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¿Quieres evitar la recesión? Entonces baña los hogares con dinero en efectivo

Imagen de archivo de unos jóvenes manifestándose en contra del Brexit

Simon Jenkins

Simplemente dale dinero a la gente. Dales dinero en efectivo, repártelo, incrementa los beneficios, reduce el IVA, dáselo a aquellos que más necesitan gastarlo: a los pobres. Pon 1.000 libras en cada cuenta de débito. Sea lo que sea que hagas, no se lo des a los bancos. Los bancos solo lo acapararán o lo usarán para aumentar el precio de las viviendas.

Reino Unido padece una trampa de liquidez clásica. No hay demanda suficiente. Sin embargo, todo lo que hizo el Banco de Inglaterra el jueves fue cruzarse de brazos, culpar al Brexit y ahondar en los mismos viejos problemas.

Vivimos tiempos de tipos de interés muy bajos, políticas monetarias expansivas y más liquidez para los bancos. Estas políticas han estado en vigor durante algo más de siete años. Han fracasado, fracasado, fracasado. Ningún experto pensaba que recortar los tipos de interés al 0,25% marcaría una diferencia a la amenaza de la recesión.

Peor, mediante el recorte del rendimiento de las pensiones se empobrecería a muchas personas mayores que podrían dedicarse a gastar. La engorrosa burocracia monetaria del Banco se estableció para mantener la inflación bajo control mediante la reducción de los préstamos bancarios. Esto fracasó durante la caída del crédito. Ahora esto está fallando en la dirección contraria. Ya se ha demostrado que canalizar la política a través de los bancos es inútil a la hora de proteger a la economía de la deflación y la recesión.

El Banco está atrapado intelectualmente en el mundo en el que vive, el de la City y el sistema bancario. Como los generales de castillo en Somme, que nunca se aventuraron a situarse en la primera línea económica, donde los compradores se encuentran y se genera crecimiento. Piensa en los bonos, en los inversores y en el único gasto glamuroso que reconoce, en la infraestructura. Cree que una economía se puede regenerar a través de la clase media propietaria de viviendas y mega proyectos estatales. Pero no hay una escasez de fondos para invertir. Las empresas, como los bancos, están inundados de dinero en efectivo. El problema es que los ahorradores no están gastando. Si gastan en alguna cosa es en propiedad y eso también puede que se tambalee.

Es irresponsable esperar a la declaración en otoño del canciller y una chapuza política con las tasas tributarias. El motor de la economía debe ponerse en marcha. Hay que meter el dinero en cuentas bancarias, tarjetas de crédito, en las cajas de las tiendas y en el gasto público. La petición por parte de 35 economistas publicada esta semana en the Guardian para “medidas poco convencionales” cometió solo un error. Sugiere más gasto en infraestructuras estatales, lo cual es algo que se ha retrasado. En el punto en el que los economistas estuvieron en lo cierto fue en sugerir “un incremento inmediato de renta disponible para los hogares. Se unieron al coro de voces creciente que pide ”dinero en helicóptero“ (en referencia a las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales).

En la situación actual no hay el mínimo riesgo de inflacción, la amenaza tradicional de la expansión monetaria. Imprimir 1.000 libras y trasladarlas desde el banco a la cuenta de propietarios de viviendas costaría incluso menos que (unos 30.000 millones de libras) que Hinkley Point o HS2. Podría haber una “olimpiada de gasto”. Podría haber vales, planes de ayudas, bonos de Navidad y, horror entre los horrores, dinero en efectivo para los que menos tienen. ¿Por qué no intentarlo? Todo lo demás ha fallado.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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