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Caja Madrid fletó un avión privado para la inauguración de una oficina en Viena

El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa.

Irene Castro

Caja Madrid dio una gran importancia a la apertura de una nueva oficina en Viena. La vendió como una oportunidad para llegar a millones de clientes en Europa del Este y así lo transmitió la cúpula de la entidad, que defendió que era parte de la “expansión corporativa” de la caja de ahorros que luego tuvo que ser rescatada con dinero público. La oficina tenía 450 metros y estaba ubicada en un palacete barroco pero, cinco años después de la inauguración, Bankia tuvo que cerrarla y vender el edificio.

Los correos de Miguel Blesa a los que ha tenido acceso eldiario.es demuestran la relevancia que la dirección de la entidad financiera dio a esa inauguración, que planificó durante meses, y para la que llegaron a fletar un avión privado para el traslado de los invitados.

“Entiendo que se vuelve de Viena en el vuelo privado con el resto, ¿no?”, preguntó a Blesa su secretaria. “Sí, me volveré con todos”, respondió el entonces presidente de Caja Madrid el 20 de marzo de 2008, pocos días antes del acto inaugural en la capital austriaca, que incluyó un concierto de violines. Caja Madrid no escatimó en gastos e invitó a una decena de periodistas con los gastos pagados para que cubrieran la operación de ampliación en el este de Europa.

La entidad financiera empezó a planear en diciembre del año anterior el acto, al que invitaron a políticos madrileños de primer nivel, entre ellos la presidenta, Esperanza Aguirre, y el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y los respectivos consejeros o concejales del ramo económico, además de los miembros del consejo. No obstante, las hemerotecas no recogen que finalmente asistieran al evento. El propio Blesa dudó de que la presidenta regional asistiera: “He hablado con la Presidenta y tengo mis dudas de que vaya a venir, la vida de los políticos es imprevisible”, comunicó Blesa a la empleada que lo gestionó.

La caja también quería contar con la presencia de representantes de la patronal (CEOE y CEIM –Arturo Fernández sí se desplazó a Viena-) o de la Cámara de Comercio, aunque Blesa dudó ante la posibilidad de invitar a los sindicatos: “¿Invitamos a Viena a los capos de Comisiones y UGT?”, preguntó al director general de Negocio, Ildefonso Sánchez Barcoj, que se mostró favorable.

Los organizadores plantearon a Blesa ampliar esa invitación a las autoridades austriacas y a presidentes de bancos del país. “Desde el punto de vista de Negocio, me comentan que no les importa uno u otro formato, puesto que ellos tienen pensado en mayo organizar un evento para clientes..., con lo que quizá sería mejor dejarlo en un evento dirigido a ”spanish comunity“... ¿Te parece bien?”, preguntó una empleada al presidente de Caja Madrid.

“Más restringido, no podemos convertirlo en la pradera de San Isidro”, respondió Blesa, que sí invitó al evento a Pedro Rodríguez Pla, presidente de Einsa, la compañía armamentística con la que el exbanquero negoció para colocar a José María Aznar. “He comentado con Josefina tu invitación a la inauguración de vuestra oficina en Viena. ¿Cómo tienes planificado el viaje? ¿Tienes muchos compromisos sociales para esos días? ¿Podríamos recordar viejos tiempos y disfrutar juntos el fin de semana anterior?”, escribió el empresario un mes antes de la inauguración.

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