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Las familias andaluzas se aprietan el cinturón con la crisis

España, tercer país de UE en producción de carne de pollo y quinto en censo y producción de carne de vacuno

Olga Granado

Gastamos menos en alimentarnos, en nuestra ropa y en equipar el hogar, pero más en costearnos la vivienda, en formación, en energía (sobre todo luz y agua) y... en alcohol, tabaco y narcóticos. Es la radiografía de los presupuestos familiares que arroja un estudio publicado por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) y que compara el gasto medio por hogar antes y después de la crisis, es decir, tomando como referencia 2006 y 2012, año al que corresponden los datos más actualizados. De manera que, si en 2006 se gastaban 9.823,95 euros por persona y año de media, en 2012 han sido 9.527,22.

En este tiempo, el gasto medio por hogar en la comunidad autónoma ha caído un 8,89%. Donde más se han recortado los presupuestos familiares estos años ha sido en artículos de vestir y calzado (un 35% menos) y, sobre todo, en mobiliario, equipamiento del hogar y gastos corrientes de conservación de vivienda (39% menos). También se han ajustado el cinturón las familias en lo que destinan a transportes (un 28% menos que antes de la crisis) y a hoteles, bares y restaurantes, por un lado, y ocio, cultura y espectáculos, por otro, con prácticamente un recorte del 20% en cada uno de los casos. Igualmente, sale negativo (aunque en menor medida) el gasto medio por hogar en todos los demás indicadores contemplados, si se compara con los años anteriores a la crisis: alimentos y bebidas no alcohólicas, salud, comunicaciones y otros bienes y servicios.

Prioridades familiares: energía y educación

Por el contrario, el elevado precio de la vivienda y los gastos básicos que conlleva ha hecho que se tenga que gastar un 25% más de media por hogar en cuestiones como el pago del alquiler o la hipoteca, el agua, la electricidad y otros combustibles, el indicador que ha experimentado el mayor incremento en el periodo. Es de lo poco en lo que las familias han optado por incrementar el presupuesto, junto a lo que destinan a la enseñanza, que ha subido un 14,5% desde 2006 y se explica en función del interés por la formación en el que se están volcando muchos ciudadanos para poder entrar en el mercado laboral.

Y el tercer paquete de gastos que ha subido también, pero en menor medida, es el de bebidas alcohólicas, tabaco y narcóticos (un 2,5%). ¿Buscamos refugio en las drogas legales? Puede ser. Un ejemplo lo encontramos en el alcohol, donde se puede comprobar cómo ha ido variando el consumo porque la estadística incluye también las cantidades físicas en alimentación y bebidas. De este modo, en 2006 se calculaba una media de 32,83 litros consumidos por persona y año entre bebidas espiritosas, vinos y cervezas, mientras que en 2012 ha subido a 41,10.

Volviendo a la electricidad, destaca que tampoco parece que la crisis haya llevado a vigilar más el gasto en luz porque independientemente de la subida de los precios, también se ha incrementado el consumo medio por persona cada año. En 2012 ha sido de 1.423,48 kilowatios, frente a los 1.175,68 de 2006. Sí se han ajustado las familias en determinados alimentos como las carnes rojas (bovino y porcino), de las que si antes de la crisis se ingería por persona una media de 13,02 kilos por año, en 2012 la cifra se ha reducido a 10,98. Por el contrario, ha subido el consumo de ave (habitualmente más económica): de 11,29 kilos por persona y año de media en 2006 a 14,74.

Llamativo es también comprobar de dónde vienen estos ingresos en cada hogar. En este sentido, ha caído el gasto en los casos de hogares en los que la fuente principal de ingresos es el trabajo por cuenta ajena o propia y las pensiones contributivas y no contributivas (invalidez, viudedad y jubilación básicamente). Sin embargo, se ha disparado en aquellos que se sostienen con la prestación por desempleo (un 258%), como reflejo de una comunidad autónoma con elevadísimo índice de paro (por encima del 35%). La estadística también refleja que el sacrificio se ha concentrado en aquellas familias donde el sustentador principal tiene estudios inferiores a la primera etapa de educación secundaria, que acaparan casi la mitad del descenso en el consumo.

Por tipo de hogar, los que más han recortado han sido los compuestos por familias con uno o más hijos, seguidos por aquellos compuestos por un adulto con menores a su cargo, mientras que en los casos de personas que viven solas, han incrementado el gasto. Es especialmente notable en el caso de las personas que viven solas y son mayores de 65 años, dado que se refleja el hecho de que hayan tenido que hacerse cargo con sus pensiones de familiares que no pueden mantenerse por sí mismos. Igualmente, teniendo en cuenta el municipio de residencia, donde menos se ha notado la reducción es en los municipios menores de 10.000 habitantes, donde el gasto medio por hogar apenas ha variado (-1,05%) mientras que en las ciudades de más de 100.000 se ha reducido en un 13,02%.

El IECA explica que para la metodología de este estudio, desarrollado durante todo un año, se ha establecido un tamaño muestral a nivel nacional de 1.008 secciones censales, investigándose ocho viviendas en cada una de ellas. Esto supone una muestra teórica de 8.064 viviendas por trimestre.

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