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Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

Arabia Saudí: oportunidades... ¿para todo el mundo?

Una empleada del servicio de Inmigración y Pasaportes comprueba la identidad de una persona.  Arabia Saudita ha aliviado las restricciones de viaje para las mujeres, permitiendo que las mayores de 21 años obtengan pasaportes sin solicitar el aprobación de sus "tutores".
20 de noviembre de 2020 06:00 h

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A diferencia de otros años, la epidemia de COVID-19 también ha afectado al G20 y las reuniones serán virtuales. Algo que puede jugar un doble papel; por un lado, Arabia Saudí tendrá menos oportunidades de ofrecer al mundo esa cara amable y abierta que hemos venido viendo en los últimos años, ese país moderno y avanzado que sus dirigentes ofrecen al exterior. Por otro lado, los líderes del G20 no podrán visitar el país y ser conscientes de la realidad en relación a derechos humanos.

Llama la atención que este año, de manera previa a la Cumbre, se ha celebrado un evento paralelo, el W20 (Women20), cuyo objetivo principal es “garantizar que las consideraciones de género se integran en las discusiones del G20 y se traduzcan en la Declaración de los Líderes del G20 como políticas y compromisos que fomenten la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres”. En este marco, uno de los compromisos que Arabia Saudí ha adquirido como estado del G20 es implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluido el objetivo 5 (lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas) y de cumplir los compromisos concretos del G20 de poner fin a toda forma de discriminación contra mujeres y niñas y a la violencia de género.

Hasta aquí lo que dicen los tratados, los textos legales, etc. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Arabia Saudí sigue violando derechos fundamentales de las mujeres y silenciando las voces que piden igualdad. Las mujeres y las niñas continúan sufriendo discriminación sistemática en la legislación y en la práctica en otros ámbitos, como el matrimonio, el divorcio, la herencia y la capacidad de transmitir la nacionalidad a sus hijos o hijas. Las mujeres y las niñas siguen sin gozar de protección adecuada frente a la violencia sexual y otras formas de violencia, y las autoridades las siguen deteniendo y acusando por desobedecer a sus tutores varones. Todo esto bajo el manto del sistema de tutela masculina, un sistema de leyes represivas que han impuesto restricciones a las mujeres a la hora de casarse, trabajar o estudiar, lo que lleva décadas limitando varios aspectos de sus vidas.

Pero hay quien se levanta contra estas leyes. Mujeres como Loujain al-Hahtloul, una de las defensoras saudíes más reconocibles del derecho a conducir, y que fue detenida en una oleada de represión emprendida en mayo de 2018 contra quienes hacían campaña en favor de los derechos de las mujeres. Loujain ya había sido detenida anteriormente en 2014 y había permanecido recluida 73 días. Tras su liberación siguió haciendo campaña contra la prohibición de conducir y contra el sistema de tutela masculina, antes de ser detenida de nuevo en mayo de 2018 junto con otras mujeres. Desde entonces permanece recluida y desde el pasado mes de marzo solo se le ha permitido un contacto limitado con su familia: una visita el 23 de marzo, una llamada telefónica el 19 de abril, una visita el 31 de agosto... Sus padres pudieron verla el lunes 26 de octubre, y tras esta visita, Loujain inició una huelga de hambre para protestar por su prolongada detención. Actualmente, su estado de salud se ha deteriorado gravemente. Así lo ha denunciado el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de Naciones Unidas, en una declaración hecha pública el pasado 5 de noviembre, en la que insta a las autoridades saudíes a que protejan los derechos de Loujain al-al-Hathloul, y de todas las demás defensoras de los derechos humanos detenidas, a la vida, la salud y la libertad y seguridad.

El caso de Loujain es un fiel reflejo de la realidad en Arabia Saudí. Una mujer que luchó por el derecho a conducir, lo consiguió, y ahora no puede disfrutarlo: está en prisión precisamente por reclamar esa tan ansiada igualdad.

Pero hay más mujeres como Loujain en Arabia Saudí. Mujeres tan poderosas como Nassima al-Sada o Samar Badawi, también detenidas en 2018. Samar Badawi es una activista que ha hecho campaña enérgicamente contra la prohibición de conducir y contra el encarcelamiento de su ex esposo, el abogado de derechos humanos Waleed Abu al-Khair, y su hermano, el bloguero Raif Badawi, condenado en 2015 a 10 años de cárcel y recibir mil latigazos. Nassima al-Sada lleva muchos años haciendo campaña por los derechos civiles y políticos, los derechos de las mujeres y los derechos de la minoría chií en la provincia Oriental de Arabia Saudí. Este fin de semana, mientras tiene lugar la Cumbre del G20, ambas seguirán detenidas.

Realizing Opportunities of the 21st Century for All. Es el eslogan del G20. Aprovechando las oportunidades del siglo XXI para todos. Parece una broma de mal gusto pero no lo es. Arabia Saudí organiza el G20, habla de modernidad, de avances, de progreso, de reformas… y al mismo tiempo encarcela a quien exige esa modernidad, esos avances, esas reformas.

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