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Las franquicias cambian el paisaje urbano

Franquicias en la calle de Fuencarral, en Madrid. / J. P. V.-G.

J. P. Velázquez-Gaztelu

Las franquicias están cambiando para siempre el paisaje de las ciudades españolas. Poco a poco, negocios familiares de toda la vida cierran sus puertas y son reemplazados por establecimientos pertenecientes a grandes cadenas, exactamente iguales a los que podemos encontrar en otras urbes del mundo. El fenómeno es global: paseando por las principales calles comerciales de Madrid o Barcelona uno se topa con las mismas tiendas que en París, Hong Kong o Nueva York. Arterias como la Gran Vía madrileña o el Paseo de Gràcia de Barcelona han cambiado en tan solo unos años su fisonomía al perder casi por completo los comercios que las distinguían.

Los establecimientos adheridos a una gran cadena, con frecuencia franquiciados, están relegando al comercio tradicional a las calles secundarias de las ciudades. Dos factores ayudan a comprender el auge del modelo: la caída del consumo ha dado al traste con negocios familiares con escaso músculo financiero para resistir y dificultades de acceso al crédito bancario, y la desaparición de la renta antigua a partir de enero de este año ha obligado a cerrar o a reubicar numerosos negocios con décadas de existencia. La extinción de este tipo de contratos afecta a unos 200.000 comercios de toda España. Es aún pronto para saber cuántos sobrevivirán.

España se acerca así a países como EEUU, donde la mitad de los negocios ya son franquiciados. En un seminario sobre la franquicia celebrado este mes en Barcelona, el consejero delegado del Grupo Vips, Enrique Francia, vaticinó que en unos años España se acercará al 35%, lo que significaría doblar el número de tiendas existentes actualmente.

Las franquicias han resistido la crisis mucho mejor que los negocios familiares y son cada vez más las empresas que optan por este modelo de negocio. Según la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), la cantidad de marcas franquiciadas existentes en España ha crecido un 37% en solo seis años, al pasar de 875 en 2008 a 1.199 en 2014. El número de establecimientos, por su parte, ha aumentado un 9%, hasta alcanzar los 63.869. Pese al derrumbe del consumo de las familias, la facturación de las franquicias ha descendido únicamente un 0,5% desde que se inició la crisis. Si en 2008 estos negocios ingresaron 26.010 millones de euros, en 2014 la cifra fue de 25.879 millones, aproximadamente el 2,5% del producto interior bruto. Quizás el dato más significativo del auge de las franquicias sea el relativo al empleo. El número de puestos de trabajo creados por este tipo de establecimientos ha crecido un 5,5% en unos años en que la tasa de paro prácticamente se ha duplicado. Al cierre del año pasado trabajaban en una franquicia 248.914 españoles, según datos de la AEF.

“El número de redes que integran el sistema de franquicias no ha dejado de crecer desde el año 2005, ni siquiera en época de crisis, lo que significa que existe confianza empresarial en este modelo de comercialización por todas las ventajas y valores añadidos que conlleva, entre ellas la de permitir una expansión más rápida, que es fundamental hoy en día para hacer crecer los negocios”, explica Xaviel Vallhonrat, presidente de la AEF.

El auge de las franquicias se aceleró en el año 2014, que registró aumentos en todas las variables del negocio: número de enseñas, número de establecimientos y puestos de trabajo. Para la AEF, ello se debe a dos hechos: la mejora de la economía, que comenzó a notarse en el último trimestre de 2013 y se mantuvo durante todo 2014, y el regreso, aún lento pero sostenido, de la concesión de crédito por parte de los bancos. “El sistema de franquicias sale muy reforzado si se analiza su comportamiento en todos estos años de crisis, al haber crecido en todas sus variables (…), lo cual habla mucho y bien sobre la capacidad de la franquicia para superar una época de plena crisis económica, pese a las dificultades para la obtención de financiación, que incluso parece que, poco a poco, van superándose”, señala Vallhonrat.

Madrid es, de largo, la comunidad autónoma española que mejor ha acogido este tipo de negocios, cuya implantación en la capital es especialmente notoria. En Madrid se ubican 308 centrales franquiciadoras, seguida por Cataluña, con 288; la Comunidad Valenciana, con 145; Andalucía, con 130 (19 más), y Galicia, con 48. Entre estas cinco comunidades acaparan el 76,6% de las marcas que operan en este negocio en España.

Las franquicias españolas han ido adquiriendo rápidamente dimensión global, poniéndose a la altura de las marcas líderes. Según la lista que elabora anualmente la consultora internacional Franchise Direct, Dia es la franquicia española más rentable. La cadena de supermercados ocupa el puesto número 20 del ranking mundial, en el que también figuran No+Vello (41), 100 Montaditos (70) y NaturHouse (72). La relación la dominan las cadenas de comida rápida estadounidenses, que están presentes en casi todos los países. La a cadena estadounidense Subway es la primera, seguida por McDonald’s y KFC.

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