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“Quizá de tanto gobernar en el PSOE nos dejamos los principios por el camino”

Pedro Zerolo. /MARTA JARA

Natalia Chientaroli

Está enfermo. Se le nota en la delgadez y en la ausencia de esa melena rizada que agitaba con cada frase y que le daba un aspecto eternamente joven. Pedro Zerolo acaba de cumplir 54 años y tiene cáncer de páncreas. Y lo cuenta. Es, según él, su enésima salida del armario. Eterno activista por los derechos de las mujeres, de los migrantes, de los homosexuales, se niega a poner a la política en un segundo plano a pesar de reconocer que es un “momento muy difícil” de su vida. Porque considera que su lucha personal es una más de las muchas a las que ha plantado cara. El secretario de Movimientos Sociales del PSM-PSOE celebra la “efervescencia política” post 15M y no se ahorra críticas al Gobierno ni a su partido, al que le exige “valentía” para recuperarse del “descrédito” ciudadano.

Le vemos mucho últimamente en los medios. ¿Siente que el haber hecho pública su enfermedad le ha devuelto los focos de la prensa?

Esas cosas pasan. Soy concejal del Ayuntamiento de Madrid pero la vida política municipal no interesa tanto como me gustaría. Yo no calculo los efectos. Cuento lo de mi enfermedad por transparencia, porque soy un servidor público. Y porque aprendí de la valentía de las mujeres, porque no es habitual que un hombre muestre según qué cosas de su vida. Creo que es una oportunidad también para dar fuerzas a otros y para sembrar un discurso de solidaridad que nos hace mucha falta.

¿No teme que se ponga el foco en su problema personal y no en su trabajo?

No, porque a pesar de que este ha sido un año tremendo, terrible, en el que hubo días en los que no podía levantarme, no he dejado nunca de ser un político y de trabajar para la política. No soy sólo un enfermo de cáncer: soy migrante, republicano, ateo, homosexual... En realidad esta es mi enésima salida del armario (se ríe). Poca gente sabe que tuve un papel muy importante en la última conferencia política del PSOE, en la que peleé por meter en la agenda temas que forman parte del acervo político socialista, como el republicanismo cívico o el laicismo.

Usted también fue un impulso clave en algunas de las leyes con más contenido social del Gobierno de Zapatero. ¿Cree que su papel ha sido suficientemente reconocido?

Cierto. Participé activamente para que España llegara, por primera vez, puntual a la cita con la igualdad, y se convirtiera en un referente mundial en defensa de la dignidad de las personas. ¡Y lo conseguimos! Por lo demás, soy activista y un servidor público y el reconocimiento me lo da el trabajo bien hecho.

Estos días se vuelve a hablar de la despenalización del aborto, de la libertad de manifestación y de expresión... ¿Retrocedemos?

El PP es un peligro para la cohesión social de España, un salto atrás en derechos, libertades y justicia social. Con la excusa de la crisis, el PP está destrozando, en interés propio, lo construido con mucho esfuerzo por la sociedad española durante más de 30 años de democracia. Perjudican a la escuela pública y quitan la Educación para la Ciudadanía porque representan el discurso de los sectores más conservadores, de los que van en contra de la diversidad y la igualdad.

¿Considera que el gobierno de Zapatero dejó una España mejor?

Zapatero nos legó una España más decente, y más consciente de que en política si se quiere se puede. Puso de manifiesto que en la valentía está el secreto cuando se gobierna desde la izquierda, y es que la izquierda o es valiente o no es izquierda.

¿Cree que Zapatero se equivocó en algo?

Sí. La izquierda ha sido valiente en casi todo menos en su apuesta económica y fiscal. Zapatero dejó pendiente una reforma fiscal progresiva para que, de una vez por todas, en este país paguen más los que más tienen porque ¡ya está bien de privilegios! La acción política no puede ser rea de los poderes económicos. Ante todo, hay que actuar en defensa de la ciudadanía y del interés general público.

¿Faltó coraje o ideas?

Creo que las dos cosas se retroalimentan. Hay que tener valor y de ahí viene la libertad de acción. Pero la izquierda con suerte gobierna, el poder lo tienen la derecha mediática, económica, religiosa y política. Por eso cuando gobernamos debemos ser audaces, porque si no es imposible hacer algo positivo para la gente.

El actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, llegó a oficiar matrimonios gay, alimentando una imagen de cierta progresía dentro del PP. Ahora promueve dos de las leyes más polémicas de la gestión Rajoy: la reforma de la ley de plazos y la ley de seguridad ciudadana. ¿Cómo analiza este cambio de posición?

Gallardón siempre fue lo que es: un ultraconservador de libro. Eso sí, Gallardón engañaba con el apoyo del poder económico y mediático, que creó una puesta en escena para fabricar una figura a todas luces falsa. Gallardón y Ana Botella son dos partes de un mismo todo: el que ha llevado al Ayuntamiento de Madrid políticas antisociales qe perjudican a los que más sufren.

¿Cuáles cree que serán las consecuencias de la nueva ley del aborto?

Las consecuencias serán terribles; y lo serán, como siempre, para las mujeres que pretendan ejercer su libertad. La reforma de la Ley de Educación Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo, nos retrotraerá a la peor de las Españas, y todo ello porque el PP sigue siendo vehículo del fundamentalismo político y el integrismo religioso.

¿Ha salido de fiesta en la reciente fiesta del Orgullo?

Por primera vez en 30 años no asistí al Orgullo, un orgullo que sale a la calle a seguir reivindicando un mundo de mujeres y hombres libres e iguales en su diversidad. Fue muy emocionante recibir mensajes de ánimo y audios cantando: “No estamos todos, falta Zerolo”. Es terrible que el Ayuntamiento del Madrid, con el PP y su alcaldesa [Ana Botella] al frente sigan boicoteando la mayor manifestación de diversidad ciudadana que existe en nuestro país.

Hace unos días España rubricó un acuerdo bilateral con Rusia para destrabar cientos de adopciones, pero que discrimina abiertamente a los homosexuales al impedirles adoptar. ¿El Gobierno avala de alguna forma esta discriminación?

El Gobierno y el PP siguen avalando la discriminación hacia las personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB). Aún hoy, el PP no ha pedido disculpas por su sectarismo contra las personas LGTB, diez años después de la aprobación del Matrimonio Igualitario y de la Ley de Identidad de Género.

El PSOE ha perdido 2,6 millones de votos en las últimas elecciones europeas. ¿A qué atribuye esta desconexión con el electorado? 

El Partido Socialista tiene que recuperar claridad en las ideas, identidad en el discurso ideológico y valentía en la acción política. Y, sobre todo, la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Así, creo, recuperaremos la conexión y la credibilidad perdida. Hemos pasado mucho tiempo ausentes o poco sensibles con los temas a pie de calle: empobrecimiento, malnutrición, desahucios... Lo he dicho en todos los foros en los que participo, incluso cuando he estado en la Ejecutiva Federal. Pero además de decir hay que convencer. Y a veces no funciona (sonríe y retoma la respuesta con tono reflexivo). Quizá de tanto gobernar nos hemos dejado los principios por el camino. Y si no tienes claro de dónde vienes, te vas para donde no tienes que ir.

En la campaña por la secretaría general del PSOE no le hemos visto alinearse claramente con ninguno de los candidatos. ¿Qué opina del ganador, Pedro Sánchez?

La dirigencia socialista debía callar para que fuera la militancia la verdadera protagonista de un proceso histórico en el PSOE y en España. Así fue, y desde el pasado 13 de julio 200.000 militantes estamos junto a nuestro nuevo secretario general, Pedro Sánchez, que, para mí, no es una incógnita sino una certeza ilusionante. Le deseo lo mejor y que conforme una Ejecutiva valiente y de calle.

¿Por qué cree que buena parte de los votos socialistas se han ido a Podemos?

Porque siempre, y aún más en tiempos de crisis, la ciudadanía necesita discursos claros y solidarios. Si a ello añadimos la indignación que en los últimos años ha procurado un sistema político con necesidades urgentes de cambio y reformas constitucionales pendientes, como denunció con razón el 15M, pues la activación del voto progresista estaba cantada, y ahí está. Así que ¡bienvenida sea la participación de los movimientos sociales en el debate político! Siempre luché por ello. Y, más aún, si las expresiones de cambio vienen desde la izquierda.

¿Qué opina de Pablo Iglesias?

Me merece mucho respeto y, por supuesto, también Podemos y sus votantes. Forman parte de una efervescencia política que tenemos que aprovechar desde la izquierda para impulsar las reformas que hacen falta, para combatir un sistema neoliberal cuyas injusticias han hecho que la gente se echara a la calle indignada. A esas personas se les minusvaloró y se les señaló con prepotencia. Llegaron a decir que si querían algo que se presentaran a las elecciones. Y la democracia se ha manifestado. Yo entiendo eso como un llamado a la izquierda para que se comprometa con esas ideas y valores que defienden los ciudadanos. Y para ello trabajo con todas las fuerzas que tengo. Los movimientos sociales han sido mi escuela. Y soy de los que pelean hasta el final.

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