Ana Pérez, la pirueta hecha arte
Suena raro decir que a los 20 años una deportista pueda ser una veterana a no ser que se trate de la gimnasia artística, práctica en la que la juventud resulta esencial. La trayectoria de una gimnasta en la élite profesional es corta, como será el caso de la sevillana Ana Pérez, quien logró el mérito de acceder a la final del reciente Campeonato del Mundo disputado en Montreal y que ya se prepara en Madrid para repetir presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. En la edición de Río de Janeiro, el año pasado, fue la única representante española y, a pesar de su buena actuación, no logró pasar el corte para pelear por las medallas.
Esa experiencia le servirá sin embargo para la próxima cita olímpica, siempre que consiga la plaza en las citas internacionales venideras. A la cita de Japón podría llegar en el momento álgido de su carrera, con 22 años. No le sobran ganas ni motivación para esta joven que entrena unas siete horas diarias en el Centro de Alto Rendimiento de la capital y que compagina con sus estudios, ya que es consciente de lo efímero de su carrera deportiva en esta disciplina tan sacrificada como vistosa.
Ana Pérez se inició en la gimnasia a los seis años de edad, tras ver a su hermano disfrutar con los ejercicios que entrenaba en el sevillano Club Gimnástico de Hytasa, aunque en su familia ha cundido el ejemplo y su prima empezó con tan sólo cuatro años. Tras sus óptimas actuaciones a nivel regional, en 2014 recibió una beca estatal e hizo las maletas para concentrarse con las mejores en Madrid, un paso importante y difícil para una chica de 17 años que se alejaba de su familia y de sus amigos, pero que al mirar atrás reconoce como una decisión acertada. Tras muchas horas de entrenamiento, su mejora física fue palpable y el sacrificio se vio recompensado con medallas nacionales e internacionales.
La sevillana es la actual campeona de España de gimnasia artística, éxito que no le despega los pies del suelo (salvo cuando compite) y que le ha llevado recientemente a clasificarse entre las mejores en el concurso completo del Campeonato del Mundo de Canadá. Esta hazaña no la logró en los Juegos de Río, aunque espera repetirla en las próximas citas mundialistas de cara a Tokio de 2020, en la que, además de en categoría individual, espera lograr la plaza por equipos. Con más tiempo de preparación aspiran a conseguirlo, aunque Pérez es consciente de los cambios producidos año a año, tanto a nivel físico como fisiológico.
Las lesiones son frecuentes en esta disciplina. Los ejercicios de salto, barras asimétricas, suelo y barra de equilibrio poseen cada uno características especiales que llevan al límite a las gimnastas. Una pequeña pérdida de concentración puede provocar el tropiezo y una caída en indeseable posición. Pérez bien lo sabe. De pequeña sufrió rotura de huesos y pasos por el quirófano, contratiempos que no le han impedido sobreponerse y perderle el miedo a los vuelos y a los saltos, ya que incluso escayolada de un brazo logró subirse a un podio andaluz con siete años.
Admiradora del trabajo del equipo estadounidense, también disfrutó Pérez en Brasil al competir con una de las mejores gimnastas de los últimos años, la rumana Catalina Ponor, espejo para la sevillana, a quien sus entrenadoras definen como inconformista, trabajadora y exigente, con un fuerte carácter competitivo al que también han ayudado los consejos de una psicóloga deportiva, sobre todo para las citas olímpicas, donde la exigencia es máxima, así como la presión hacia una misma y la ansiedad por realizar un buen papel.
Pérez, futura fisioterapeuta, lo tiene claro. Su exitosa carrera deportiva aspira a continuar en el tiempo aún varios años más, al menos hasta la cita olímpica de 2020, donde espera mejorar su papel de Río y, por qué no, soñar con alguna medalla, tanto a nivel individual en algún aparato como a nivel colectivo. Aún le esperan muchas horas de entrenamiento para alcanzar este reto en un deporte ausente del foco mediático pero sacrificado como el que más, en el que la concentración resulta fundamental y el espíritu de superación un arma que poseen las mejores, como la Ana Pérez, buen ejemplo para las jóvenes adolescentes que practican el deporte de la gimnasia en Andalucía y que persiguen convertir en arte las piruetas.