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¿Por qué resintonizamos la tele? Para dejar sitio al 4G

¿Por qué resintonizamos la tele? Para dejar sitio al 4G

José Manuel De la Rosa

Instituto de Microelectrónica de Sevilla —

En el último fin de semana del pasado mes de octubre, la mayoría de las emisoras de televisión digital comenzaron a dejar de emitir en sus canales o frecuencias habituales. Por ese motivo, los distintos medios de comunicación –y muy especialmente las emisoras de televisión– se encargaron de “bombardearnos” con continuos avisos para que sintonizáramos de nuevo nuestros televisores, con el fin de poder volver a ver nuestros canales favoritos, dando cumplimiento así a un mandato de la Comisión Europea que han venido en llamar “liberación del dividendo digital”. Con esta expresión con tintes mercantiles, han querido expresar el proceso por el cual, algunas emisoras de televisión deben dejar su “sitio” o frecuencia de emisión a la cuarta generación (4G) de telefonía móvil.

A la vista de esta noticia, muchas personas se estarán preguntando qué tendrá que ver su teléfono móvil con que no pueda ver su programa de televisión habitual si no ha sintonizado de nuevo su televisor. Para poder responder a esta pregunta, debemos comprender el concepto de espectro electromagnético, el cual trataremos de explicar en este artículo de una forma simple.

Todos los sistemas de comunicaciones que transmiten la información de forma inalámbrica, es decir, sin cables, lo hacen a través de señales eléctricas que se propagan en forma de ondas electromagnéticas. Estas ondas pueden descomponerse a su vez en un conjunto de ondas más pequeñas, que repiten la información contenida en ellas de una forma cíclica o periódica. La longitud de esos ciclos de onda que se repiten de forma periódica se le denomina longitud de onda, y a su magnitud inversa, frecuencia de la onda, la cual se mide en ciclos por segundos o hercios (y se representa por Hz) en honor al físico alemán Heinrich Rudolf Hertz (1857-1894), quien descubrió la propagación de las ondas electromagnéticas.

Las ondas electromagneticas se suelen agrupar en lo que se conoce como bandas de frecuencia, que en el caso de la mayoría de los sistemas electrónicos de consumo, se encuentran dentro del rango de las denominadas bandas de RadioFrecuencias o RF. El uso u ocupación de dichas bandas está sujeto a una serie de normativas y estándares de funcionamiento de cada sistema o aplicación, y/o a la legislación vigente en cada país o región, donde dependiendo de cada caso, pueden licenciar el uso de unas bandas u otras para fines diferentes. Así, por ejemplo, en España, las emisoras de radio de Frecuencia Modulada (FM) transmiten dentro de una banda comprendida entre 87.5 millones de hercios (o MHz) y 108MHz y las emisoras de Televisión Digital Terrestre (TDT) lo hacen entre 470MHz y 862MHz.

La modificación de las licencias de uso de las bandas radioeléctricas

Los teléfonos móviles de última gama, que se basan en su mayoría en la denominada cuarta generación (4G) de comunicaciones celulares, utilizan un estándar o modo de comunicación denominado LTE (de “Long-Term Evolution” o evolución a largo plazo), el cual emplea distintas bandas de frecuencia dependiendo de la zona del planeta en que se encuentren los usuarios. En Europa, por ejemplo, el estándar LTE incluye –entre otras– la banda de 800MHz. Y es aquí donde nos hemos topado con el problema objeto de este artículo. La parte del espectro electromagnético ocupado por algunas emisoras de TDT, y más concretamente los canales que emiten en frecuencias comprendidas entre 790MHz y 862MHz, se solapan con los sistemas móviles 4G que funcionan con el estándar LTE, no pudiendo ambos sistemas (TDT y 4G) ocupar dichas frecuencias simultáneamente, ya que esto ocasionaría problemas severos de pérdida y distorsión en la transmisión de las señales correspondientes.

Todo ello ha llevado a las autoridades competentes (Comisión Europea y Ministerio de Industria, Energía y Turismo en nuestro caso) a tener que modificar las licencias de uso de las bandas radioeléctricas que se habían otorgado a determinadas emisoras de TDT, de forma que queden libres para que puedan ser utilizadas únicamente por la telefonía móvil 4G/LTE, como se ilustra en la Fig. 1. En cualquier caso, la solución adoptada no deja de ser un reajuste (valga la redundancia), para “despejar” la ya congestionada zona del espectro electromagnético en el que se encuentran la inmensa mayoría de los sistemas de comunicación modernos.

En este escenario problemático y con el fin de que no vuelvan a producirse problemas de esta naturaleza en el futuro, ya se está trabajando en nuevas generaciones de teléfonos móviles que funcionarán en un rango de frecuencias muy superiores a las actuales, ocupando bandas del espectro electromagnético que van desde los 10GHz hasta los 100GHz. Estas bandas de frecuencia se corresponden con longitudes de onda del orden del milímetro, por lo que también se les conoce por sus siglas en inglés “mm-waves” u ondas milimétricas. Estas ondas milimétricas permitirán disponer de anchos de banda muy superiores (en varios ordenes de magnitud) a los actuales, incrementando así tanto la velocidad de la transmisión de datos –hasta varios Gigabits/s (Gb/s)– como la cantidad de servicios y contenidos multimedia que pueden ofrecerse desde un terminal móvil.

Sin embargo, para poder hacer realidad todas estas aplicaciones y servicios, se necesitan desarrollar nuevas técnicas y tecnologías para diseñar chips analógicos que sean capaces de procesar las mencionadas ondas milimétricas (de naturaleza analógica), sin encarecer el producto final ni perjudicar sensiblemente el consumo de batería. Todo ello requiere invertir un gran esfuerzo de investigación y desarrollo que servirá en un futuro que evitará problemas y molestias a los usuarios, como las experimentadas recientemente con la resintonización de un gran número de canales de la televisión digital del que hablábamos al comienzo de este artículo.

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