Este blog corresponde a Alternativas Económicas, una publicación mensual que te explica la información económica desde un punto de vista social.
Si pudieron los Pioneros...
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Plena crisis. No hay dinero. No hay nada. Hay hambre. Hambre real, no un hambre a medias tintas. Nada que comer. Hambre y enfermedades. ¿Trabajo? Sí, ¿cómo no?: A dos perras, eso sí. 15 horas de trabajo para tener hambre. HAMBRE, en mayúsculas.
Es el centro de Inglaterra. Rochdale. 1844. El mundo gira en blanco y negro.
Un grupo de hombres, estos con dos perras -solo dos, no más-; pero con mucho estudio y mucho interés por mejorar las cosas, se parten la cabeza para pensar alternativas. Y están hartos. Hartos de que las huelgas no les sirvan para nada. Hartos de pedir, rogar, suplicar que la jornada laboral tenga 13 horas como máximo. Podridos de ver cómo se pudren sus vecinos por un mísero pedazo de pan. Y cómo de la violencia se vuelve siempre derrotado.
Piensan,vuelven a pensar, se pelean, escriben: hay que tener lo mínimo: mantequilla, avena, harina, y azúcar. Y velas, que la luz es muy cara. Hay que pensar, mierda. Pensar y mucho. Fuera del sistema. ¿Dónde hay que ir a buscar la avena? ¿Hay que traerla 50 kilómetros en carretilla? Pues se hace. Hay que pensar. ¿Quién es ese tal Robert Owen? Todos juntos. Algo para todos. Algo de todos. Una tienda de consumo. Lo básico tiene que estar al alcance. Compartimos y si ganamos dinero, se reparte. Lo que sea, pero terminemos de una fucking vez con esta muerte en vida.
Hay que pensar en lo que nace en pequeño pero sueña en grande. Así se formó la cooperativa que hoy es el Co-operative Group, con 15.000 millones de euros en ventas en 2011. Y ese fue también el comienzo de lo que en la actualidad se llama Alianza Cooperativa Internacional, con 1.000 millones de miembros. Su insignia es un arcoíris. Por eso, en Alternativas Económicas decidimos contar la historia de los Pioneros de Rochdale.
Si 28 personas de un pequeño pueblo perdido de la década de hambruna de Inglaterra, que tenían el mundo en contra, pudieron hacer lo que hicieron, quiero pensar que en este momento con muchos más medios los intentos de crear proyectos independientes tienen mayores posibilidades.
La necesidad hace al tiempo de inventiva, aunque luego la lucha es larga. Muy larga.
¿Cuáles fueron las claves del éxito de los Pioneros? Sin duda, -además de mucho estudio, inteligencia y perseverancia-, una fue la solidaridad. Pensaron que todos tenían que tener unos derechos básicos y que la ayuda mutua era fundamental para el progreso. Por eso, en su “Law the first”, su ley principal –que se convertiría luego en los principios del cooperativismo mundial-, dejaban claro que lo importante era el control democrático de la empresa; y la preocupación por la comunidad donde está inserta. Un hombre, un voto, una mujer, un voto a diferencia de las empresas capitalistas en las que el voto es proporcional al capital. Esto tiene mucho sentido porque al involucrar a todo el pueblo, todos se preocuparon para que la empresa funcionara, y por lo tanto pudo ir creciendo el consumo, por mínimo que fuera (los productos eran muy baratos, y muy básicos). Por supuesto, también era importante el papel de los trabajadores, que se encontraban mucho mejor y eran responsables de su lugar de empleo.
Otro de los aciertos de los Pioneros, también en su “Law the first”, fue la idea de crear un subsistema que tuviera cuanto menos relación posible con instituciones del sistema. Algo así como “si nos pagan dos centavos, y con ello nos dicen cómo tenemos que vivir, nos montamos el chiringuito propio donde nos pagamos más, y decidimos nosotros nuestra forma de vida”. Los miembros de la cooperativa debían mantener independencia de las instituciones. Hoy lo diríamos con otras palabras: “Nada de depender del Estado, ni de los bancos”. Así, pudieron crear un salario mínimo en 1907, mucho antes que en el resto de Inglaterra, y permitir que las mujeres de Rochdale votaran, mucho antes que en el resto del mundo.
El tercero de los aciertos fue empezar con lo que había, sin endeudarse: Si hay que ir a buscar la avena en carretilla, cuando podríamos ir en coche tanto más cómodos, se va en carretilla. Ya podremos comprar el coche cuando vendamos y tengamos beneficios. Y si no podemos pagar la luz, pues a dos velas.
Y a dos velas… pero con un proyecto en marcha. Y no era un proyecto solo para ellos. Era un gran proyecto, un mega proyecto que les serviría a todos. Un proyecto de sociedad. Si podían crear un nuevo empleo lo crearían para quienes menos tenían. Y crearían escuelas para los hijos de los miembros de la cooperativa; y viviendas, y hasta un hospital para alcohólicos. Por eso el cooperativismo mundial en la actualidad se divide en cooperativismo de vivienda, de consumo, de trabajo, agrario y de enseñanza. Un camino que todavía, por lo visto, tiene mucho por recorrer. Está allí. Y está en nosotros sumarnos a esa carretera.
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