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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

10 lugares imprescindibles por los que deberías ir a Nueva Zelanda

Nueva Zelanda es lagos y montañas, y el Lago Tekapo es un perfecto ejemplo de ello.

Roberto Ruiz

Nueva Zelanda está justo en las antípodas de España, exactamente en la otra punta. Es decir, sin salirnos del planeta Tierra no podríamos ir a un lugar más lejano. Ahí es nada. Sin embargo, a Nueva Zelanda le sobran atractivos para que todas y cada una de las horas que tardarás en llegar hasta allí merezcan la pena mil y una veces.

Nueva Zelanda es el destino soñado por los amantes de El Señor de los Anillos y si existe alguna posibilidad de que sus personajes se hagan realidad sin duda será en alguna de sus montañas, sus bosques, sus valles, sus ríos o sus lagos. Nueva Zelanda es geotermal, es naturaleza, cumbres y playas, es paisajes de ensueño y también ciudades cosmopolitas y cultura maorí. Es gente amable y siempre dispuesta a ayudar.

Por todo eso, y por muchas más cosas que tendrás que descubrir por ti mismo, tienes que ir a Nueva Zelanda. Y para que te quede claro, aquí tienes esta lista de lugares imprescindibles con los que ir abriendo boca.

Península de Coromandel

La Península de Coromandel, al noreste de la isla norte de Nueva Zelanda, está a unas 3 horas de Auckland. En ella la vegetación es cerrada y las carreteras reviradas. Merece la pena acercarse a contemplar la Cathedral Cove, un enorme arco de piedra sobre la playa, y la peculiar Hot Water Beach, una playa con actividad geotermal subterránea con una arena tan caliente que el agua que se filtra hasta la superficie no se puede aguantar. Perfecta para hacerte tu propio jacuzzi excavado en la arena con el contraste del agua fría del mar.

Hobbiton

En la comarca de los Hobbits se encuentra Hobbiton, el hogar de Bilbo, Frodo, Samsagaz y tantos otros. El decorado de la película se mantiene tal cual y hoy en día es el Hobbiton Movie Set, la meca de los fanáticos de El Señor de los Anillos. Una visita guiada te permitirá recorrer la aldea, conocer cómo son sus casas, sus huertos, sus caminos… El guía se esforzará para ponerte en situación recordándote escenas de la película y te conducirá hasta una taberna hobbit donde tomar una cerveza a salud de los medianos.

Los Glowworms de Waitomo

En Waitomo hay cuevas que brillan de manera natural ¿Cómo puede ser esto? Sencillo, están repletas de glowworms, es decir, pequeños gusanos luminiscentes que brillan intensamente en la oscuridad. La visita a las grutas incluye bellas formaciones rocosas y, lo más importante, un pequeño paseo en barca en un lago subterráneo en el que se puede contemplar bóvedas rocosas cubiertas por miles de diminutos puntos de luz: los glowworms. La sensación es la de estar bajo un inmenso cielo estrellado.

Rotorua

Rotorua es una ciudad que huele a huevos podridos, y eso es consecuencia de su encanto. Es uno de los lugares de mayor actividad geotermal de Nueva Zelanda y hasta en el centro de la ciudad hay parques con lagunas calientes, burbujeantes y humeantes. Para ver este fenómeno en su máximo esplendor hay que ir a lugares como Wai-O-Tapu, donde las calderas de colores, fangos ardientes y gases de olores poco agradables delatan el efecto del choque de las placas Pacífica y Australiana justo bajo nuestros pies. En Rotorua, además, hay un espectacular bosque de secuoyas.

El Tongariro

El Parque Nacional Tongariro tiene más fama que ningún otro en Nueva Zelanda, y méritos no le faltan. Tongariro es Mordor, y no por ser un lugar feo y oscuro, sino porque lo es literalmente. Aquí se grabaron esas escenas de El Señor de los Anillos. El Tongariro Alpine Crossing hace las delicias de los amantes del trekking y sus paisajes dejan sin aliento a cualquiera. Eso sí, si vas en invierno corres el riesgo de encontrarlo cerrado por nieve.

La ciudad de Wellington

En el extremo sur de la isla norte se encuentra la ciudad de Wellington, un lugar agradable de pasear, animada vida nocturna, generosa variedad gastronómica y una amplia oferta cultural. Aquí se encuentra el museo de Te Papa, posiblemente uno de los más didácticos e interactivos del mundo. Además de estar repleto de interesantes exposiciones y ser enorme, su entrada es gratuita.

Parque Nacional Abel Tasman

Al noroeste de la isla sur, al poco de cruzar desde la norte, se encuentra el Parque Nacional Abel Tasman, un lugar de playas, bosques, trekking y kayaks. Es posiblemente la ruta costera más famosa de Nueva Zelanda, un lugar para recorrer a pie, paladeando o combinando ambas cosas. Merece la pena hacer noche en sus camping o cabañas y disfrutar con tranquilidad de sus aguas transparentes. Siempre que sea verano, claro.

Kaikoura

Kaikoura se encuentra en la costa este de la isla sur de Nueva Zelanda. La ciudad como tal no tiene un gran atractivo más allá de su ubicación en la costa, pero aquí lo que importa lo encontraremos en el mar. Desde Kaikoura podrás realizar alguna excursión de avistamiento de ballenas, concretamente cachalotes. Es realmente fácil encontrarlos nadando frente a sus costas y disfrutar de la inmensidad de estos cetáceos. Los delfines, que se pueden encontrar a cientos, pueden completar una travesía marítima perfecta.

Pancakes Rocks, Moeraki Boulders, Elephants Rocks…

Por si aún no había quedado claro Nueva Zelanda es naturaleza y en ella la geología tiene un papel importante, y a veces caprichoso. Ponemos el ejemplo de las Pancakes Rocks, en la costa oeste, donde las formaciones parecen inspirarse en multitud de pancakes una sobre otra; de las Moeraki Boulders, rocas perfectamente esféricas que descansan en la playa ya en el extremo sur del país; y cerca de ellas las Elephant Rocks, semejantes a elefantes, no tan espectaculares pero bellas de ver entre los verdes prados neozelandeses

Milford Sound

Es la guinda que completa este delicioso pastel llamado Nueva Zelanda. En el suroeste de la isla sur se encuentra Milford Sound, un espectacular fiordo que se abre paso entre montañas y que nosotros podemos navegar en una visita guiada o incluso paladeando en kayak. Las cascadas cayendo de los picos más altos son constantes y allá donde mires se convierte en una postal para el recuerdo. Milford Sound es sin duda uno de los imprescindibles más imprescindibles de cualquier visita a Nueva Zelanda.

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