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El colegio mayor San Juan Evangelista se cierra con cuatro expedientes de infracción abiertos

El Colegio Mayor San Juan Evangelista y su Club de Música hacen las maletas

Raúl Rejón

Unicaja trata de deshacerse del colegio mayor San Juan Evangelista con cuatro expedientes de infracción a sus espaldas y una remodelación de 6 millones de euros pendiente. La Fundación San Juan Evangelista ha recopilado las infracciones urbanísticas que no ha resuelto la concesionaria del colegio mayor, famoso por ser un polo de cultura a nivel nacional –fue el escenario del último concierto de Camarón de la Isla– y que recibe el sobrenombre de El Johnny.

El edificio de colegio no cuenta con licencia de actividad según la Dirección General de Control de Edificación del Ayuntamiento de Madrid. En 2009 se abrió el expediente formal. Pero, además, la Junta Municipal de Moncloa –el distrito en el que se ubica– hizo a la infraestructura dos Inspecciones Técnicas de Edificios (la última en 2011) que resultaron negativas. También en 2009, Urbanismo le exigió que investigara problemas de cimentación. El expediente se archivó tras unas obras. A eso se le añade otra posible infracción por una orden de ejecución de obra de tala de árboles secos.

Ante toda esta situación, Unicaja necesitó una licencia de obras para acometer las remodelaciones que tenían al colegio mayor con esa batería de expedientes abiertos (falta de licencia de actividad y deficiente conservación). La concesionaria ha contado esta semana que deja las instalaciones en “buen estado”. El portavoz de la Fundación, Juan Cuesta, contesta que “las adecuaciones, según nuestros arquitectos, costarían 6 millones de euros”.

Unicaja ha expresado que ha intentado buscar una solución para mantener la concesión en los términos de hace 50 años pero que “no ha sido posible”. También ha asegurado que la plantilla ha sido reubicada u obtenido salidas negociadas.

Historia del cierre

El final del colegio San Juan Evangelista es una historia que viene desde hace un lustro. En 2009, Unicaja quiso cambiar la actividad del centro y convertirlo en residencia de lujo o escuela de negocios. Se formó un buen revuelo que paralizó ese proyecto. Más tarde, en 2012, la concesionaria pidió a la dueña de los terrenos, la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que le renovara la contrata por medio siglo para, posteriormente, subcontratar el servicio. Era una operación inviable porque el cambio de contratista suponía abrir un concurso nuevo, no cabía la prórroga.

El tiempo pasaba y el San Juan Evangelista se enquistaba. La UCM realizó una ampliación provisional de un año para “buscar una salida”, rememora Cuesta. Pero esto no convenció a Unicaja que pidió una ampliación de 50 años y que se le retirara el canon anual que debía abonar a la universidad de 200.000 euros. “La Complutense accedió a todo menos a los 50 años. Le dio 25”, prosigue el portavoz de la fundación.

El asunto llegó a los tribunales. Un auto de 27 de junio de 2014 estableció que Unicaja es la concesionaria del colegio hasta 2038. Sin embargo, el 29 de julio, la entidad aseguró que renunciaba a seguir siendo la gestora. “Quieren dejar la llave y librarse de este cáliz. Pero deben, al menos, dejar el edificio con las remodelaciones pagadas y la licencia de actividad en regla”, exigen desde la fundación. La cuestión se ha convertido en una maraña legal con las puertas, de momento, cerradas para los alumnos.

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