El 8 de marzo presentamos el informe “Porteadoras: la feminización de la pobreza en la Frontera Sur”. Este informe tiene un doble propósito; por un lado contextualizar los objetivos tras los cambios realizados tanto por el Estado español como por el Reino de Marruecos que han afectado al circuito del porteo; y por otro, visibilizar el efecto que estos cambios sustanciales han tenido en las propias porteadoras desde la publicación en 2016 del informe “Respeto y dignidad para las mujeres marroquíes que portan mercancías en la frontera de Marruecos con Ceuta” y la campaña de incidencia política “Porteadoras: la injusticia a la espalda”.
Este informe no es un análisis descriptivo del contexto económico y geográfico del porteo. Tampoco es una clasificación de las rutas de porteo y sobre quiénes son las mujeres porteadoras. El informe “Porteadoras: la feminización de la pobreza en la Frontera Sur” es un análisis introspectivo de la situación de estas mujeres. Introspectivo desde los sentipensares de las porteadoras, que han expresado durante casi de una década de investigación, y también, desde las percepciones que nosotras -las investigadoras- hemos ido sintiendo y reflexionando en todo este tiempo, desde una visión feminista.
La incertidumbre es el principal sentimiento que sobresale de las entrevistas a las porteadoras desde 2015. Frases como “hoy trabajamos, pero mañana no sabemos” o “depende del día… hay días que podemos sacar el bulto y otros no… solo esperar” y una de las más repetidas es “la frontera está dura”. En esa ocasión es diferente. Desde 2019 Marruecos ha ido presionando para poco a poco acabar con el porteo, a lo que se le suma la pandemia de la Covid-19. El 14 de marzo de 2020, Marruecos cerró las fronteras terrestres con España y, por ende, el fin de porteo. Un año después del cierre nos preguntamos en el informe, ¿y ahora qué pasará con el futuro del porteo?
La alternativa más difundida entre la opinión pública marroquí es que las porteadoras comenzarán a trabajar en las fábricas de la industria de la exportación. Desde 2014, Marruecos está fomentando la creación de zonas francas para que empresas europeas -principalmente de Italia, España y Francia- se instalen en el norte del país. La mejora de las infraestructuras en el norte de Marruecos avala el modelo productivo que aspira a consolidarse en el país. El puerto de Tánger Med es el más grande de África, los kilómetros de autovía/autopista en el Norte de Marruecos se han quintuplicado en el último lustro, y las ampliaciones del aeropuerto de Tánger han sido una constante en los últimos años. La tendencia está marcada. Acabar con el contrabando y apostar por la industria de la exportación.
El problema radica en que las porteadoras no van a poder trabajar en la industria de la exportación. En nuestras propias entrevistas y las investigaciones realizadas por la Universidad de Granada (Barros et al., 2019; Trinidad et al., 2016) se pone de relieve que en la industria de la exportación las jornadas laborales son de diez horas diarias y seis días de trabajo a la semana. ¿Cómo podrían las porteadoras compatibilizar sus responsabilidades familiares con este trabajo? No podrían. No pueden. Las ventajas que las porteadoras resaltan de su trabajo son la flexibilidad -si un día un hijo está enfermo no tienen la obligación de ir-, no depender de un jefe o superior que las pueda despedir, y que no tienen que esperar un mes para recibir el salario. Este último factor es muy importante, pues ellas comienzan a trabajar como porteadoras ante una situación de emergencia económica y el dinero que ganan diariamente lo reinvierten ese mismo día en pagar deudas (luz, alquiler) o comprar productos básicos. Por ello, ante el fin del porteo, en APDHA no vemos el trabajo en las maquilas como una alternativa real para las porteadoras.
Las principales conclusiones del informe resaltan, por un lado, la estigmatización a la que las porteadoras se enfrentan por tener un trabajo desvalorizado socialmente, de baja cualificación y sin otras opciones; por otro, visibilizan que la industria de la exportación no es una alternativa laboral para las porteadoras y, en último lugar, señalan que el contrabando no va a dejar de existir, solamente se precarizará aún más.
Repetimos, como lo hemos hecho tantas veces y lo seguiremos haciendo, que los derechos humanos están por delante de los intereses mercantiles y geopolíticos. Las porteadoras no son monedas de cambios de la situación fronteriza.
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