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Toribío, marcado por la guerra, vive con normalidad primer día alto el fuego

Toribío, marcado por la guerra, vive con normalidad el primer día de alto el fuego

EFE

Toribío (Colombia) —

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Los habitantes de Toribío, uno de los muchos municipios afectados durante décadas por el conflicto armado colombiano, vivieron hoy como un día cualquiera el inicio del alto el fuego bilateral y definitivo con las FARC que puso fin a 52 años de conflicto armado.

A oscuras, después de que un rayo dejara sin servicio eléctrico a la población, los lugareños, muchos sobrevivientes de fuegos cruzados entre la guerrilla y el Ejército, esperaron el comienzo del histórico cese de las hostilidades después de casi cuatro años de negociaciones de paz.

A las 00:00 horas de hoy, cuando comenzó el alto el fuego con la guerrilla de las FARC, la única luz en el lugar era la de la discoteca “Manolo”.

En el lugar, dotado con una planta eléctrica y situado a tres cuadras de la estación de Policía, entre aguardiente y cerveza el tema de discusión era el partido de fútbol del día anterior, mientras que muy esporádicamente se mencionaba la paz.

“Amanecerá y veremos”, dijo a Efe uno de los presentes consultado sobre el cese el fuego, a lo que otro le replicó: “Es ya, desde hace unos minutos”, aunque la conversación se interrumpió con un diálogo en una de las lenguas nativas de los indígenas del Cauca, departamento del suroeste del país.

Este lunes amaneció cerrado el despacho del alcalde y la única autoridad en el primer día del cese de hostilidades fue el cabildo indígena.

Antes de que se silenciaran los fusiles, la paz ya había empezado a contagiar a los niños de la Institución Educativa Toribio, donde anteriormente los simulacros no eran de incendios sino de cómo actuar en medio del fuego cruzado y las explosiones.

La calma era la principal recomendación para niños y padres, a quienes de antemano le advertían del riesgo inminente que enfrentaban al intentar “rescatar” a sus hijos en una situación como esta o cruzar las calles con ellos.

Ahora, después de más de un centenar de ataques atribuidos por las autoridades a las guerrillas en las últimas tres décadas, entre ellos el del 8 de julio de 2011, cuando un autobús-bomba fue detonado contra la estación de la Policía, en un hecho que dejó al menos tres muertos, alrededor de un centenar de heridos y decenas de casas afectadas, la tranquilidad empieza a imponerse en estas calles empinadas.

De los helicópteros y escenas de guerra retratadas en sus dibujos, los estudiantes de la jornada única, que reúne alrededor de 1.080 niños y jóvenes, empezaron a retratar imágenes de una vida “normal”, según comentó a Efe la rectora del colegio, Rosbita Gómez Rengifo.

“Ya no usan los cuadernos empuñándolos como fusiles en sus juegos”, añadió la rectora, mientras un grupo de pequeños en fila entonaba el himno nacional de Colombia en lengua nasa y con algunas estrofas en castellano.

Y aunque empiezan a notarse los cambios en esa institución, la paz aún tiene el reto de conquistar a muchos residentes de Toribio. Así lo demuestra una encuesta que estudiantes de séptimo grado realizaron a sus familias y vecinos para consultarles sobre el plebiscito del próximo 2 de octubre con el objeto de refrendar el acuerdo de paz.

Muchos de los encuestados, según contó la maestra del curso, han propuesto incluir un voto en blanco ante la indecisión y el desconocimiento del tema. Una de las primeras tabulaciones daba la victoria al voto en blanco; en otra, de 24 encuestados, 13 se inclinaron por el “sí” y 11 por el “no”.

Pese a una historia de dolor, la paz ya se respiraba en la estación de Policía, la misma que fue destruida por varios ataques rebeldes, y donde hoy el viento movía las camándulas que colgaban de una cruz con una lápida colocada en memoria del intendente Luis Alberto Hernández, fallecido en el ataque con el autobús-bomba y que los toribianos esperan no volver a sufrir en una Colombia en paz.

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