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Hun Sen empeña la democracia para alargar su mandato en Camboya

Hun Sen empeña la democracia para alargar su mandato en Camboya

EFE

Phnom Penh —

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La ilegalización del principal partido de la oposición en Camboya allana la reelección del primer ministro Hun Sen en las próximas elecciones pero levanta dudas sobre el futuro de la democracia instaurada hace 24 años por mediación de la ONU.

El Tribunal Supremo ordenó en noviembre la disolución del Partido para el Rescate Nacional de Camboya (PRNC) al considerar que este perseguía derrocar el gobierno del Partido Popular de Camboya (PPC) con la ayuda de agentes extranjeros.

El fallo, que incluyó la inhabilitación de un centenar de altos cargos del PRNC, culminó una ofensiva judicial contra activistas y prensa independiente iniciada tras los buenos resultados de la oposición en las elecciones locales de junio.

Los comicios siguieron el resultado de las generales de 2013, en las que el PPC ganó con menos margen de lo esperado, y pusieron en duda la capacidad del partido gobernante de mantener su hegemonía en las legislativas de julio de 2018.

“¿Por qué nos han ilegalizado? Simple. Si hay elecciones libres y justas el próximo año, (el PPC) las pierde”, dijo a Efe la directora general de relaciones públicas del PRNC, Monovithya Kem.

Los elecciones generales serán las sextas desde que la ONU organizó la primera votación democrática en 1993 tras la paz que dos años antes puso fin a dos décadas de guerra civil entre varias facciones, entre ellas el Jemer Rojo.

En el poder desde 1985, Hun Sen reiteró esta semana su intención de alargar diez años más su mandato, para el que reivindica la pacificación del país y el fuerte crecimiento económico de la última década.

Pero su gestión también se ha visto marcada por las denuncias de manipulación de las instituciones, incluido el proceso electoral, y la intimidación de sus adversarios mediante los tribunales bajo el control del PPC o la violencia.

El último caso ha sido la disolución de la oposición, que grupos de defensa de los derechos humanos calificaron como un “golpe de gracia” a la democracia, si bien varios analistas coinciden en que en Camboya esta tampoco gozó nunca de una salud de hierro.

“Había diversidad de partidos, elecciones, cierto pluralismo, pero el PPC siempre retuvo el control último del sistema y lo manejó para garantizar su victoria en las urnas”, dijo Sebastian Strangio, autor del libro “Hun Sen's Cambodia”.

Según el analista, la novedad en esta ocasión es el alineamiento de Camboya con China, cuyo apoyo le ha permitido aminorar su dependencia de la ayuda económica de occidente y repudiar los pactos para establecer la democracia en el país que aceptó con desgana.

“Lo vivieron como una imposición desde fuera. Aceptaron el juego democrático pero como no aceptaron sus reglas no ven ninguna contradicción en socavar las instituciones democráticas”, indicó Strangio.

Este apunta además al momento delicado por el que atraviesa Hun Sen, quien tras más de treinta años en el poder se enfrenta a la necesidad de abordar una transición que permita poner las riendas del país en manos de total confianza: las de uno de sus hijos.

Para el también analista Ou Virak la ofensiva contra la oposición es una “reacción exagerada” que delata el “nerviosismo” de Hun Sen y que el proceso para atar su sucesión ya está en marcha.

El mandatario, que el último año ha amenazado varias veces con una guerra civil si es derrotado en las urnas, más que a una derrota electoral lo que teme es, según Virak, la pérdida de apoyo popular.

“Perder las elecciones no le sería un gran problema porque seguiría controlando el Ejército, la burocracia. Pero perder apoyo popular supondría perder legitimidad, que es esencial para el poder y la estabilidad”, dijo a Efe Virak.

“En las elecciones de 2018 quiere demostrar que es más popular que nunca. Que el público lo compre, probablemente la respuesta es que no”, añadió.

Virak espera antes de los comicios gestos de distensión por parte del veterano dirigente, que en las últimas semanas ha invitado a la oposición a formar otro partido, y rechaza el pesimismo sobre el desarrollo político del país.

“Los fundamentos de la democracia no han cambiado. La gente tiene una mayor comprensión y compromiso político, y hay toda una generación de jóvenes que quieren algo más y que sus voces sean escuchadas”, aseguró Virak.

“Hay una fuerte demanda de cambio y Hun Sen no puede disolver el deseo popular”, concluyó Strangio.

Jordi Calvet

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