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Cigüeñas y gaviotas se alían para dispersar plantas en los arrozales de Doñana

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En los colegios o los jardines botánicos nos enseñan que las plantas se dispersan por diferentes mecanismos según la morfología de los frutos y semillas. Por ejemplo, que algunas plantas tienen semillas ligeras con pelos para dispersarse por viento, mientras otras tienen semillas que flotan durante muchos días para dispersarse sobre el agua.

Cuando una semilla es ingerida por un animal y la transporta por dentro, este proceso se llama “endozoocoria”, y nos enseñan que solo las plantas con un fruto carnoso pueden dispersarse así. En realidad, la naturaleza es más compleja y muchas otras plantas pueden dispersarse de una manera similar. Esto es especialmente cierto para las plantas con semillas relativamente pequeñas y duras que tienen más probabilidades de pasar intactas a través del sistema digestivo de un ave u otro animal. Por ejemplo, los patos se alimentan de una variedad de semillas, pero solo digieren algunas de ellas y una fracción importante sale intactas en las heces. Otras aves piscívoras o carnívoras pueden tragar semillas que están adheridas a sus presas, o incluso dentro de su estómago.

Hicimos nuestro estudio en los arrozales del entorno de Doñana, ocupando una buena parte de las antiguas marismas del Guadalquivir. Representan la mayor superficie (370 km2) de arrozales en España, y siendo una zona de enorme importancia para las aves acuáticas durante su migración otoñal y la invernada, principalmente durante y después de la cosecha de arroz entre septiembre y diciembre. Teníamos dos objetivos de investigación principales. En primer lugar, averiguar qué tipo de plantas se dispersan por las aves que se alimentan en los arrozales recién cosechados. En segundo lugar, investigar las diferencias entre aves de diferente tamaño y forma en las especies de plantas que dispersan. Comparamos dos de las especies de aves más abundantes, siendo la gaviota sombría (que nos visita desde sus áreas de reproducción en el norte de Europa) y la cigüeña blanca (que se reproduce tanto en Andalucía como en otras comunidades autónomas y en otros países europeos). Recolectamos sus excrementos y regurgitaciones en los muros donde descansan los bandos después de alimentarse en las tablas de arroz. Luego extraemos las semillas en el laboratorio, y las germinamos para confirmar su viabilidad.

Estas dos especies de aves dispersaron semillas de 21 plantas diferentes, ocho de las cuales son malas hierbas, cuatro son especies exóticas no autóctonas de España, y solo dos tienen un fruto carnoso. La mitad de todas las semillas eran del junco de sapo Juncus bufonius, que según la literatura es incapaz de dispersarse más de 100 m, mientras que estas aves pueden moverlas a distancias muy superiores. De hecho, debido a sus movimientos frecuentes entre los arrozales y otros humedales, un ave puede llevar las semillas por distancias que superan los 100 km (por ejemplo, hasta la Laguna de Fuente de Piedra). Sorprendentemente, no encontramos diferencias en la abundancia relativa de diferentes plantas entre las semillas dispersadas por cigüeñas o gaviotas, lo que refleja una estrategia de alimentación similar entre especies. Ambas aves se alimentan principalmente de los cangrejos rojos Procambarus clarkii que quedan expuestos cuando se cosecha el arroz, y que tienen semillas pequeñas pegadas en su caparazón. Cada día, las gaviotas y cigüeñas dispersan aproximadamente unas cien mil semillas dentro y más allá de los arrozales. Su tremenda movilidad las convierte en vectores ideales para esparcir malas hierbas entre diferentes tablas de arroz y hasta nuevos hábitats. La lección general es que los mecanismos de dispersión de las plantas no se pueden predecir de manera confiable inspeccionando la morfología de sus semillas, y que debemos prestar más atención a las aves y su capacidad para transportar una amplia variedad de plantas. Se necesita mucha más investigación sobre qué plantas se llevan dentro de las aves. Anteriormente, muchos autores han dado por hecho que las aves acuáticas solo llevan semillas por fuera en sus patas o plumas, siendo estos eventos raros y difíciles de estudiar. Sólo si se tienen en cuenta las aves acuáticas migratorias podremos predecir cómo las malas hierbas o especies exóticas ampliarán su distribución, y hacia dónde. Igualmente, estas aves proporcionan a las plantas nativas la oportunidad para colonizar nuevos hábitats y cambiar su rango de distribución, algo fundamental para adaptarse al cambio climático.

Este estudio se lleva a cabo en el marco de un proyecto financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad (CGL2016-76067-P: AEI/FEDER, EU) y una beca “La Caixa-Severo Ochoa 2016” para realizar la tesis doctoral (otorgada a Victor Martín-Vélez)

En los colegios o los jardines botánicos nos enseñan que las plantas se dispersan por diferentes mecanismos según la morfología de los frutos y semillas. Por ejemplo, que algunas plantas tienen semillas ligeras con pelos para dispersarse por viento, mientras otras tienen semillas que flotan durante muchos días para dispersarse sobre el agua.

Cuando una semilla es ingerida por un animal y la transporta por dentro, este proceso se llama “endozoocoria”, y nos enseñan que solo las plantas con un fruto carnoso pueden dispersarse así. En realidad, la naturaleza es más compleja y muchas otras plantas pueden dispersarse de una manera similar. Esto es especialmente cierto para las plantas con semillas relativamente pequeñas y duras que tienen más probabilidades de pasar intactas a través del sistema digestivo de un ave u otro animal. Por ejemplo, los patos se alimentan de una variedad de semillas, pero solo digieren algunas de ellas y una fracción importante sale intactas en las heces. Otras aves piscívoras o carnívoras pueden tragar semillas que están adheridas a sus presas, o incluso dentro de su estómago.