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La próxima generación no se irá a trabajar a Alemania: emigrará a la Luna

A partir de 2020 se volverá a pisar la Luna

Marta Sofía Ruiz

La mayor parte de las agencias y empresas espaciales, sean privadas o propiedad de un gobierno, consideran que Marte y no la Luna será la siguiente frontera en implantación de asentamientos humanos. Elon Musk, cofundador de Paypal y de SpaceX, planea enviar las primeras naves no tripuladas a este planeta en 2018, con una nueva misión cada dos años hasta que se realice el primer viaje tripulado, algo que, según sus estimaciones, sucederá en 2025.

“Se trata de desarrollar una insfraestructura que permita crear una ciudad sostenible en Marte, con el objetivo de ser una especie multiplanetaria”, declaró Musk. Por su parte, la NASA se ha marcado como objetivo enviar humanos a Marte en 2030.

Sin embargo, y a pesar de que ni Musk ni la NASA lo mencionan en sus anuncios, esto implica que, como parte de su camino hacia la conquista del planeta rojo, los interesados en la aventura espacial tendrán que volver a prestar atención a nuestro satélite. Según los expertos, los primeros grupos de personas que pasen una temporada en tierra firme en el espacio lo harán probablemente en la Luna y serán, en parte, una consecuencia de los planes sobre nuestro planeta vecino.

Paul Spudis, investigador del Instituto Lunar y Planteario y miembro del Equipo de Exploración del Sistema Solar de la NASA, también cree que la Luna es la primera parada en todos estos planes referentes al espacio. “Habrá una presencia humana extendida en el satélite. Yo creo que es un paso crítico si esperamos enviar a gente a Marte o algún lugar más remoto del Sistema Solar”, explica el científico a HojaDeRouter.com

“Para conseguir estas metas sobre Marte, lo que más sentido tiene es que se use la atmósfera de la Luna para probar los vehículos de aterrizaje e incluso para establecer módulos de investigación”, añade Raymond de Villiers, futurólogo y consultor de TomorrowToday Global, empresa especializada en las estimaciones sobre la transformación del mercado laboral del futuro.

A todos los sueños sobre el planeta rojo hay que sumarles las intenciones de otras empresas y agencias que han centrado su atención directamente en el satélite. Compañías como Bigelow Aerospace, que quiere establecer bases e impulsar el turismo selenita o Golden Skipe Golden Skipey Virgin Galactic, que buscan centrar su actividad en los traslados, también contribuyen de una u otra forma a la posibilidad de que establecerse durante una temporada en la Luna, o simplemente visitarla, no sea tan descabellada. Incluso la Agencia Espacial Europea (ESA) ha hablado sobre un asentamiento en suelo lunar.

Por su parte, United Launch Alliance (ULA), la empresa conjunta que agrupa a las estadounidenses Lockheed Martin y Boeing, aspira a que en 2045 haya 1.000 trabajadores en el espaciohaya 1.000 trabajadores en el espacio. Su iniciativa Cislunar 1000 Vision plantea un negocio de transporte de mercancías entre la Tierra y la Luna, donde además se establecerían minas para conseguir los materiales necesarios para proveer de combustible a las naves, que podrían repostar en el propio espacio.

En este mismo sentido, Jeff Bezos, fundador de Amazon y de Blue Origin, empresa interesada en la exploración espacial, también considera que hay que mover la industria pesada al espacio y que es la próxima parada en la creación de puestos de trabajo: “Quiero que miles de emprendedores hagan cosas increíbles allí”, afirmó el magnate del comercio electrónico.

Aunque siempre es complicado hablar de fechas, De Villiers cree que falta poco para que empiece el movimiento en el satélite. “Basándonos en las fechas de Marte, podemos esperar algún tipo de actividad y posiblemente de habitación para el comienzo de la década de 2020”, aventura.

Si los planes de todos estos emprendedores y agencias salen bien, la Luna empezará entonces a convertirse en el destino de pioneros que abandonarán el planeta para trabajar e investigar más allá de las fronteras de nuestra atmósfera. “Es altamente probable que un niño nacido después del comienzo del milenio tenga la posibilidad de poner un pie en la Luna, ciertamente más de ellos que los doce que han caminado por el satélite hasta ahora (entre 1969 y 1972)”, concreta el futurólogo.

“Dicho esto, la habitación sostenible y comercialmente viable del satélite probablemente suceda únicamente durante la vida de un niño nacido el mismo año que se establezca el primer asentamiento, es decir, aquellos nacidos después de 2020”, prosigue.

Barajadas las posibles fechas, queda plantearse la naturaleza y la organización de estas colonias, que, según ambos expertos, tendrán un caracter público-privado. El investigador de la NASA considera que lo más probable es que los gobiernos estén al frente de los esfuerzos con respecto a la Luna, con el sector privado a la zaga. Por su parte, De Villiers cree que las administraciones sufragarán los gastos relacionados con la actividad investigadora en el planeta pero que, conforme el conocimiento base aumente, el foco dará un giro hacia la explotación comercial, liderada por el sector privado.

Los trabajos lunares

“Hay muchos tipos de trabajos que serán necesarios en la frontera lunar. Los ingenieros y los científicos serán los primeros habitantes, pero también harán falta mineros, granjeros, directores, contables y personal técnico. Todas las profesiones que contribuyen a la formación de la sociedad en la Tierra encontrarán sus roles en los asentamientos en el espacio”, defiende Spudis. De esta forma, una parte de las futuras generaciones sumará un nuevo destino a su lista de opciones cuando deba partir en buscar de trabajo: la Luna.

De Villiers opina que científicos, investigadores, mineros y personal de mantenimiento serán los primeros en poblar temporalmente el satélite. “Sin embargo, una gran parte del trabajo más rutinario se realizará con robots y con inteligencia artificial”, predice.

Este futurólogo se atreve a realizar hipótesis sobre el consumo que se producirá en territorio lunar: agua, comida, equipamiento e incluso el aire supondrán un gran coste. “Habrá medidas sobre el consumo que realiza cada persona que se encuentre en la Luna y las ecuaciones sobre productividad y sobre el beneficio derivado regirán la vida de sus habitantes”, aventura.

Por este motivo, y según el experto, es altamente probable que la gente solo pase periodos relativamente cortos en el satélite, de menos de un año, debido a la constante presión de justificar los recursos que están consumiendo.

Spudis también cree que, al principio, las estancias largas serán complicadas: “Es necesario determinar qué es necesario para mantener a la gente sana fuera de la Tierra. Eso requerirá de diferentes visitas, pero después ya se podrá emigrar al satélite”.

De la misma forma que muchos habitantes de la costa este de Estados Unidos se lanzaron al oeste hace doscientos años con el objetivo de hacer fortuna y descubrir territorios inexplorados, una parte de la población en busca de aventura, conocimiento, oportunidad o riqueza podrá elegir el espacio como su nuevo destino.

“Al principio irán científicos y aventureros, pero finalmente la Luna, los asteroides y Marte se convertirán en destinos deseados por aquellos que quieran trabajar duro en una situación peligrosa por un breve periodo de tiempo, un poco como sucede en la actualidad con las plataformas petrolíferas. La Luna será nuestro nuevo El Dorado”, concluye el futurólogo.

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Las fotografías de este artículo son, por orden de aparición, propiedad de NASA Goddard Space Flight Center, Alex Matravers, NASA on the Commons y Anthony Quintano

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