches.

Si su valor no está en los activos físicos, ¿qué se tiene en cuenta a la hora de medir cuánto valen? “Es muy simple. Las valoraciones no se hacen en base a activos actuales, más bien se tiene en cuenta el posible crecimiento futuro y el posible dominio en algún sector de mucho potencial”, explica Marek Fodor, director de la junta directiva de la startup Kantox y fundador de Atrápalo. Aunque advierte que son números teóricos y muchas veces “trucados”. “Si pongo 100 euros en tu empresa, valorándola en mil millones, solo me ha costado 100 euros, pero la compañía puede presumir de que es una empresa unicornio. Este tipo de trato está detrás de muchas valoraciones astronómicas”, señala.

Los unicornios tienen en común un modelo de negocio basado en un desarrollo innovador, una elevada cuota de mercado y que su negocio sea escalable, es decir, que puedan llegar a ser empresas globales con una estructura ligera. Una de las claves para estas empresas es que exista una alta recurrencia de uso, explica Daniel Soriano, director del Centro Internacional de Gestión Emprendedora de IE Business School. “Lo que no tiene sentido es que te cueste captar a un socio 30 euros con una campaña y que luego cuando se dé de alta solo use el servicio una vez y gaste diez euros”, apunta. Así, son empresas en general tecnológicas, en muchos casos relativas a servicios prestados a través de la red, aunque hay excepciones como Xiaomi, compañía china fabricante de teléfonos móviles y valorada en 46.000 millones de dólares.

Cómo se busca el capital

La fórmula de buscar capital de estas empresas suele ser a través de rondas de financiación en las que las firmas van aumentando la recaudación progresivamente y que van calificando con las letras del alfabeto: ronda A, ronda B,... Los grandes fondos de capital riesgo son quienes lideran estas búsquedas de recursos. “Buscan hacer crecer el valor de las empresas para luego poder venderlas a otro”, explica Ferran Burriel, socio fundador de Lanzame Capital, un fondo que invierte en startups. Así, los fondos compran las empresas y les inyectan capital para que puedan ir creciendo hasta venderlas por un valor muy superior.

En 2014, el volumen de inversión del capital riesgo en España recuperó los niveles precrisis con 3.465 millones de euros en 580 operaciones, según datos de la Asociación Española de Capital Riesgo. En Estados Unidos, solo en empresas de biotecnología alcanzó en el mismo periodo los 8.600 millones de dólares (unos 7.550 millones de euros), el nivel más alto desde 2007. El doble de inversión y solo en una categoría, lo que da idea de la diferencia de dimensiones de mercados. “Hemos mejorado mucho en los últimos años. Aunque todavía es un ecosistema inmaduro, vamos por el buen camino”, señala Diego Soro, fundador de Fundera.

Luis Martín, del programa de emprendedores de la Fundación Bankinter, explica que hay una diferencia de tamaño tanto en mercado como en inversiones. Por ejemplo, señala que en el capital semilla -aquel que llega en las primeras fases de la empresa- el orden de magnitudes que se invierte en estas compañías en el país de Silicon Valley se multiplica por diez; así, la combinación entre mucho más dinero y más fondos de inversión que buscan oportunidades en nuevas empresas se salda con un aumento de valoración de las empresas.

“En España se está estructurando este modelo de inversión, copiando al modelo americano. Sin embargo, las empresas que logran una elevada financiación aquí, en general, son enviadas a Silicon Valley para seguir creciendo y captando fondos. Es el caso de Shazura, que ha levantado 1,1 millones, o CartoDB, que acaba de levantar 23 millones en una ronda serie B con capital básicamente estadounidense”, explica Daniel Serrano, Chief Experience Officer de la empresa tecnológica Secuoyas.

Así, los posibles futuros unicornios españoles podrán tener ADN español pero con un desarrollo en Estados Unidos. Por lo menos, esto opina Iván Rodríguez, cofundador de la startup Parclick.com, que explica que España es un buen lugar por la existencia de un alto nivel de talento, pero que el marco legislativo y el acceso al capital lastran el ecosistema de creación de este tipo de empresas. Rodríguez, que recomienda una visión global del mercado que no se centre únicamente en el país, cree que el problema que pueden encontrar los emprendedores españoles es que si un fondo estadounidense se interesa por ellos y quieren migrar la empresa a ese país, pueden llegar a tener que pagar un alto coste en impuestos debido al exit tax -impuesto de salida en inglés- implantado recientemente.

Así, aunque el Gobierno ha sacado pecho de su apoyo a los emprendedores españoles, los expertos no ven tan claro que exista un ecosistema que permita un gran desarrollo de startups. La menor inversión, menor cultura de emprendimiento y las trabas regulatorias pueden lastrar que el próximo Airbnb hable español.

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