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Alcalá la Real: la fortaleza codiciada en tiempos de frontera

Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota en Alcalá la Real (Jaén). / Juan Miguel Baquero

Juan Miguel Baquero

Era una posición codiciada. Un enclave fronterizo que pasó alternativamente de manos árabes a cristianas. Con su privilegiada ubicación, vivió siendo Qal’at Banu Said o de Benzayde desde el año 713 a 1341. De ahí su nombre actual, Alcalá la Real (Jaén). Como testigos de pretéritas épocas de desarrollo y apogeo perviven gran cantidad de restos arqueológicos. Y una imponente muestra del legado andalusí: el Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota.

La ciudad fortificada de Alcalá está casi a medio camino entre la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba. En las laderas del cerro de la Mota y de las Cruces. Su situación estratégica en primera línea de frontera fue tomada por Alfonso XI casi a mitad del siglo XIV, que la convirtió en principal plaza para emprender la conquista del reino Nazarí granadino.

El conjunto conserva la trama urbana original. El paseo puede extenderse durante horas, si se quiere, por las vetustas calles que pisaran los habitantes de esas tierras jiennenses durante siglos. Ahí están todos los elementos: murallas, torres, adarves, bodegas, el nevero, el barrio militar, la alcazaba, el bahondillo, los palacios… Y un original depósito que consuma el proverbio castillo sin aljibe, enemigo dentro.

El espacio monumental se presenta como un referente turístico y patrimonial, inserto en rutas como Caminos de Pasión y Tu historia Ciudades Medias Centro de Andalucía. Para entender lo que contiene, el visitante encuentra el Centro de Interpretación de la Vida en la Frontera y un audiovisual en el interior de la iglesia Mayor Albacial. Integra, de este modo, una oferta de ocio, cultura y aprendizaje que, con rigor histórico, permite un salto a tiempos de frontera, de lucha y también de convivencia e intercambio entre culturas.

Qué visitar

Además del Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota y la iglesia Albacial, el abanico que extiende Alcalá la Real se amplía. A trazos de la historia, por ejemplo, como el pintoresco barrio de las Cruces situado en la ladera del cerro que le da nombre y frente al de la Mota. O el yacimiento romano de Domus Herculana, rincones como la renacentista fuente Pilar de los Álamos, las atalayas que se crearon alrededor de la urbe, la fuente de la Mora, arquitectura religiosa y casas señoriales.

Dónde comer y dormir

Para comer. Platos de temporada: puchero, sobrehúsa, pepitoria, relleno de carnaval o las chullas (albóndigas de pescado). Otros platos de origen alcalaíno: arroz caldoso y la secretaria, ternera con salsa de tomate y verduras… Repostería: tortas de manteca, roscos de San Antón, magdalenas o mantecados de almendra, todo regado con el licor local de café: arresolí. ¿Dónde? Restaurante Hospedería Zacatín, Mesón Las Catacumbas, Taberna El Aguardentero o Cafetería La Plazhita.

Para dormir. Desde un cortijo andaluz tradicional, La Gineta, a casas rurales como Fuente del Rey, apartamentos Llaves de Granada y emplazamientos hoteleros como Zacatín o Torrepalma.

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