El turismo aragonés se pone elitista: pierde clientes pero mejora el margen al subir los precios
Los aragoneses viajan por Aragón menos de lo que lo hacían antes de la pandemia, y lo mismo ocurre con el resto de orígenes. Tanto menos como para que en los primeros tres trimestre de este año, de enero a septiembre, se hayan perdido más de medio millón de pernoctaciones de carácter turístico de los habitantes de la comunidad.
La tendencia coincide con otras dos: casi dos tercios de los trabajadores (63%) tienen el sueldo congelado en la comunidad en la que menos suben los que se revisan (es la única por debajo del 2%) mientras los precios de los alojamientos crecen de manera generalizada, menos que en otras zonas, pero en bloque.
Así, alojarse en un hotel era este verano un 3,9% más caro que el anterior en Aragón, donde los precios de esos establecimientos tocaban la pasada primavera su techo histórico al rebasar en más de un 16% los de finales de 2008, según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), que también sitúan en los niveles más elevados de la serie los ingresos por habitación disponible de este verano en el Pirineo.
Así, la tarifa media de más de 70 euros por habitación del pasado agosto en Aragón solo se queda por debajo de los más de 80 del verano de 2008, el de la Expo y el estallido de la burbuja inmobiliaria, niveles que sí se alcanzaron en Huesca, con 84 euros en agosto, mientras en Teruel pasaban de 75 y en Zaragoza se quedaban por encima de los 70.
Menos visitas con la nieve y el verano
Esa menor afluencia de visitantes también se ha dejado notar en los establecimientos de turismo rural, que tuvieron el pasado verano una media de 2.000 viajeros y 4.000 pernoctaciones menos que en los años anteriores a la pandemia.
Según la Encuesta de Turismo de Residentes del INE, los aragoneses realizaron en los nueve primeros meses de este año 7,02 millones de pernoctaciones de carácter turístico, un volumen que se queda 530.000 unidades por debajo del alcanzado en 2019, a 650.000 del logrado en 2018 y a más de 700.000 y de 1,6 millones de los de los dos ejercicios anteriores.
El pinchazo del turismo interior en Aragón tras la pandemia, que se da junto con una menor actividad turística de sus habitantes hacia otras áreas del Estado, parece claro tras haber resistido a lo largo de la crisis sanitaria, durante la que la merma osciló entre el 19% y el 31% sin caer nunca por debajo de los 5,2 millones de pernoctaciones.
El hecho de que esos registros incluyan una parte del año en la que se encuentran las dos temporadas de mayor potencia y atractivo de la comunidad, como son el esquí invernal y el verano, tienen entidad suficiente como para invitar a alguna reflexión, ya sea sobre los atractivos del país y/o sobre la capacidad de sus habitantes para disfrutar de ellos.
Mayor rentabilidad con menos clientes que pagan más caro
En este sentido, la Encuesta de Turismo de Residentes del INE ofrece algunos otros datos que pueden resultar de utilidad a la hora de afrontar esa reflexión acerca del sector turístico aragonés.
La caída de las pernoctaciones en general, incluyendo las realizadas españoles de otras comunidades y por extranjeros en los establecimientos de la comunidad, que es del 10% al 18%, con 19,7 millones en los primeros tres trimestres de 2022 frente a una horquilla de 21,8 a 24 entre 2015 y 2019, coincide con un aumento del coste de esos servicios.
En este sentido, mientras la duración media de los viajes se mantiene por encima de los cuatro días, tanto el gasto por persona como el gasto medio por persona se están disparando claramente por encima de los registros previos a la pandemia.
Los 251 euros por viaje de enero a septiembre de este año superan con claridad cualquier registro anterior, con una diferencia al alza del 6% sobre los 236 de 2019, mientras el gasto medio diario supera por primera vez los sesenta.
Esa combinación de menos viajeros a precios más elevados no está siendo, no obstante, negativa para el sector, ya que el gasto total se sitúa en 1.190 millones de euros, un volumen de dinero que solo se ve superado por los de 2018 (1.244) y 2018 (1.213), aunque con un desfase menor (1,9% y 4,4%) que el que se da en el número de clientes, lo que apunta a una clara mejora de los márgenes.
La evolución se enmarca en los pronósticos de entidades como Exceltur, partidarias de un giro del sector turístico hacia niveles de mayor calidad y precio, es decir, a un viraje del negocio hacia usuarios de mayor poder adquisitivo en detrimento del turismo popular de las últimas décadas.
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