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Multan con 331 euros a un pensionista por cantar “La mala reputación” en una protesta por la renta básica

Manuel Pineda,  en una asamblea ciudadana en Mérida

Pablo Sánchez

A Manolo Pineda, un pensionista con 43 años de trabajo a sus espaldas, le van a crujir este mes por dar el cante en mitad de la calle. Le va a costar 331 euros su mala reputación (la canción, claro) porque así lo impuso la Delegación del Gobierno en Extremadura y porque así se ha encargado de ejecutarlo la Agencia Tributaria.

El caso es que a Manolo le piden en cada concentración, en cada encierro de los Campamentos Dignidad que se ponga a contar el mítico tema de Brassens y él es fácil de convencer en estas cuestiones y volando va a cantar “en mi pueblo sin pretensión tengo mala reputación…”

Manifestación sin permisos

Así sucedió el 18 de julio en una manifestación por la renta básica en Mérida. El gobierno de Monago tenía bloqueado el pago de las ayudas de renta básica mientras miles de familias esperaban esa prestación en unas condiciones insostenibles. Hubo una manifestación para reclamar urgencia en la tramitación de la renta básica extremeña, pero resulta que aquella manifestación no tenía los permisos pertinentes y a petición de sus compañeros Manolo también cantó, megáfono en mano, “no, a la gente no gusta que, uno tenga su propia fe”.

Ahora, cuatro meses después, le ha llegado la multa de 301 euros de parte de la Delegación del Gobierno en Extremadura. Manolo no tenía intención de pagar nada. “Pero cómo voy a pagar esa multa si me dicen que yo estaba aconsejando a los compañeros que desobedecieran a la policía, que tirasen por otra calle, que no, que yo no he hecho nada de eso, pero si a mí solo me dejan el megáfono para cantar, que me piden siempre que cante”, explica el pensionista.

Más recargo

Pero su deseo inicial de no pagar una multa que considera injusta ha cambiado cuando acaba de recibir la notificación de Hacienda, con un recargo del 10% (ya son por tanto 331 eurosen total), y el aviso de un abogado de que tiene una paga y le pueden seguir cayendo recargos. “Y mira yo no puedo perder más dinero, porque es verdad que tengo una pensión después de 43 años trabajando, pero con esa paga vivimos en casa y pago la hipoteca de mi hijo que se ha quedado en paro”.

Por tanto, mal que le pese, “haga lo que haga es igual, todos lo consideran mal”, Manolo Pineda pagará una multa por cantar a Paco Ibañez en mitad de la calle o, “por querer vivir fuera del rebaño”, que hubiera cantado el mismísimo Brassens.

“Esto es una mordaza más que nos ponen, y ahora con la ley mordaza va a ser aún peor”, reflexiona Pineda.

Más multas

Las multas a miembros del Campamento Dignidad empiezan a resultar sospechosamente reincidentes. De esa manifestación de comienzos de verano, están llegando ahora multas a otros componentes de los Campamentos Dignidad y aún no se sabe con certeza cuántos serán multados.

Hay otros casos, también de personas ligadas a los Campamentos, sorprendentes. Tal es el caso de Marisa Prudencio, multada hace unos meses con 600 euros, por desobediencia a la autoridad en una manifestación a la que no asistió porque estaba fuera de Mérida. “Yo había firmado con otro compañero el permiso para la manifestación y luego me tuve ir de viaje; parecer ser que durante el recorrido, la policía quiso cambiar el trazado pactado y la gente se negó y ahora me multan a mí que no estaba por desobediencia a la autoridad, no pienso pagar, por supuesto”, señala Prudencio.

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