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La permanente traición

Jesús López-Medel

Pretender ser lo que no es resulta ser garantía de fracaso. Los partidos en España no es que acumulen déficits democráticos sino que esta cualidad es absolutamente ajena a estas organizaciones. Algo que les exige la Constitución en cuanto a su funcionamiento y estructura pero que es nulamente despreciado por su dirigencia. Y lo peor es que cada vez más y más.

En la historia del partido en el poder, con un origen muy personalista en Fraga, de repente se coló como presidente un joven friki entonces, que tocaba la guitarra y llevaba flequillo. Antonio Hernández Mancha. En cuanto se dieron cuenta de que era este joven un verdadero reformista se lo laminaron. La línea del partido era profundamente conservadora y, aunque perdían todas las elecciones, se lo cargaron. Mejor retener el poder del partido a ganar sin dominar el aparato. Toda la guardia más rancia de AP lo aniquiló operando como brazo armado la Fundación Cánovas y, cómo no, estaba ahí ya operando como termita el inefable Federico Trillo, con demostrada capacidad de jugar con puñales como diría medio en broma medio en serio el propio Aznar.

En el PSOE alguien tuvo la ocurrencia de hacer primarias tras la salida de quien le llamaba alguno y se creía dios: Felipe González. Inesperadamente gana el candidato no oficial, Josep Borrell. Aquel diosecillo de voz solemne como oráculo y el aparato del partido lo vieron como elemento peligroso. Quiero recordar dos firmes llamamientos públicos que hizo Borrell a las empresas públicas para que dejasen de pagar comisiones por obras adjudicadas. Eso escocía al personaje anterior pues era una acusación de que tales prácticas existían. Y en segundo lugar, para el partido era un ataque pues ¿de que iba a alimentarse la organización?

Sí. Un tipo peligroso ese Pepe Borrell. Se lo cargaron. Y cómo no, una vez más y hace ya 20 años, fue el grupo Prisa quien lo hizo, filtrando desde su periódico dos irregularidades de funcionarios de Hacienda en Barcelona designados hacía años por Borrell. Este había cometido el error de, tras ser electo candidato, no haber dado un paso firme, convocado un Congreso y organizado el partido con gente de su confianza. Eso es pasado pero hay que recordar que la pasada semana en la emisora de ese grupo (ante la ex periodista y muchacha servil de turno) dice lo que dice y lo hace con elegancia. En la cara.

La historia se repite después. En otros casos menos relevantes pero muy graves. Lo hace Pedro Sánchez recién elegido por la ley de los espacios vacíos. Fulmina a Tomas Gómez, presidente en Madrid. Lo hace de forma antidemocrática y antiestatutaria. ¿Y cuál es el cuchillo? Pues otra información de El País absolutamente manipulada y torticera. El empeño venía acompañado de su reiterado intento de colocar a uno de sus niños mimados: Ángel Gabilondo. Este pasa por ser independiente formalmente pero está en todos los saraos del partido. Confieso que me caía muy bien: escribe bien, razona bien, es ex claretiano (de cura, no de clarete) pero en la medida de la insistencia del antes periódico y ahora panfleto en promoverle va perdiendo mi consideración.

Ahora le toca el turno de víctima a Pedro Sanchez. Ha bailado tanto que no ha tenido una idea clara de partido. Pero tampoco sus enemigos. Desde hace muchos años tienen una falta inmensa de identidad. Son la nada ideológicamente. Viven de lo que fueron (muy importantes para modernizar España y Europa) pero ahora tienen irrelevancia de ideas. No aportan nada. Y es una pena.

Hace siete meses escribí una trilogía seguida en este diario referida a lo que veía venir: el suicido, la autopsia y la siguiente conclusión: “¿Si quieres PP vota PSOE?”. Críticas me llovieron por aventurar qué podría pasar. Y esto mismo, la necesidad de hacer presidente al tipo más corrupto (por protector de muchos corruptos), Mariano Rajoy, haciendo que siga el PP es lo que ha acelerado la movilización de los golpistas del PSOE. Por supuesto, nunca entendieron por qué surgía Podemos y ante el riesgo de adelantamiento a sus siglas, toda su campaña fue más contra ellos que contra el PP. Pero no sólo es eso lo que hay que resaltar: es un partido muy semejante en prácticas e intereses al PP.

El sistema democrático que se creó en 1978 (con algunos fallos, pero muy defendible como conquista democrática entonces) fue progresivamente devorado y desvirtuado por la práctica de estos dos partidos , PSOE y PP, que con su alternancia (ahora te toca a mí, luego voy yo) fueron degenerando las esencias más profundas de los valores democráticos: todo quedaba en un acto formal de elección periódica sobreentendiendo que en ese tiempo tenía cheque en blanco o, a lo sumo, repartía con el otro migajas.

Como expresé hace aún mucho más tiempo en un artículo aquí: Los antisistema son ellos. ¡Y además nos lo quieren “vender” como servicio a sus ideas! Lo tremendo es que en esta guerra civil entre esos dos sectores todos quedarán más que heridos y con gravísimo riesgo de desaparición en su conjunto. El problema no se llamaba sólo Pedro Sánchez. El gran problema son los intereses que se juegan.

Todo, sí apreciado lector, son intereses económicos que convergen. Véase las grandes empresas que cobijan muchos ex de uno y otro lado. Eso sólo es la punta del iceberg de la concurrencia de que lo principal es salvar el sistema económico- financiero, el entramado que comunica y da vida a los dos partidos que colocaron su propio interés particular (algunos del PSOE se tendrán ahora que poner a trabajar) sobre los intereses de la gente. Por eso son unos traidores tanto los conjurados como los conspiradores. Como también lo son los que constituyen la otra pata del podrido sistema: el PP.

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