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A los sueños no hay que ponerles límites
Esta frase se convirtió en la campaña electoral del 2D de 2018 como una especie de lema personal del entonces coach y candidato al Parlamento Andaluz por su partido Ciudadanos, Javier Imbroda, y creo que refleja adecuadamente la situación actual del ahora Consejero de Educación y Deportes, no tiene límites a sus sueños, convertidos en decisiones pese a quien pese. Adecuadamente traducida al momento actual sería algo así como “Mis ocurrencias son las mejores”.
Cuando hace 19 meses le nombraron Consejero del ramo, lo inmediato que pensamos es que podría ser un buen Consejero de Deportes. Tuve mis dudas razonables que lo pudiera ser de Educación. Hoy sabemos que le sobra la Consejería al completo.
No obstante y a pesar de nuestro pensamiento inicial, decidimos, por mera cortesía, esperar a ver qué pasaba. Y pasó que nombró a un equipo de fábula para la Secretaría de Educación, en su mayoría procedente de maravillosas universidades privadas, casi todas de Castilla y León. Gente fresca y renovadora aparentemente por su juventud (ya sabíamos que cierta juventud no tiene nada de fresca ni de renovadora), másteres y redactores de currículum escolares de todos los colores, sin haber pisado una escuela más allá de sus años de infancia y adolescencia. Junto a esta gente, siguieron en el equipo algunos de los cargos del anterior equipo socialista, una muesca en la culata.
La tarea inicial era acomodarse en el espacio, hacerse con el lugar, tanto que algunos de los nombrados se permitieron el lujo de ser parte de un vídeo de su pareja emocionada en una visita a su despacho, donde aconsejaba los cambios que debían introducir en el decorado del mismo, como si se tratara de la llegada de un presidente a la Casa Blanca o a La Moncloa.
El primer asunto serio con el que se enfrentaron fue la escolarización del curso 2019/20. No pudieron meter el cuchillo, como ellos querían, pero donde le dejaron, ya comenzaron a seguir eliminando unidades de infantil en centros públicos. Pero apenas se notó la diferencia; continuidad casi total (hay que recordar que la eliminación de unidades públicas la empezaron los gobiernos del PSOE).
Al poco tiempo algunos nombramientos se cayeron de manera inesperada, falta de confianza, esto no es lo que yo esperaba, estoy superado por el trabajo para lo mal pagado que está. En fin, un cierto desmadre en tan poco tiempo empezaba a oler mal. En febrero de 2019, recién llegado el Sr. Imbroda anunció un “Programa de refuerzo educativo y deportivo” para el verano y en el mes de junio. El fracaso se estaba mascando, al sueño le puso límite el clima y las familias. El tiro le salió por la culata. Ese fracaso podría haber sido suficiente para que se le bajaran los humos. No estaba previsto en el guión. Estaba claro que lo de Educación le venía grande, pero era poco tiempo aún para valorarlo.
El comienzo del curso escolar 2019/20 parecía un paseo triunfal, muy propio de aquellos que creen que ejercer el poder es sencillamente presentar una retahíla de números y de promesas grandilocuentes que producían un efecto mediático gracias a sus medios subvencionados. Por otro lado, el apoyo de Vox a los presupuestos de 2020 puso a la Consejería en el disparadero de introducir nuevos contenidos en el currículum, que primero que no y que después fue que sí. Pero la realidad era que, un curso más, seguían los recortes en la escuela pública y, a cambio, más unidades para la concertada. Nada que no supiéramos, pero que hubo que denunciar una vez más.
Claro está, en todo este barullo, el que salía ganando era el propio Sr. Imbroda fundador de una empresa dedicada a la Formación Profesional, a la que no está ligado en la actualidad pero de la que forma parte de manera natural por sus principios. E incluso tiene entre su propio equipo a personas muy relacionadas con esa empresa. Algo normal en determinados ámbitos institucionales. Pero cabría hacerse una pregunta. ¿Por qué razón el mayor número de cambios en su equipo se ha producido en las direcciones generales relacionadas con la FP? En diez meses ya se habían producido 3 nombramientos de directoras generales de Formación Profesional.
Sigamos con el asunto de los nombramientos del equipo del Sr. Imbroda, porque hay más madera en él. En diciembre del pasado año se produce el cambio más rocambolesco posible: la viceconsejera es sustituida por falta de “experiencia” y sin solución de continuidad se la nombra Delegada Provincial de Educación y Deportes en Sevilla. O sea, que no tiene experiencia para un cargo en la Consejería y sí para uno en la Delegación. ¿Cabe mayor desastre en la gestión? Es una muestra del auténtico despropósito en que se ha convertido la Consejería de Educación y Deportes en manos del prestigioso entrenador de baloncesto.
Todo lo anterior hubiera sido más que suficiente para que el Sr. Imbroda hubiera dimitido o hubiera sido cesado. Pero lo peor estaba por llegar, nuevas decisiones sobre el sistema educativo andaluz. La primera de ellas vio la luz en febrero de este año, un decreto de escolarización mediante el cual las escuelas concertadas conseguían un paso más para su crecimiento, el blindaje institucional de su alumnado y una alfombra roja para fomentar la escolarización en ellas.
La modificación fundamental consistía en que el mencionado decreto introducía la posibilidad de que cualquier familia pudiera pedir una plaza en un centro concertado de su provincia aunque no estuviera en su entorno familiar ni de trabajo. De esta manera, supuestamente para garantizar el “derecho de la libre elección de centro”, se consolida y se aumenta la oferta de escolarización en los centros concertados. Como era de esperar hubo un aluvión de protestas y declaraciones en contra de esta decisión, incluida la primera convocatoria de huelga para toda la comunidad educativa, que fue respondida por el consejero con las dosis de soberbia a que nos tiene ya acostumbrados. Aquello quedó muy diluido, lógicamente, porque la pandemia lo tapó casi todo. Pero ya conocemos parte de los resultados de ese cambio: más unidades de infantil y primaria concertadas en el conjunto de Andalucía.
Las instrucciones llegaban tarde y ordenaban lo que ya se estaba haciendo en los centros y en los domicilios de profesorado y alumnado
La segunda en modo cronológico se corresponde con toda la gestión de la escuela confinada y sus consecuencias en los centros, en el profesorado y en las familias. Se ha exigido un nivel de implicación mayor y, sobre todo, sin apenas cobertura institucional para abordar una enseñanza a distancia voluntarista y con el criterio de “sálvese quien pueda”. Las instrucciones llegaban tarde y ordenaban lo que ya se estaba haciendo en los centros y en los domicilios de profesorado y alumnado. La respuesta de los profesionales ha sido ejemplar en la inmensa mayoría de los casos, la cobertura familiar ha ido muy por encima de lo exigible socialmente y las respuestas de la Consejería ha sido, en ocasiones razonables y en la mayoría de los casos desconcertantes, con modificaciones en las instrucciones que han aumentado de manera exponencial el estrés de los centros, de los equipos directivos y los claustros, de manera que las respuestas escolares han visto mermada su calidad. Aún así y gracias a la labor y a la benevolencia del profesorado y de sus representantes se ha salvado dignamente el final del curso. A ello ha contribuido de manera muy importante el talante conciliador de las familias y sus asociaciones.
Después del final de curso es cuando ha estallado de forma determinante la actitud del Sr. Imbroda como Consejero de Educación y Deportes. Las instrucciones y las resoluciones sobre el comienzo del curso 2020/21 han provocado una auténtica marea de respuestas de equipos directivos, así como alguna dimisión de equipo directivo, disconforme con la respuesta obtenida a sus propuestas, de familias y sus asociaciones, de localidades al completo, de ayuntamientos y de otras instituciones que han creado una gran malestar en la comunidad educativa y, sobre todo, una situación de inseguridad sanitaria que está llegando a unos extremos desconocidos en el ámbito escolar.
Esto ha desbordado una cierta pasividad que se venía observando en los últimos años con respecto a las respuestas civiles y políticas que se echaban en falta en el sistema educativo andaluz. La gestión de los recursos puestos de manifiesto en un artículo reciente nuestro, era una simple llamada de atención de cómo se encuentra el patio educativo.
El Sr. Imbroda ha conseguido algo inalcanzable en el mundo sindical educativo: la Mesa sectorial por unanimidad convocó a la Consejería de Educación a una reunión para dar respuesta al tsunami de declaraciones de equipos directivos y profesorado sobre las instrucciones de principio de curso y la falta de seguridad de los centros, así como el traslado de la responsabilidad de lo que vaya a ocurrir a los centros y sus dirigentes que habían puesto de manifiesto las declaraciones de la viceconsejera. Reunión fallida porque detrás de ella solo obtuvieron reproches y desaliento. No en balde, las instrucciones de la Consejería de Imbroda incluyen medidas que son imposibles de aplicar en muchos centros educativos. Sirva como ejemplo la consabida distancia de seguridad que desde la Consejería se pide a los centros sin bajar el número de alumnos por aula. Muchos directores han comunicado que esa distancia de seguridad es imposible de mantener en aulas de 40 m2 con entre 25 y 35 alumnos en ellas. Simples matemáticas. Pero al Consejero de Educación no le debía parecer este un tema relevante, ya que su respuesta, en sintonía con el propio presidente de la Junta, se basaba en que si las familias van a la playa o a una terraza de un bar no deben preocuparse por llevar a sus hijos a un aula en esas condiciones. Una ocurrencia más del consejero, una puñalada más para el sistema educativo andaluz.
En los últimos días se ha colmado el vaso de la paciencia con la publicación de un decálogo de respuestas a las demandas de la comunidad educativa en el que el propio Consejero consideraba que todo ello estaba dentro de la normalidad más absoluta, con una falta de respeto absoluta a los profesionales que trabajan en la educación y a las familias que sienten con gran desasosiego que no se dan soluciones reales a los problemas de distancia y seguridad personal en la situación actual que, como es visible a todas luces, no está controlada. Para ello convoca una rueda de prensa y traslada cifras muy grandilocuentes que se quedan en humo al acercar la lupa. Solo ha conseguido tratar de apagar un incendio con gasolina, pues ya ha conseguido ningunear a los profesionales al mentirles sin ningún escrúpulo, y comunicar que les exime de responsabilidad jurídica cuando eso no es posible con un documento sin categoría normativa; ha conseguido aumentar el incendio de la mecha que ya estaba encendida en las familias al amenazarlas con la aplicación del protocolo de absentismo si no llevan a los menores al colegio por miedo a los contagios en estas condiciones; y, además, ha conseguido que los ayuntamientos se enfaden con el requerimiento que la Consejería ha hecho a la Federación Andaluza de Municipios porque les encarga que establezcan perímetros de seguridad en todos los centros educativos, algo que no está al alcance de los municipios, ni mucho menos. Desde el martes 4 de agosto, que fue el último día en el que Imbroda apareció en público, se puede decir que el comienzo de curso apunta a un auténtico desastre.
Toda esta situación tiene solución. Una solución no solo posible. Es, además, necesaria, que pasa por el diálogo real y fructífero con la comunidad educativa como ha ocurrido ya en otras comunidades. Se requiere mayor aportación presupuestaria y medidas organizativas que permitan la disminución de ratio y/o la modificación de la presencialidad en los centros, aparte del refuerzo de los equipos de limpieza y la elaboración de protocolos anticovid por profesionales sanitarios para cada centro. Las medidas son posibles, pero hace falta que desde la autoridad competente se entienda la Educación como una prioridad de gobierno, como una actividad necesaria y prioritaria también socialmente. Nos va mucho en ello y en este enfoque sobre la Educación.
Lamentablemente, Imbroda colecciona gestos, declaraciones y actuaciones que sólo trasladan el mensaje de que la Educación para él es una carga y que su prioridad es que salga lo más barata posible al gobierno de coalición autonómico actual.
Por ello, dadas las declaraciones y las medidas inamovibles que la Consejería de Educación ha decidido, obligan ya y en este momento a decirle al Sr. Imbroda que vuelva a su casa y se dedique a lo que entiende. La Educación andaluza no puede permitirse estos desmanes y se lo agradecerá.
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