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El comando de la cerveza artesanal

Botellas de la cerveza artesanal Destraperlo. / Comando Cervecero

María Muñoz

Una cooperativa de producción y consumo de productos ecológicos fue su nexo de unión. Se juntó el que llevaba varios años haciendo cerveza en su casa con otros, entusiastas de esa bebida, que buscaban embarcarse en un proyecto propio. Nació la cooperativa de trabajo asociado Comando Cervecero y apenas hace dos semanas llegó Destraperlo, la marca bajo la que producen cerveza artesanal en su recién estrenada fábrica de Jerez de la Frontera (Cádiz). Buscan las colaboraciones con otras entidades y fomentar el consumo y la economía local.

“En la cooperativa La Reverde nos conocimos todos y empezamos a hablar de empezar un proyecto del que pudiéramos vivir”, explica Irene Roldós, una de las cuatro cooperativistas junto a Tomás Sánchez, María José Grande, Nicolás Bengoa y Pepe Pérez. Tomás, el ahora maestro cervecero -aunque él “modestamente” prefiere definirse como cocinero- participó en una jornada de puertas abiertas para artesanos de la cooperativa, donde contó cómo llevaba varios años elaborando cerveza artesanal en su casa. El resto la probó, les encantó y comenzó a pergeñarse su Comando Cervecero.

Desde el principio tenían claro que lo suyo sería una cooperativa. “Procedemos de la economía social y del asociacionismo y todos somos iguales”, afirma Roldós. Hace un año empezaron a definir todo el proyecto, a buscar un local para su fábrica y a comprar la maquinaria que necesitaban. Coop 57 les financió la subvención que les habían concedido -pero aún no entregado- para que pudieran ponerse en marcha. “Hasta ahora, Tomás elaboraba unos 50 litros a la semana en unas máquinas que él mismo se había construido”, señala la cooperativista. Cuando la fábrica ha empezado a andar, Destraperlo produce unos 500 litros a la semana, lo que equivale a 1.500 botellines de 1\3.

Dos variedades a la venta

De momento, han empezado a fabricar solo dos variedades aunque pronto seguirán con más. “Preferimos comercializar primero las recetas que más gustaban a todos”, subraya Roldós. La primera es una cerveza rubia que denominan La Majareta y la otra es La Colorá, “que es un poco más tostada y tiene más cuerpo”, describe la socia, quien apunta que esta variedad “no se asemeja a ninguna otra y quienes la prueban se enamoran de ella”.

Elaboran la bebida de manera artesanal sin añadir aditivos ni colorantes artificiales “El 90% es agua y luego está la base de la cerveza: la malta, el lúpulo y la levadura, que es lo que hace que se forme el gas y el alcohol de forma natural”, señala Roldós. En la medida en que pueden emplean siempre materias primas locales, así por ejemplo, la malta procede de una empresa que tiene campos en Sevilla y la remolacha que utilizan para elaborar La Colorá llega de Huelva. Aconsejan tomar su rubia fría pero con La Colorá recomiendan una temperatura más ambiente para poder “apreciar mejor todos los sabores”. Su intención es empezar a comercializar Destraperlo en bares, restaurantes y tiendas y también en mercados y ferias. “Esto es un trabajo artesano y como tal queremos que también esté presente en estos mercados donde el contacto con los clientes es más cercano”, señala Roldós. Además, se puede comprar cerveza en la propia fábrica los viernes por la mañana.

El nombre de su marca hace un juego de palabras que quiere recordar a los tiempos de la posguerra cuando el estraperlo estaba a la orden del día. “Para algunos era la única forma de sobrevivir”, explica Roldós, quien añade: “Crear tu propia empresa, en la economía social, fomentando lo local también demuestra que se puede sobrevivir de esto, y poder incluso vivir de ello”.

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