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Las protectoras de animales claman contra el abandono y muerte de cachorros en la basura

Imágenes: Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Ayamonte (Huelva).

Fermín Cabanillas

Los refugios para animales “no podemos más”. Así de tajante es Claudet Oddo, una estadounidense que se encarga desde hace algún tiempo de mantener, junto a un grupo de voluntarios, el refugio de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Ayamonte (Huelva), un lugar al que día sí y día no llegan animales o son dejados en su puerta porque sus dueños deciden que no se pueden hacer cargo de ellos.

Sin embargo, a los casos de animales que son dejados en las puertas de los refugios o de las clínicas de los veterinarios se unen en las últimas fechas los dramáticos sucesos protagonizados por camadas enteras de perros que son, literalmente, tiradas a la basura. El último caso conocido se ha vivido recientemente en Lepe, localidad onubense donde la Policía Local rescató a una camada de diez cachorros de perro labrador que habían sido abandonados en un contenedor.

Los perros fueron encontrados en un contenedor de la calle Enrique Granados del municipio, depositados en un caja de cartón, sin que haya indicios sobre la persona que los ha abandonado. Los servicios veterinarios del Ayuntamiento de Lepe se hicieron cargo de los cachorros, mientras varias personas, a través de las redes sociales, iniciaban una campaña viral para intentar encontrar familias que los acojan de forma urgente.

“No entiendo cómo hay gente que hace eso y luego duerme tranquila”, explica Oddo a eldiario.es/andalucia, lamentando que estos casos se hayan multiplicado en los últimos meses. “Hay gente que no se conciencia de que hay que estirilizar a los animales, porque hay una especie de costumbre relativa a que tienen que parir las hembras al menos una vez, y después se encuentran con una camada con esta de los labradores de diez perros, y directamente los tiran, los matan o los ahogan en un río”.

“Los galgos envejecen y ya no son útiles”

Los abandonos, explica Claudet Oddo, se producen en algunas razas más que en otras, pero llama la atención que cuando acaba la temporada de caza son muchos galgos los que dejan de ser útiles y son abandonados, “o lo que es peor, ahorcados”. No obstante, pone el acento en que “la mayoría de los cazadores respetan a los animales y los cuidan, pero la cantidad de galgos que son abandonados da que pensar sobre el trato que se da a estos animales”.

Por todo ello, se reproducen las noticias cada día sobre camadas de perros tiradas a la basura “lo que nos hace pensar en que, si muchas son encontradas, otras terminan directamente en el triturador del camión de la basura”.

Oddo, por ello, reclama a los dueños de animales que tengan en cuenta que “lo que tienen en casa es una vida”, y a su vez pide más ayuda para asociaciones como la suya, “que no contamos con ayuda de ningún tipo. Sólo hay ayuda para las perreras, de modo que la gente tiene que saber que cuando paga sus impuestos, estos van a las perreras, donde los animales son sacrificados”. Sólo en su refugio de Ayamonte conviven unos 150 animales entre perros y gatos, “y si no tenemos más ayuda, y la gente no se conciencia, es imposible seguir con nuestra labor”.

La situación que se vive en la protectora onubense es la misma, lamentablemente, pudiera vivirse en cualquier otra que se visite en suelo andaluz. La presidenta de la asociación San Francisco de Asís de Andujar (Jaén), Margarita Mata, lamenta que se ha convertido en algo “normal” ver “camadas de perros lanzadas a contenedores, o incluso como esparcen los perros por las calles para que la gente los vaya cogiendo, abandonándolos a su suerte”.

Mata entiende que solo la concienciación puede terminar con este problema, sobre todo porque las protectoras no dan a basto: “Cogemos todos los perros que podemos, a menos que haya una familia en acogida que nos pueda ayudar, pero ahora mismo tenemos más de cien perros y no podemos sobrepasar el número, porque es peligroso incluso para ellos mismos”.

Una forma distinta de trabajar en este sentido es la de adoptalo.com, una protectora sin sede física fija. Una de sus voluntarias en Cádiz, Cristina Blázquez, señala a eldiario.es/andalucia que todas las protectoras “sufren una enorme saturación”, con el matiz de que ellos intentan “sacar los animales de las perreras antes de que los sacrifiquen, ya que en estos días se observa un alto número de sacrificios, al no haber tantas adopciones como abandonos”.

Ante la saturación de las protectoras, Blázquez indica que se contacta con personas incluso en el extranjero, que pagan todos los gastos que pueda generar el animal, “de forma que salen de las perreras con toda su documentación en regla”.

Esta voluntaria pone el acento en “el lamentable espectáculo” del abandono animal, y lo centraliza en los galgos, “que dejan de ser útiles, y son dejados en cualquier sitio, en polígonos, en campos o vagando por las calles de cualquier ciudad”.

Penas “leves”

Entre las claves para que estos delitos se sigan produciendo podría estar el hecho de que las penas que se aplican a las personas que los cometen, cuando son identificadas, son relativamente leves, a juicio de Oddo.

Daniel Toscano, Graduado en Derecho, explica a eldiario.es/andalucia que la actual ley 11/2003, de 24 de noviembre, de Protección de los Animales de Andalucía establece como infracción muy grave el abandono de animales, lo que conlleva una sanción de 2.001 a 30.000 euros, “mientras que por otro lado, el artículo 337 del Código Penal castiga de tres meses a un año de prisión, e inhabilitación de hasta tres años para profesiones relacionadas con animales a quienes maltraten animales domésticos causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud”.

“En conclusión, el abandono de animales es por tanto un ilícito administrativo muy grave, pero no llega a la consideración de ilícito penal”, señala Toscano, que señala, con respecto a la autonomía local en este sentido, que los ayuntamientos no pueden sancionar por encima de 3.000 euros este tipo de casos, de modo que asesinar a sangre fría a una camada de perros suele salir bastante barato.

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