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¿Y si Susana Díaz deja Andalucía? Varios delfines y muchas incógnitas

Olga Granado

La posibilidad cada vez más cerca de que Susana Díaz anuncie después del Comité Federal del PSOE del 14 de enero su intención de optar a la secretaría general del partido incrementa las especulaciones en torno a su sucesión tanto en la presidencia de la Junta de Andalucía como en el liderazgo de la federación, marcado por una fuerte personalidad y carisma que ha provocado que, entre los cinco nombres que más suenan, no haya un delfín claro.

Probablemente por eso, en las últimas semanas su entorno se ha esforzado en lanzar el mensaje de que son compatibles la dirección de Ferraz con la presidencia de la autonomía, en previsión de que en los primeros meses opte por compaginar las dos –hasta sus socios de investidura de C's han dicho que lo verían bien– mientras prepara un relevo provisional para la presidencia o un candidato a las próximas elecciones autonómicas. Ya hay encuestas que barruntan un escenario en el que los socialistas perderían la hegemonía de más de 30 años en el poder.

En este contexto cabe recordar que, según los estatutos del partido, podría incluso compatibilizar dos cargos orgánicos, es decir, sendas secretarías generales, mientras se celebra el congreso regional para la renovación en el sur. De hecho, los estatutos dicen que no se podrán “desempeñar simultáneamente más de dos cargos orgánicos”, por lo que pone ahí el tope. Pero de esto no hay precedentes y se considera lo más improbable, según fuentes del PSOE-A.

Es más, en el entorno de Susana Díaz son conscientes de que la realidad terminaría por imponerse y habría que precipitar los dos relevos, dado que estamos hablando de llevar las riendas de un partido, que si el congreso federal le sale bien, estaría comenzando a levantar cabeza tras una profunda crisis. Le supondría además presidir la mayor comunidad autónoma, y encima sumarle la gestión de la federación más poderosa del PSOE.

Susana Díaz ha hablado de la posibilidad de compatibilizar la Junta de Andalucía con su candidatura para liderar el PSOE, pero no de seguir al frente del PSOE-A. En el partido insisten en que ese debate no está abierto porque de momento “el único que ha dimitido es el secretario general del PSOE”, Pedro Sánchez, y ni siquiera se han presentado candidatos para unas primarias y un congreso federal que todavía no tienen fecha.

Primero la secretaría general, luego el candidato

No es menos cierto que más pronto que tarde se planteará la cuestión porque su hipotética salida obligaría a nombrar una gestora para convocar el congreso regional a no ser que espere a éste para marcharse con un relevo más natural.

Para resolver el liderazgo del partido, lo más fácil es buscar dentro de la propia ejecutiva o entre los referentes en cada provincia. En el primer caso, ha sonado la posibilidad del secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, pero él mismo tiende a descartarse porque hace tiempo que piensa en su retirada, o seguir como número 2 si se lo piden.

Entre los secretarios provinciales, ha sonado la de Sevilla, su amiga Verónica Pérez, pero perdió muchos puntos tras el desgaste que le supuso la célebre frase de “la única autoridad del PSOE soy yo”.

Por eso, el que más posibilidades tiene ahora es el líder del PSOE en Jaén, Francisco Reyes, quien de ser uno de los críticos se ha convertido en uno de los apoyos fundamentales de Susana Díaz. Hace unos días era el anfitrión en el primer gran mitin de la secretaria general del PSOE-A desde que el partido está en manos de la gestora, con motivo de la celebración del décimo aniversario de la Ley de Dependencia.

Cuestión diferente es cuando se habla de su relevo al frente de la Junta de Andalucía. La hipótesis más repetida es que Susana Díaz compatibilizará su papel en Ferraz con la presidencia en previsión de unas elecciones autonómicas que podrían incluso hacerse coincidir con unas próximas elecciones generales adelantadas. En ese tiempo ya se habría definido un candidato.

Pero también hay quien cree que en unos meses se verá la imposibilidad de compaginar los dos papeles, por lo que Susana Díaz dejaría la institución en manos de otra persona, que en este caso tendría que ser diputado en el Parlamento de Andalucía para poder ser investido.

En las quinielas son recurrentes el vicepresidente Manuel Jiménez Barrios, con un perfil institucional y de consenso y que se presenta como el relevo más natural. En las últimas semanas su agenda se ha intensificado de manera notable. También el consejero de Turismo y Deporte, Javier Fernández, aunque fuentes del partido afirman que le falta peso dentro del aparato a pesar de su cercanía a la presidenta. También entra en las conversaciones la consejera de Hacienda y Administración Pública, María Jesús Montero, con el plus de mujer y joven, aunque sea veterana en el Consejo de Gobierno, pero con una posición compleja dentro del partido y de conocidas diferencias con la propia Susana Díaz.

Todo ello ha desatado cierto nerviosismo en la estructura de la Junta de Andalucía porque se augura una crisis de gobierno en primavera, si no antes, con la salida de varios consejeros. Y tampoco son éstos los únicos nombres. También se ha especulado con el ahora portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, quien en su día estuvo en la cabeza del expresidente José Antonio Griñán para sucederle hasta que se decantó por Susana Díaz.

Todos ellos, igual que Juan Cornejo, son diputados en el Parlamento de Andalucía por lo que podrían ser elegidos sin necesidad de un adelanto electoral, pero algunos reúnen más puntos para lo orgánico que para lo institucional. Y es aquí donde está otro de los dilemas porque se quiere evitar una bicefalia de la que hay malos recuerdos, como se vio cuando Manuel Chaves ostentaba la secretaría general del PSOE-A y José Antonio Griñán la presidencia de la autonomía.

Y es que una de las posibilidades es que Susana Díaz fuera sustituida al frente de la presidencia por alguno de estos diputados mientras del congreso regional y con primarias saldría otro nombre para liderar el PSOE-A y en el futuro ser el candidato a las elecciones autonómicas. Esto conlleva el riesgo nada desdeñable de un choque de trenes porque estaría al frente de la Junta de Andalucía alguien que sabría de antemano que tiene los días contados porque no está llamado a ser el candidato.

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