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“El nuevo partido catalán debe ser una suma de personas, no de formaciones políticas”

Ernest Urtasun.

Andrés Gil

Iniciativa per Catalunya Verds celebra este fin de semana su Asamblea. Y lo hace con una nueva dirección recién elegida en primarias, con Marta Ribas y David Cid como coordinadores y el eurodiputado Ernest Urtasun (Barcelona, 1982) como portavoz. El cónclave servirá para aprobar la apuesta por el nuevo sujeto político catalán abanderado por Ada Colau en el que están llamados a participar las formaciones que concurrieron el 20D con En Comú Podem –Barcelona en Comú, Podemos, ICV, EUiA, Equo–, además de colectivos sociales y activistas.

¿Cómo será la relación de ICV con el nuevo sujeto político?

Hay una coincidencia de análisis de todas las fuerzas que hemos estado participando en Barcelona en Comú, Catalunya sí que es Pot y En Comú Podem. Y es que hay una corriente de cambio en Catalunya que se está consolidando como un espacio con capacidad de ganar, gobernar y hacer políticas de cambio. El objetivo que tenemos todos es darle una forma organizativa estable a todo este espacio. Lo principal será que en todo este proceso seamos capaces de que participe aún más gente. Que no sea un proceso en el cual sea la suma de las personas que militen en los diferentes espacios, Iniciativa, Podemos, Barcelona en Comú, EUiA, Equo... Sino que además generemos una dinámica para que se apunte más gente.

¿Qué papel han de desempeñar los partidos una vez que se constituya ese sujeto?

Nosotros estamos hablando de 'cooperativa política', que para nosotros es una metodología de construcción. No creemos que tenga que ser una coalición de formaciones, una suma de los distintos actores, sino que tiene que construirse un nuevo sujeto político a partir de la participación individual de la gente, cada persona un voto, y que el sujeto constitutivo de la nueva formación no sean los diferentes actores negociando entre ellos, sino que sea la propia militancia y la gente en cada uno de los espacios. Y, a partir de ahí, establecer unos procesos de participación que nos permitan construir este partido.

Lo que sí decimos es que ese proceso no tiene por qué suponer la desaparición, en este caso, de Iniciativa, que puede seguir funcionando organizativamente y creemos que eso es positivo. Pero las dos cosas pueden funcionar. Tenemos un ejemplo que me gusta citar que es el de Més en Baleares, un partido constituido por gente con elección directa de la militancia, pero también los distintos partidos que componen Més siguen existiendo, como el PSM e Iniciativa per Mallorca.

Esa idea de la cooperativa política para nosotros significa la participación y construcción de un partido directamente por la gente y no a través de una coalición.

Un actor importante de todo este proceso es Podem, que se encuentra en un proceso de elección de su dirección.

Es evidente que antes de iniciar todo, los procesos internos que se están produciendo deben finalizar. Nosotros, por nuestra parte, hacemos nuestra asamblea este fin de semana, en la cual sometemos a nuestra militancia esta propuesta para la constitución de un nuevo sujeto político que la militancia nuestra deberá validar.

Eso después también deberá hacerse en el marco de Podemos. Tienen que elegir una nueva dirección, que tiene que hacer un debate interno sobre esta cuestión y, a partir de ahí, empezar a trabajar.

¿Tendría sentido sin Podem?

No, tiene que estar Podem, por supuesto. Tiene sentido que estén todos los actores que hemos estado en los procesos de cambio en Catalunya. Los que estábamos en En Comú Podem, en Barcelona en Comú, en Catalunya sí que es Pot... Son los que tienen evidentemente que estar, y eso es importante, pensando en añadir más gente, que la nueva formación no sea solo la suma de las personas que militan en los diferentes espacios y que se pueda acercar más gente. Es el reto principal.

Una formación como ICV, heredera de un partido histórico como el PSUC, ¿se siente cómoda con el liderazgo del proceso que está teniendo Ada Colau?

Ada Colau está jugando un papel importantísimo en todos estos procesos. Es la alcaldesa de Barcelona, es evidente que tiene que jugar un papel muy importante. Probablemente ICV aporta el liderazgo más colectivo. Hemos elegido una dirección de tres personas y somos una formación más colectiva, no con una figura fuerte como la de Ada, pero nos sentimos absolutamente cómodos. Y en el próximo sujeto que queremos construir, los liderazgos los tendrá que elegir la gente, pero es evidente que Ada Colau desempeñará un papel muy importante, como no puede ser de otra manera.

¿Este proceso superador rebaja el peso de las posiciones independentistas en ICV?

ICV siempre ha sido una formación plural. Hay independentistas, constituidos en una corriente del partido, hay federalistas como yo, y nos une el derecho a decidir, y un modelo de soberanías compartidas que se aproxima más a lo confederal. Hemos vivido la pluralidad como una riqueza, más que como un enfrentamiento. Lo principal que hay que conseguir para desbloquear la situación es el referéndum, y en eso estamos todos a una. Y esa riqueza y pluralidad en el nuevo sujeto seguirá existiendo.

También en las candidaturas y en la gente que ha participado en las confluencias en Catalunya hay sensibilidades plurales. Y en eso también Ada Colau ha sido muy clara: el objetivo político principal es la cuestión del referéndum, y ni las tímidas reformas constitucionales que propone el PSOE ni la hoja de ruta que propone la mayoría actual en el Parlament nos soluciona el referéndum.

¿Piensan que este proceso catalán, parecido al que se está dando en Galicia, puede empujar a que ocurra en otros lugares del Estado?

Creo que sería positivo lograr la máxima unidad de lo que debe ser un nuevo espacio de cambio. Todos esos procesos unitarios son positivos. Si la pregunta es en relación a las relaciones entre Podemos e IU, es algo que deben dirimir ellos, pero desde luego cualquier dinámica unitaria nos parecerá siempre bien, será bien vista y apostaremos por ella.

Si se repiten las elecciones, ¿se repetirá la confluencia catalana?

Sí, sí. Por supuesto. Esa es la voluntad de todo el mundo. No creo que nadie esté pensando en otra cosa.

¿A pesar de no haberse conseguido la aspiración del grupo parlamentario propio?

Políticamente, tenemos claro que va a repetirse. Otra cosa es si hay alguna manera jurídica para poner más difícil a la Mesa vetarnos el grupo propio, que es lo que ha ocurrido, pero al final la cuestión del grupo propio siempre depende de la Mesa en la mayoría de casos, y hemos sido víctimas del PP y el PSOE.

¿Trabajan con el horizonte de nuevas elecciones?

No sería positivo, no es necesario para un gobierno de cambio. Los números para un gobierno PSOE-Podemos-confluencias existen si nos sentamos a negociar. Y si lo sometiéramos a votación parlamentaria hay posibilidades reales de que ese gobierno fuera investido. Esa es la vía que espera el electorado progresista. Si eso no se produce será fundamentalmente porque el PSOE es preso de su acuerdo con Ciudadanos y no quiere moverse de ahí. Las elecciones no son deseables y no son necesarias, porque puede haber un gobierno de cambio, pero eso le toca al PSOE decidirlo.

Esta semana en el Parlamento se está visibilizando la soledad de Mariano Rajoy con la Lomce, los refugiados... ¿Hasta qué punto la urgencia por desalojar a Rajoy puede pesar en facilitar el acuerdo PSOE-Ciudadanos?

Hay una urgencia evidente. Este es un gobierno que ha jugado un papel más negativo de toda la UE, porque cuando en el Parlamento Europeo pedíamos que hubiera una operación de salvamento marítimo en el Mediterráneo, Fernández Díaz lo bloqueó; cuando se han querido establecer cuotas obligatorias para reubicación y reasentamiento; España bloqueó. España ha sido la pionera en realizar expulsiones en caliente en Ceuta y Melilla, que es una práctica que ahora se está extendiendo en Turquía. Existe una urgencia de desalojar a Rajoy, pero lo que uno no puede pretender es desalojar a Rajoy y al PP y mantener algunas de sus políticas, que es el espíritu del documento de Luis Garicano [experto económico de Ciudadanos] que firmó Pedro Sánchez. Son las dos cosas: desalojar a los responsables y también sus políticas.

Este viernes Puigdemont recibe a Pablo Iglesias; la próxima semana, a Albert Rivera; acaban de reunirse en secreto Pedro Sánchez y Oriol Junqueras... ¿Cómo se desbloquea la situación catalana?

Hay una responsabilidad evidente de cuatro años del PP que lo que ha hecho ha sido negar el problema, muy de Rajoy. Ha habido una evolución en Catalunya que muestra una necesidad de resolver una relación que para una buena parte de la población no es satisfactoria. Necesitamos una actitud distinta en Madrid, con un gobierno distinto, que sea capaz de dialogar, de abrir una nueva dinámica en relación con Catalunya, y que asuma el reto del referéndum, que es la manera de despejar la cuestión.

Pero también hay cosas que deben hacerse desde Catalunya: necesitamos articular una propuesta en la cuestión nacional transversal y mucho más amplia que la actual; intentar sacar adelante un proyecto de país con una mayoría parlamentaria tan escasa y con tantas divisiones, no es bueno. Hay que recuperar la idea de que lo que Catalunya pide es un referéndum, no un plan de independencia unilateral en 18 meses que no tiene ningún recorrido ni apoyos fuera, ni capacidad de ser dialogado en Madrid.

Lo de Catalunya puede encauzarse si ocurren estas dos cosas: un cambio de actitud en Madrid, y en Catalunya volver a grandes acuerdos más allá de la actual mayoría parlamentaria escasa para volver a pivotar en torno a la demanda del referéndum, donde podemos estar nosotros, podría estar el PSC. solo se puede resolver si democráticamente si en Catalunya se puede votar, el derecho a decidir es imprescindible.

¿Se puede ser portavoz del partido trabajando en Bruselas?

Sí, se puede. Yo no seré el líder del partido, son Marta Ribas y David Cid, yo soy el portavoz y paso muchos días fuera de Barcelona, y tiene su dificultad, pero hasta ahora creo que lo estoy compaginando bien. Creo que sí.

¿Va a volver a Barcelona?

Mi idea es terminar la legislatura y hacer otra. Siempre me presenté con la idea de hacer un par de legislaturas en el Parlamento Europeo, no más, porque son 10 años, pero mi idea es hacerlo desde aquí. No es negativo, sino todo lo contrario, que normalicemos que uno puede tener responsabilidades en su partido participando en una institución como el Parlamento Europeo, porque hasta ahora si uno tenía responsabilidades en su partido, se consideraba que eso se hacía desde el Parlament o el Congreso, pero Bruselas quedaba lejos. Bruselas es un ámbito institucional principal en estos momentos por muchísimas cuestiones: refugiados, crisis de la zona euro, etc, y que haya gente con responsabilidades en los partidos que estén haciendo política en Bruselas debería normalizarse, es positivo.

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