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Málaga: la reválida de los pactos en la Costa del Sol

Francisco de la Torre, alcalde de Málaga y candidato a la reelección

Néstor Cenizo

El panorama político en la provincia de Málaga sufrió un vuelco hace cuatro años: el PP perdió su formidable poder municipal, que incluía las alcaldías de todos los grandes municipios, aunque logró retener la capital, Fuengirola o Estepona. Cuatro años después, hay más dudas que nunca de que Francisco de la Torre, el alcalde de Málaga, logre conservar la alcaldía, y tampoco está clara la continuidad de Ángeles Muñoz, alcaldesa de Marbella en la segunda parte de la legislatura gracias a una moción de censura. Las elecciones municipales de 2019 se presentan como la reválida para certificar que las mayorías absolutas son cosa del pasado, y que los pactos son imprescindibles en un escenario electoral en el que aparecen cinco o seis grandes partidos de ámbito estatal y partidos locales bien arraigados.

Popular y carismático, Francisco de la Torre es en cierto modo un verso suelto en el PP. Son conocidas sus diferencias con Elías Bendodo, presidente provincial del partido y siempre el primero de la fila para sucederle. Pero la retirada de De la Torre, anticipada por la oposición y por algunos compañeros, nunca llegó (ni tras las elecciones de 2011, ni tras las de 2015) y vuelve a ser candidato, ahora con 76 años, con la declarada intención de agotar el mandato si es elegido. Tendría entonces 80 años.

Si hasta 2015 De la Torre era un alcalde del PP, en el último mandato ha sido la gran referencia municipal del partido. Ningún político del Partido Popular ha gobernado en los últimos cuatro años una ciudad tan poblada como Málaga (571.026 habitantes), de modo que su continuidad, avalada por cuatro victorias electorales (tres de ellas con mayoría absoluta) se convirtió casi en una necesidad o, al menos, la opción sensata.

Bendodo se marchó a Sevilla, así que De la Torre ofreció el número dos a José María García Urbano, alcalde de Estepona, con la probable intención de que le sucediera a mitad de mandato. El PP dijo que ni hablar, y es Susana Carrillo, una ingeniera industrial sin vinculación con la política activa hasta ahora, quien le secunda, con Teresa Porras como número tres. Es una lista sin sucesor aparente, lo que abre paso a la especulación: ¿acaso en este mandato –si se produce- no se va a especular con el relevo de De la Torre?

En la (hasta ahora) oposición se dicen más convencidos que nunca del desalojo de De la Torre, aunque los sondeos no confirman el sorpasso de Daniel Pérez, enésimo candidato socialista en medirse a De la Torre. Pérez apela a la inercia de la victoria de Pedro Sánchez. En las elecciones generales del pasado mes de abril, el PSOE logró la victoria en Málaga por primera vez en once años, mientras el PP se hundía al tercer puesto. Y es cierto que en los comicios municipales de 2015 la distancia se redujo (de 66.000 a 23.000 votos) y el PP perdió la mayoría absoluta que tenía desde 1999.  

Lejana la época de las mayorías absolutas, todo quedaría nuevamente a expensas de si la reedición del pacto del PP y Ciudadanos, con la posible suma de Vox, concede a De la Torre el número de concejales suficientes. Sin embargo, Juan Cassá (Ciudadanos) ya ha advertido de que “por supuesto”, podría también pactar con el PSOE.

A la izquierda, concurren por separado Adelante Málaga (suma de IU y Podemos) y Málaga Ahora, resultado del movimiento municipalista que en 2015 logró cuatro concejales, en gran parte por el apoyo de Podemos (hoy en Adelante Málaga). La dispersión del voto entre estos dos partidos y otros a la izquierda del PSOE (Cambiar Málaga o PACMA) anticipa un escenario en el que varios de ellos podrían no lograr representación (se requiere al menos el 5% de los votos emitidos), lo que facilitaría la suma a la derecha.

Mayorías absolutas y reedición de pactos

Igual de inciertas se presentan las elecciones en los grandes municipios de la provincia, en los que el PP perdió casi todo su poder en 2015, a pesar de lograr la victoria en la mayoría de ellos. Sólo mantuvo las mayorías absolutas de Fuengirola, Antequera, Alhaurín de la Torre y Estepona, que ahora volverá a poner en juego. En Marbella, Mijas, Benalmádena, Torremolinos, Vélez-Málaga o Ronda, perdida la absoluta perdió también la alcaldía.

Un drama para los populares, que vieron cómo la conformación de mayorías alternativas les alejó del poder en estos municipios, aunque pudieran sacarse una espina a mitad de mandato: en 2017, Ángeles Muñoz recuperó la alcaldía de Marbella gracias a una moción veraniega cocinada con Opción Sampedreña, que había sido socio del gobierno del PSOE en el primer tramo. Ahora, fuentes socialistas de Marbella creen que, en el peor de los casos para ellos, podrían consolidar una mayoría alternativa para desbancar nuevamente a la regidora.

En Mijas, Ciudadanos (que se hizo con el poder pese a ser la tercera fuerza) ha agotado el mandato con cinco concejales (incluido el alcalde, Juan Carlos Maldonado) frente a 20 de la oposición, un hecho insólito. No se entendió con Ángel Nozal (PP) en el primer tramo y rompió con el PSOE el pasado febrero. Nozal asegura que “nunca” volverá a pactar con Maldonado, de modo que las opciones de Ciudadanos para conservar el bastón de mando son escasas.

En Benalmádena, el PSOE ha gobernado integrado en una coalición de cinco de los siete partidos con representación: PSOE, Izquierda Unida, Alternativa por Benalmádena, Ciudadanos y Costa del Sol Sí Puede. Durante el mandato, Ciudadanos expulsó a sus concejales y Costa del Sol Sí Puede acabó desvinculándose de Podemos. Además, la concejala de Alternativa por Benalmádena ahora se presenta con el PSOE, IU y Podemos concurren por separado y el PP ha nutrido su lista con miembros de Vecinos por Benalmádena. Un galimatías al que se suman tres grupos locales, y que hace difícil incluso plantear el escenario de salida.

También está por ver si el PSOE y sus socios son capaces de reeditar los pactos que les dieron las alcaldías de Vélez-Málaga, Nerja o Torremolinos, donde el PP presenta nueva candidata (Margarita del Cid, íntima de Bendodo), después de la abrupta salida de Pedro Fernández Montes, apartado del PP después de 43 años en la política y veinticuatro como alcalde. “Me voy porque me echan”, dijo en marzo, antes de arremeter contra la candidata Del Cid, que fue durante años su teniente de alcalde.

Lejana ya la época de las mayorías absolutas, el PP deberá explorar la vía de posibles pactos si quiere alcanzar el poder municipal del que gozó hasta 2015, mientras el PSOE aspira a reeditar los gobiernos de coalición con los que puso fin, hace cuatro años, a la hegemonía popular en los grandes municipios de Málaga.

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