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Lo primero es antes
El momento político en el que vivimos puede que sea el más apasionante desde 1978 y no es descabellado hablar de segunda transición.
La crisis política con la que convivimos desde 2008 ha perfilado una serie de características socio-políticas que definen el futuro del país en un estado de excepción. Esperamos una llave que permita abrir puertas pero no tenemos certezas sobre quién esconde la llave y, sobre todo, qué manos abrirán la puerta de salida hacia ese futuro incierto.
Las características del país de hoy son evidentes. Una mayoría social que sufrimos un empobrecimiento en nuestras condiciones materiales de vida y una élite política sobre la que cae la deslegitimidad propia de quien ha engañado y robado a un pueblo. La sensación de impunidad en el país es generalizada.
Los organismos internacionales se mueven a merced de una élite económica que sigue imponiendo sus recetas neoliberales sin importarles el deterioro que está causando a la soberanía de nuestros pueblos y democracias.
Existen nuevas organizaciones políticas que han entrado de lleno en el escenario parlamentario. El sistema político del año 78, cuya alma fundamental era el bipartidismo, que ha explosionado. Ahora hablamos de tripartidismo.
Nos gobierna un ejecutivo irresponsable, facha, mediocre y casposo que se resiste a dejar entrar aire del siglo XXI en una España enmarcada estructuralmente en el siglo XIX. Las leyes coercitivas nos meten en la cárcel por frivolizar en una red social.
Estas características dibujan un escenario que confunde a la población y la sumerge en el océano de la resignación y la falta de autoestima como pueblo.
Pero hay algo que no puede controlar nuestra élite política y económica: la capacidad que tenemos de construir alianzas para plantarnos frente a ellos y ellas con una alternativa mayoritaria. Hemos vivido largos años observando y ejercitando esas posibles alianzas a través de procesos de confluencias que, de una u otra manera, se materializaron en muchos ayuntamientos de nuestro país y en las últimas elecciones generales del 26J.
El foco actual en la construcción de alternativa y alianzas de una mayoría social se encuentra actualmente en Cataluña y veremos en los próximos meses como se desenvuelve aquel nuevo sujeto. Pero en este estado de cosas cabe deslizar la mirada hacia el sur, hacia las condiciones que se dan en Andalucía y el papel que debe desempeñar nuestra comunidad en los desenlaces del país. Sin duda hoy el sur es un mar abierto para poder poner sobre la mesa una alternativa política y social que vuelva a ser referencia en otros lugares de nuestro país.
En Andalucía somos conscientes de vivir en una situación de precariedad estructural tras más de 30 años sirviendo como pueblo a un PSOE clientelar y corrupto.
Desalmar el espíritu de autonomía del 4D y del 28F es un objetivo que comparten tanto el PP de España como el PSOE de Andalucía. Se trata de vaciar la seña de identidad andaluza y sacar a nuestro pueblo del espacio rupturista y fuera del cualquier protagonismo social y político del Estado. Utilizan a Cataluña como foco para distorsionar nuestra propia mirada. Nos intentan hacernos aliados de ellos mismos.
Nos deslizan la mirada a otro espacio para no dejarnos ver que quizás la llave la tengamos los andaluces sin saberlo.
España es uno de los eslabones más débiles en la composición europea y siguen existiendo posibilidades de ruptura. La coalición PP, PSOE y Ciudadanos es una alianza comprometida con la política neoliberal y la Troika. El PSOE andaluz seguirá defendiendo el statu quo del régimen del 78 y esto significa que las grietas existentes seguirán abriéndose: no cambiará la situación de precariedad, de la miseria, ni de pobreza que vivimos en Andalucía.
Depositan en Susana Díaz una esperanza para que no termine de despertar el “nosotras y nosotros” que nos pueda llevar a coger la llave de una salida a la actual situación en la que se encuentra nuestro país. A través de ella y de su figura nos hacen creer que, frente a la “perversa” Cataluña, ella representa el sentido común de la unidad de España. Utilizan a Andalucía y a su matriarca como pilares fundamentales del régimen.
Susana Díaz es la manipulación de Andalucía como concepto. Lo que hay de fondo es una Andalucía subalterna, la que cumple y obedece.
Y con este panorama, ¿somos capaces entre todas y todos de unirnos contra la injusticia a la que estamos sometidos y sometidas en Andalucía? El pasado 28F nos ofreció la respuesta en el mismo momento en el que sentó las bases de un Bloque Histórico Andaluz de ruptura democrática. Sobre él debemos seguir construyendo ese hilo movilizador que nos lleve a las Marchas del 27 de mayo en Madrid.
Este pasado 28F fuimos capaces de unir a la Andalucía que lucha y que no se resigna. La Andalucía que va desde los sectores de la hostelería que reclaman un convenio digno y los estibadores hasta las mareas blanca, verde y naranja pasando por los principales fuerzas de la izquierda: el Partido Comunista de Andalucía, Izquierda Unida, Podemos y otras fuerzas políticas.
Fuimos capaces de lanzar un mensaje contundente, rebelde y revolucionario, más allá de la propia movilización: el ansiado mensaje de La Unidad, sobre el que hay que seguir tejiendo alianzas desde el trabajo cotidiano, la lucha diaria de forma conjunta, desde el reconocimiento y el respeto a la diversidad de actores existentes. Haciendo bandera de que ‘al poder se le derrota construyendo otro contrapoder’.
Leí una vez en una entrevista las palabras del actor José Sacristán diciendo que ‘lo primero es antes’ y yo pienso igual. Lo primero es antes porque ante el ejemplo que de unidad del pasado 28F, no podemos caer ahora en el error de atender a una ‘confluencia burocrática’ con la que fuerzas políticas nos vamos a poner de acuerdo en las próximas elecciones municipales y autonómicas para repartirnos puestos en listas electorales.
Lo que está en juego es mucho mayor que todo eso. Tenemos la capacidad desde Andalucía de ser la brújula que marque el destino de este país hacia la ruptura democrática. Lo primero es lo primero y toca cavar trincheras. Toca seguir organizando la unidad.
Pero antes que la unidad está lo primero: tejer las alianzas en la lucha diaria, la de todos los días. Es esa construcción de alianzas la que nos permitirá atrapar la llave de Andalucía y del nuevo país que vamos a construir. Lo demás es volver a equivocarnos y perder una oportunidad que no nos perdonarán nuestros descendientes.
‘Lo primero es antes’. José Sacristán.
Ernesto Alba es responsable de acción política de Izquierda Unida
Sobre este blog
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